Los bandazos de Sanidad con los datos comprometen las investigaciones académicas
Tres científicos relatan cómo afrontan las modificaciones en los informes de Sanidad para continuar con sus trabajos sobre la pandemia
Aunque parezca mentira, todavía hay valientes que no se rinden. Con el paso de las semanas han sido muchos los investigadores que han dado un paso a un lado al comprobar cómo las continuas modificaciones metodológicas que el Ministerio de Sanidad ha introducido en los informes del coronavirus daban al traste con su trabajo . Pero todavía quedan algunos que no tiran la toalla, pese a las zancadillas, e invierten su tiempo, esfuerzo y capacidad en intentar establecer modelos predictivos que ayuden, ya sea los gobernantes o a la sociedad, a entender mejor la peor pandemia de nuestra era.
Amanda Fernández y Stefano Cabras son dos de estos supervivientes que siguen en un combate que a ojos de terceros podría parecer estéril. Las predicciones estadísticas son más efectivas cuanto más estables sean los datos con las que se realizan. Por ello ambos admiten que les resulta muy difícil interpretar la información que facilita el Ministerio sobre contagiados, hospitalizados, curados o fallecidos por Covid-19 cuando, de un día para otro, algunas de estas variables desaparecen como por arte de magia.
«Es horrible. Entiendo que pueda haber cambios. Bueno, más bien lo entendía al principio. Ahora que casi llevamos tres meses de pandemia no sé qué pensar…», suspira Fernández, investigadora postdoctoral en la Universidad Humboldt de Berlín, que forma parte de un grupo de investigación que intenta predecir el comportamiento de la pandemia. «En el grupo de investigación no hay semana en el que no haya alguien que se pregunte por qué narices estamos haciendo esto», reconoce.
«Los continuos cambios generan una incertidumbre social increíble, ya no te fías de nada», admite, por su parte, Stefano Cabras, profesor del departamento de Estadística de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), quien recientemente ha finalizado una investigación que actualmente ha puesto en revisión y que se basaba en tres variables de las ofrecidas por el Ministerio: contagiados, fallecidos y recuperados.
«Lo he dejado como está»
«Pero no puedo actualizarlo a partir de ahora porque decidieron eliminar la serie de recuperados. Lo he tenido que dejar como está», lamenta Cabras, quien siente que otros colegas hayan tenido que desistir al comprobar la escasa fiabilidad de los datos de Sanidad. «Había gente muy competente en Valencia, por ejemplo, que lo ha dejado al ver que no se podía hacer nada con los datos, que no eran buenos», suscribe Cabras.
Quizá se refiere al grupo de investigación MUNQU (Modelling Uncertainty Quantification) de la Universidad Politécnica de Valencia que, a principios de abril y cuando comenzaron los problemas graves en los informes, emitieron un comunicado anunciando que iban a paralizar sus predicciones -bastante afinadas- para revisar su modelo: «Lo sentimos mucho y esperamos pronto publicar nuevos informes corregidos, si bien será difícil que sean aplicables a toda España por la falta de homogeneidad de los datos en las diversas comunidades autónomas».
«Es que si tienes un protocolo de medición y de repente lo cambias, todo lo que tenías anteriormente no sirve para después», expone Cabras, quien reconoce que, en cuanto comenzó a ver problemas en algunas series estadísticas del Ministerio, directamente decidió no incluirlas en su informe.
Mejor en otros países
«Cuando empezamos con las predicciones, los datos venían de una manera, pero luego te cambian la estructura del a base de datos y tienes que volver para atrás rehacerlo todo», rememora Fernández, quien también echa en falta que el Ministerio sea más transparente al ofrecer los datos: «No entiendo que no haya una web completa con todos los datos y luego tú descargues los que te interese. Transparencia total, que cada uno con sus conocimientos aproveche lo que pueda pero que tenga todo a su disposición».
Fernández explica, en este sentido, que hace semanas solicitó a un contacto en Alemania para un pequeño estudio sobre la evolución del coronavirus allí. «Los alemanes son gente muy organizada y muy ordenada», arranca la investigadora, quien destaca que recibió información muy detallada, al contrario que en España. «Eran datos mucho más desagregados con información por genero, grupo de edad, los casos… vamos, la información era como yo querría que dieran aquí», resuelve Fernández.
«Hay cosas en España que no entiendo», subraya el profesor Cabras, que pone como ejemplo el modo en el que se están ofreciendo datos estadísticos en Italia, a su juicio, más certero y efectivo que el español. «Lo han hecho todo muy sencillo. Protección Civil centraliza los datos y tiene los datos individualizados».
Al margen de la recogida de información, ambos coinciden en que las variables sobre las que informa Sanidad tampoco están demasiado definidas. «Echo en falta una definición clara de los parámetros», manifiesta Fernández, quien continúa: «Al principio teníamos muchos problemas para saber qué era un caso. Como no había test, la definición de caso era totalmente diferente. En Cataluña era solo aquellas personas con PCR positiva pero a nivel general, si no lo entendí mal, era positivo por test o sintomatología», rememora la investigadora, quien confiesa que tiene la impresión de que «cada Comunidad hace lo que quiere».
Este hecho, como el resto de cambios metodológicos , «induce variabilidad que no está ligada a la pandemia», como censura el profesor Cabras y, a buen seguro, continuará dando problemas a investigadores que, él y Fernández, intenten poner su experiencia a disposición de la sociedad para elaborar trabajos de investigación sobre la pandemia. No obstante, avisan. No se van a rendir tan pronto, como advierte Fernández: «Intentamos hacer lo que sabemos con lo que tenemos. Es mejor intentar hacer algo que quedarte de brazos cruzados. Seguramente cuando vuelva a haber problemas, nos enfadaremos. Pero seguiremos».
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