La UE avisa de que puede bloquear la exportación de vacunas al Reino Unido
Ya es oficial: el objetivo de un 70% de adultos europeos vacunados no llegará hasta el fin del verano. El «pase covid» puede salvar las vacaciones
El jueves de la semana que viene se celebrará un Consejo Europeo virtual en el que los jefes de Estado o de Gobierno de los Veintisiete intentarán dar a los ciudadanos un horizonte para este verano . La presidenta de la Comisión Europea, ... Ursula von der Leyen , les ha preparado ya su propuesta de un certificado de vacunación que deberá ser el instrumento para poder empezar a restablecer la movilidad y con ella los sectores económicos que se han congelado con la pandemia de Covid-19. Pero lo más importante seguirán siendo las vacunas y, en este sentido, la presidenta ratificó su promesa de que «el 70% de la población europea adulta estará vacunada a finales de verano». No en verano o durante el verano, sino «al final del verano», es decir, después de las vacaciones.
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Europa tratará de restablecer el suministro de vacunas, incluso con la amenaza de prohibir la exportación de las dosis fabricadas en Europa a los países que bloquean la llegada a la UE de las que producen en su territorio -en clara alusión al Reino Unido pero también a Estados Unidos-. Von der Leyen anunció también que se dispone a invertir en las farmacéuticas «fiables» como la alemana BioNTech -asociada a la norteamericana Pfizer- para garantizar que los europeos dispondrán en el futuro de dosis suficientes de las futuras vacunas y que no volverá a suceder lo mismo que ahora.
Potestad a los países
La propuesta de la Comisión para poner en marcha ese certificado verde, que no quiere que se denomine pasaporte, tiene todavía un largo camino legislativo. La idea esencial del proyecto aprobado por el Colegio de Comisarios se ha centrado en los aspectos de compatibilidad entre los Veintisiete y los factores técnicos que necesitarán de la creación por parte de la Comisión de un ‘superservidor’ para garantizar el reconocimiento de esos certificados, sin que los datos personales lleguen a moverse de donde están, en sus respectivos países, para no entrar en batallas jurídicas con la legislación sobre privacidad.
Con el objetivo de evitar una disputa entre las diferentes sensibilidades de los países del sur -España, entre ellos, como ratificó ayer la ministra Carolina Darias, esperan el pasaporte como agua de mayo para restaurar el turismo- y los más escépticos, la propuesta de la Comisión deja a cada Gobierno la potestad de decidir qué tipo de actividades y usos se le dará al documento, con tal de que no haya discriminaciones entre los ciudadanos. Lo único que propone el Ejecutivo comunitario es «facilitar la libre circulación» en el interior de la UE.
Las primeras en dar la bienvenida a esta idea han sido las líneas aéreas que publicaron enseguida un comunicado diciendo que esta idea será « una herramienta esencial para restablecer los viajes y el turismo en Europa» . Este certificado será asumido también por los tres países del Espacio Económico Europeo (Noruega, Islandia y Liechtenstein) y se prepara también una equivalencia con Suiza. En el caso de los viajeros que provienen del Reino Unido -y que en España son el primer mercado turístico- por ahora Londres no ha mostrado interés en participar, por lo que se mantendrá un régimen de reciprocidad, es decir que se aplicará a sus ciudadanos el mismo criterio que ellos apliquen a los europeos. Ese documento tendrá fecha de caducidad, vinculada a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) anuncie que considera que la pandemia ha terminado, pero se pretende mantener la estructura de este mecanismo por si en el futuro fuera necesario volver a utilizarlo. Muchas organizaciones cívicas de toda Europa están preocupadas por las consecuencias que ello pueda acarrear en términos de libertades individuales. La Comisión ha previsto un sistema de supervisión en el que juzgará si los países hacen un uso «razonable, justificado y proporcionado» del certificado vacunal.
Sin embargo, la presidenta Von der Leyen puso el acento en su comparecencia ante los periodistas en el avance de la vacunación y en mantener el objetivo de que el 70% de los adultos europeos hayan recibido alguna de las que se han aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) a finales del verano. En el segundo trimestre, la Comisión espera recibir 55 millones de dosis de la vacuna Johnson&Johnson, que requiere un solo pinchazo, 200 millones de dosis de la de Pfizer-BioNTech y 35 millones de la de Moderna. Por el contrario, se espera que la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca entregue solo 70 millones de dosis a finales de junio en lugar de los 180 millones previstos en el contrato con la Unión Europea. En varios países esa vacuna está suspendida por la aparición de efectos secundarios indeseados y se espera para hoy el nuevo dictamen de la EMA, que está haciendo un análisis más intenso de este preparado y que, pese a todo, es muy probable que lo vuelva a recomendar como hizo ayer la OMS.
Reciprocidad
El síntoma más evidente de que el uso de este preparado desarrollado en el Reino Unido seguirá usándose en la UE es que Von der Leyen volvió a decir que podría bloquear las exportaciones de vacunas a Gran Bretaña para salvaguardar estos escasos suministros, a menos que el Reino Unido autorice el envío al mercado europeo de dosis producidas en su territorio. «Queremos ver reciprocidad y proporcionalidad en las exportaciones y estamos listos para usar cualquier herramienta que necesitemos para cumplir con eso», dijo la presidenta al término de la reunión del Colegio de Comisarios en la que se analizó el impulso que se necesita en la llegada de vacunas contra el Covid-19. «Se trata de asegurarnos de que Europa reciba la parte que le corresponde en justicia». Hasta ahora, Gran Bretaña ha recibido diez millones de vacunas producidas por AstraZeneca en sus instalaciones en territorio europeo y, sin embargo, a este lado del Canal, «aún seguimos esperando que vengan vacunas de Reino Unido».
Sorprendentemente, en Londres se conoció ayer una carta enviada por AstraZeneca al Servicio Nacional de Salud (NHS) en la que la farmacéutica habría advertido que se verá obligada a reducir el número de dosis que les suministra a partir del 1 de abril. Todo parece indicar que las presiones de la Comisión surten efecto y que estos laboratorios se verán obligados a ser más equilibrados en sus suministros. Von der Leyen había dicho que «Europa está tratando de hacer que la cooperación internacional funcione, pero las carreteras abiertas corren en ambas direcciones. Es difícil explicar por qué las vacunas producidas en la UE van a otros países que las elaboran, pero casi nada viene hacia nosotros». Es muy probable que, al final, los británicos se queden con lo que se fabrica dentro de sus fronteras y la UE con lo producido en su territorio.
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