Australia, la nueva tierra prometida de los jóvenes españoles
Desde 2004 se ha multiplicado por diez el número de personas que viajan desde España con un visado de estudiante para trabajar y formarse
Más de medio millón de personas residían en junio de este año en Australia con un visado de estudiante. El sector de la educación internacional es una de las principales fuentes de ingresos de un país que comienza a consolidarse como el nuevo destino estrella entre los jóvenes.
El caso de Ainara , una joven española de 22 años, es un claro ejemplo. «Yo en tercero de carrera hice un Erasmus en Bélgica y me di cuenta de que me quería ir fuera». Después de aquella experiencia le ofrecieron unas prácticas en Australia, y aunque en principio el país no le llamaba la atención, decidió hacer las maletas e irse.
Muchos ven en Australia un exotismo que no ofrecen los destinos a los que los jóvenes más afortunados han tenido la suerte de viajar desde adolescentes. «Yo me quería ir lejos . En Inglaterra ya había estado de pequeña y no me llamaba tanto la atención», reconoce Rocío . Con 24 años decidió viajar sola durante un año por Asia y Oceanía. Esa aventura incluía una estancia de cinco meses en Australia, que fue posible gracias a la obtención de un visado de estudiante con el que el gobierno australiano permite a los menores de 30 años residir en el país si se matriculan en un curso oficial a tiempo completo.
Trabajar y estudiar
Eduardo Casado, fundador de Australian Way, una de las múltiples agencias que se dedican a organizar estas experiencias, cree que esa visa es uno de los principales atractivos del país, ya que permite compatibilizar los estudios con un trabajo a tiempo parcial , algo que no es posible en otros países. «Nuestros aventureros no solo viajan allí con el fin de seguir formándose y ponerse a prueba a sí mismos en un ambiente multicultural, sino que lo pueden hacer compaginándolo con un trabajo que les permita financiarse la estancia allí», apunta Casado. En España las concesiones de este tipo de visados se han multiplicado por diez en los últimos quince años.
La mayoría se decanta por un curso de idiomas, aunque perfeccionar el inglés no es el objetivo prioritario de todo el mundo. Álex reconoce que lo que él buscaba era «encarar mi vida hacia mis pasiones: viajar y el deporte». Este joven andorrano llegó con 26 años a Gold Coast, en el estado de Queensland. Allí aprovechó las ventajas del visado de estudiante para sacarse un curso de monitor de surf y se quedó en el país un año y medio.
Motivaciones
La aventura y el idioma no son las únicas razones que mueven a estos jóvenes. Marta F. Pedrera trabaja en Experience Australia, una empresa que desde 2004 organiza estancias en este país, y asegura que desde entonces se ha producido un cambio en el perfil de sus clientes. «Cuando empezamos, el estudiante español viajaba a Australia al terminar la carrera para estudiar inglés y disfrutar de un ‘gap year’ (año sabático) antes de ponerse en serio a buscar un trabajo en España». Pedrera detecta hoy otra mentalidad: «A los jóvenes españoles les gustaba Australia, pero todavía pensaban que España era el mejor país del mundo para vivir. Ahora muchos no quieren volver por la situación económica y laboral y encadenan visados para quedarse en Australia incluso años».
Víctor , un ingeniero aeronáutico de 32 años, es uno de esos españoles que ha decidido permanecer en el país trabajando mientras estudia un Diploma en gestión de proyectos. Llegó allí hace siete meses movido por la necesidad de demostrarse a sí mismo «de lo que era capaz».«Me encontraba quemado laboralmente y con ganas de perfeccionar mi inglés. Tenía alguna oferta para ir a trabajar a Reino Unido, pero era un poco más de lo mismo… Mi duda estaba entre Canadá y Australia y, puesto que como estudiante extranjero en el primero no te permiten trabajar, me decanté por Australia», explica Víctor.
Las buenas condiciones laborales (el salario mínimo es de casi veinte dólares la hora, uno de los más altos del mundo ) es otro de los atractivos del país. Los jóvenes pueden financiar su estancia allí trabajando en empleos de baja cualificación. «Aquí, un estudiante trabajando en hostelería o de ‘cleaner’ a media jornada puede vivir. En Sydney o Melbourne quizá va a ir muy pillado, porque los alquileres son bastante caros, pero me planteo la misma situación en Madrid o Barcelona y es directamente inviable», apunta Víctor.
El precio de la aventura
El elevado precio de los alquileres es una de las principales preocupaciones de estos jóvenes. «Los dos grandes inconvenientes de Australia son el transporte y el alquiler, son muy caros», señala Ainara. Ella pagaba 150 dólares a la semana por una habitación en un piso compartido con otras siete personas. Es una situación similar a la que describen Rocío y Adelaida. La primera vivió en un piso compartido en Sydney por 180 dólares a la semana. Por su parte Adelaida, aunque no llegará a esta ciudad hasta mediados de este mes, ya ha podido comprobar que la mayoría de las ofertas son bastante caras. «Entre los 600 o 650 dólares a la semana », concreta. Al coste de la vida allí hay que sumarle el del viaje. «Alguien que viaja a Australia a hacer un curso de inglés de seis meses, por ejemplo, necesitará unos 6.000 euros para pagar el curso, visado, seguro de estudiante y vuelo de ida y vuelta», aclaran desde Experience Australia.
A sabiendas del esfuerzo económico que supone esta experiencia para muchos clientes, las agencias advierten de las dificultades que puede tener un estudiante de encontrar un trabajo «de lo suyo» y prefieren no generar falsas expectativas . «Tenemos la responsabilidad de pintar las expectativas muy reales para que los clientes no sufran un desengaño», aclara el fundador de Australian Way. «Ese mensaje de que hagas primero un curso para mejorar tu inglés y ya luego se te irán abriendo puertas es falso», señala Marta F. Pedrera, de Experience Australia.
«Un país de oportunidades»
Casi todos los jóvenes aterrizan en el país con un visado de estudiante o con una visa «Work and Holiday». Eso les permite trabajar en Australia, pero de forma limitada: con el primero, no pueden tener más que una jornada a tiempo parcial durante el curso y con el «Work and Holiday» no pueden estar más de seis meses en una misma empresa. Por eso Pederera quiere que sus clientes sean conscientes de la dificultad de labrarse un futuro laboral a largo plazo. «Es un país de oportunidades, pero con la puerta muy pequeña» . «Australia es un país que funciona todo por referencias. Sin experiencia local y sin referencias es muy difícil poner un pie en tu campo». Álex, que califica su aventura australiana de «mágica», sabe que no es lo mismo llegar al país para viajar y vivir nuevas experiencias que para trabajar en un empelo cualificado de forma permanente. «Es muy difícil convalidar las certificaciones», advierte a los graduados españoles que viajan a Australia con la ilusión de empezar allí su carrera profesional.
A pesar de las reticencias de las empresas para contratar alguien que sabe que está de paso en el país, el gobierno se está esforzando en promover estas visas. «El pasado 30 de junio había un total de 553.139 extranjeros en Australia con un visado de estudiante, según las estadísticas del departamento de Inmigración, que nunca ha registrado una cifra tan alta en esta fecha», apunta Pedrera. La educación internacional es uno de los principales motores de la economía australiana. Dentro del sector servicios, es la primera fuente de ingresos, por delante incluso del turismo. En España las agencias se muestran optimistas de cara al futuro, sobre todo después de que Australia aprobara 3.400 visados «Work and Holiday» para nuestro país a finales del año pasado.
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