Autoritario y sin empatía: así es George Pell, el cardenal será procesado por abusos sexuales
George Pell, que fue jugador de rugby en su juventud, ha pasado por el Vaticano como un elefante por una cacharrería, y casi nadie le echa en falta desde que se marchó a Australia en excedencia hace ya diez meses
George Pell , que fue jugador de rugby en su juventud, ha pasado por el Vaticano como un elefante por una cacharrería, y casi nadie le echa en falta desde que se marchó a Australia en excedencia hace ya diez meses.
El corpulento cardenal australiano es un superdotado intelectual -como lo demuestra su doctorado en Oxford y su capacidad de gestión- pero sufre de una escasísima « inteligencia emocional », manifestada en la falta de empatía respecto a las víctimas de abusos sexuales en su país y la incapacidad de trabajar en equipo con otros altos responsables del Vaticano.
Como secretario de Economía, un cargo de nueva creación destinado a unificar las finanzas, Pell logró irritar a tantas personas que el Papa Francisco tuvo que retirarle parte de las competencias y devolverlas a la APSA -Administración del Patrimonio de la Santa Sede- al tiempo que la secretaría de Estado le frenaba en un par de ocasiones en que excedió sus competencias.
Su aire de superioridad anglosajona y su actitud derogatoria hacia los italianos llegaron al colmo cuando denunció en una publicación inglesa haber descubierto « fondos ocultos » de gran envergadura que eran, en realidad, reservas fuera de balance perfectamente conocidas por la secretaría de Estado.
Fue la gota que colmó el vaso. La arrogancia provocó su caída para alivio general de una Curia vaticana, que prefiere trabajar sin sobresaltos y con buenas maneras.
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