Baviera pone freno al lenguaje inclusivo de género en la Universidad

Las clases se eternizaban, de modo que el presidente de la región ha puesto veto a la utilización de todas las terminaciones en los sustantivos, porque están «en contra de la exageración y de perder el sentido de la proporción»

El ministro de Finanzas regional de Baviera, Markus Söder, de la Unión Cristianodemócrata (CSU)

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«Es que estábamos llegando a un punto absurdo», celebra Katrin, estudiante de tercer trimestre de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich, que celebra el Gobierno regional haya decidido poner freno al lenguaje inclusivo de género. Katrin recuerda las clases on line durante el curso pasado, en las que la explicación más sencilla se eternizaba debido a que el profesor se veía obligado, no solamente a utilizar él todo el catálogo de artículos determinados posibles delante de los sustantivos, sino además a corregir a cada alumno que, en sus preguntas o intervenciones, no hiciera lo mismo. «Te podías dormir tranquilamente un rato y al despertar el tema seguía prácticamente donde lo dejaste», bromea al respecto. Por eso recibe la nueva normativa como «una cuestión de sentido común».

El gobierno regional bávaro ha decidido poner límite a la expansión del lenguaje inclusivo de género, tanto en los escritos oficiales como en la Universidad. Así lo ha anunciado el presidente regional, Markus Söder, tras la última reunión del gabinete. «Que no quepa duda sobre nuestra apuesta por la igualdad, por supuesto que se trata de una meta importante, tenemos un gobierno paritario, y también en la dirección del partido (CSU)», puso por delante. «Y por supuesto que necesitamos un lenguaje sensible con este asunto, de manera que en los escritos oficiales mantendremos pautas de igualdad, pero estamos en contra de la exageración y de perder el sentido de la proporción».

Söder definió que «queremos un equilibrio correcto que no sobrecargue el lenguaje». Por eso los ministros de Asuntos Sociales, Carolina Trautner, y Ciencia, Bern Sibler, han dirigido cartas a las universidades bávaras en las que se pide que no se sancione a los alumnos o profesores que no utilizan ese tipo de lenguaje. «Los asteriscos, los guiones bajos o los dos puntos no deben ser obligatorios -siguió-. La idea es que cada uno pueda expresarse como quiera, el lenguaje ha de ser libre y esas normas no deben ser obligatorias». «Vivamos y dejemos vivir, con moderación y sin sanciones, esa es la idea», resumió.

En su carta a las universidades bávaras, el ministro regional de Ciencia, Bernd Sibler se ha referido a las reglas actuales del Consejo de Ortografía. «Hemos señalado expresamente que el lenguaje inclusivo de género no se puede exigir en los exámenes», ha confirmado. La ministra de Asuntos Sociales Carolina Trautner, ha enfatizado por su parte que «por supuesto que las mujeres tienen que encontrarse en el idioma, pero también estamos obligados a utilizar un lenguaje comprensible. Los asteriscos y los guiones bajos no se pueden leer sin barreras. Las personas con discapacidad visual, en particular, tienen grandes dificultades con esto».

En las universidades alemanas se impuso primero la sustitución del plural genérico por la separación de géneros y posteriormente, para acortar, se ha optado mayoritariamente por el asterisco o los dos puntos en sustitución de la vocal correspondiente, que pretenden combinar todos los géneros, como la palabra Bürgerinnen, que vendría a significar 'ciudadanxs'. «El hecho es que el asterisco de género carga increíblemente los textos con palabras y signos que no tienen nada que ver con el contenido y a veces incluso lo opacan», dice Doris Mendlewitsch, autora y consultora de comunicación, «el asterisco viene en realidad del lenguaje computacional, donde es un marcador para todo tipo de cosas». Dos tercios de los alemanes, sin embargo, rechazan el lenguaje antigénero, según una encuesta del instituto de estudios de opinión Infratest Dimap, fundamentalmente porque complica la lectura, especialmente para las personas con más dificultades y no nativos, lectura o a hablantes no nativos y porque causa verdaderos problemas de aprendizaje en los primeros cursos escolares.

A escala federal, la secretaria de Estado alemana de Digitalización, Dorothee Bär, ha firmado junto con un grupo de intelectuales y artistas alemanes un manifiesto encabezado por la reivindicación 'Igualdad de género sí, locura no'. «Hemos llegado a un punto gaga del uso del lenguaje que no creo, sinceramente, que sirva para nada a las mujeres», ha defendido la política conservadora bávara. El manifiesto, una carta abierta publicada por la Asociación de la Lengua Alemana, con sede en Dortmund, y redactada por el crítico lingüístico, Wolf Schneider condena estas «formaciones lingüísticas ridículas» y ha recibido más de diez mil adhesiones, entre las que destacan las del filósofo Rüdiger Safranski , el novelista Peter Schneider, el actor Dieter Hallervorden, el periodista exdirector de 'Bild Zeitung' Kai Diekmann, las autoras Angelika Klüssendorf y Cora Stephan y el director de los servicios de inteligencia alemanes Hans-Georg Maassen.

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