Berlín quiere prohibir circular a cualquier coche de combustión a partir de 2030
El ministro federal de Transporte ha señalado que es necesario «llevar las innovaciones alemanas en el coche eléctrico más rápido a las calles»
La política de prohibición de circular a coches con motor diésel en determinados tramos del centro de Berlín ha resultado un fiasco e incluso la policía local ha reconocido públicamente su incapacidad para vigilar y hacer cumplir esa normativa, que entró en vigor en 2019. Pero la senadora de Medio Ambiente del gobierno regional de la ciudad-estado, Regine Günther, del partido Los Verdes, está dispuesta a poner remedio en una huida hacia adelante y planea prohibir totalmente la conducción de vehículos impulsados por motor de combustión en la capital alemana a partir de 2030 . Ese año debería estar en vigor la prohibición en los distritos interiores del anillo S-Bahn, que podría compararse con la M30 de Madrid, y desde 2035 en toda la ciudad .
Según ha reconocido Günther al diario Berliner Morgenpost, la iniciativa corresponden al proceso de implementación de los planes previamente anunciados para sacar definitivamente los automóviles con motores de combustión de la ciudad . Según este mismo periódico, las prohibiciones de conducir en la coalición rojo-rojo-verde de Berlín siguen siendo controvertidas.
El Senado anunció el estado de «Emergencia climática» para Berlín el pasado mes de diciembre y adelantó que a mediados de enero se presentaría un plan de acción detallado sobre cómo la capital podría volverse neutral respecto al clima lo más rápidamente posible. La propuesta de Günther está ya en el Senado e incluye prescindir totalmente de los coches para convertir la capital alemana en una «Zona de Cero Emisiones»
«Seguir adelante con la política climática y energética ya no es una opción», explica la responsable del proyecto de ley del Senado, que será debatida el 28 de enero. Argumenta que las emisiones de dióxido de carbono del transporte de Berlín aumentaron un 11% entre 1990 y 2017. Por esta razón, justifica, la entrada a la zona medioambiental debería estar prohibida para vehículos con motores de combustión interna a partir de 2030.
Junto a esta propuesta y para obtener más dinero para la expansión del transporte público local, el Senado deberá discutir nuevas opciones de financiación, como un peaje en el interior de la ciudad o un impuesto de transporte local que deberían pagar los conductores. Günther prevé la gestión del aparcamiento, cobrando también durante la noche, e incrementar las tarifas de estacionamiento para residentes. El alcalde de Berlín, el socialdemócrata Michael Müller, también se apega a su objetivo de un billete anual de 365 euros para autobús y tren. Sin embargo, la compañía de transporte de Berlín es crítica con este proyecto, porque no se le aclara de dónde debería venir el dinero para el personal y los vehículos.
Günther también insta al Senado y al Estado de Berlín a dar un buen ejemplo que espera sea seguido, no solo en otras ciudades alemanas sino también en otras capitales europeas. «Las autoridades y las empresas estatales deben convertir sus flotas en unidades libres de emisiones para 2030 porque no hay más tiempo», ha dicho.
Gran preocupación de la industria
La noticia es acogida con gran preocupación por la a industria automovilística alemana, otrora pilar del motor económico europeo y que actualmente atraviesa una difícil situación. El sector, que representa la cuarta parte del conjunto de la industria alemana, que a su vez supone el 30 % del PIB del país, ha visto en 2019 caer su producción a 4,7 millones de vehículos (una contracción del 9% respecto al 2018) y exportó 3,5 millones (un 13% menos), según los datos de la patronal del automóvl VDA.
A pesar de que, en un intento de subrayar lo positivo de los datos, la VDA destaca que en 2019 aumentaron las matriculaciones con respecto a 2018 en alrededor de 3,6 millones, lo que supone un aumento del 5%, lo cierto es que la cifras recuerdan a la crisis de 2009, cuando Alemania sufrió una caída generalizada de sus exportaciones y de su PIB anual en más del 5% .
Otra cifra que describe la crisis es que la industria automotriz alemana siempre había producido más de cinco millones de unidades anualmente desde 1997, con la única excepción de 2009, y la producción de 2019 perdió ese suelo y marcó una tendencia negativa que se afianzará sin duda con medidas públicas como la que está debatiendo Berlín y podría extenderse a más ciudades.
«Tenemos que llevar las innovaciones alemanas en el coche eléctrico más rápido a las calles», ha dicho el ministro federal de Transporte, el socialcristiano Andreas Scheuer, «adecuarlas al uso diario». Las cifras muestran que los productores alemanes de coches no acaban de despegar en el mercado alternativo a los combustibles fósiles. Según datos oficiales, del total de más de tres millones y medio de utilitarios matriculados en Alemania en 2019, algo más de 300.000 eran completamente eléctricos, híbridos o estaban alimentados con gas natural o gas licuado. La meta oficial del gobierno de Merkel es que haya entre siete y diez millones de coche eléctricos en Alemania para 2030, con primas de compra para coches eléctricos y un mayor red de puntos de carga en todo el país.
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