Arrestado un sacerdote italiano por tráfico de droga y festines ocultando ser seropositivo

Mediante canales clandestinos de internet compró desde Holanda miles de dosis de GBL, conocida como «la droga de las violaciones»

El sacerdote Francesco Spagnesi
Ángel Gómez Fuentes

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Tenía una doble vida el sacerdote Francesco Spagnesi, de 40 años , hasta hace unos días párroco de una conocida iglesia, la Anunciación de Castellina, barrio de Prato, segunda ciudad de la región de Toscana por número de habitantes: 194.000.

El expárroco, en arresto domiciliario desde hace una semana por tráfico e importación internacional de drogas y acusado de malversación por haberse embolsado las ofertas de los fieles y dinero de la Curia por cantidades superiores a 200.000 euros, ve ahora agravarse su ya delicada situación judicial .

La fiscalía de Prato lo indaga ahora por la posibilidad de haber causado «lesiones muy graves». El fiscal ha formulado la hipótesis de un delito en relación a la condición de seropositivo al virus del sida . El sacerdote no habría hecho mención de su condición de ser positivo al VIH a las personas que asistían a los festines que organizaba con su amante y cómplice, Alessio Regina, 40 años, también en arresto domiciliario con la acusación de tráfico internacional de drogas.

Festines entre 20 y 30 participantes

Después del último interrogatorio al sacerdote, la Fiscalía ha informado que en sus festines, a base de sexo y droga, participaban regularmente entre 20 y 30 personas. Dos de ellas , según la investigación de la Fiscalía, han declarado que son seropositivas . Aunque Francesco Spagnesi conocía que había contraído el VIH, habría seguido teniendo relaciones sexuales con diversas personas, algunas de las cuales se habrían infectado, afirma el fiscal de Prato. Por el momento, dos de los participantes en los festines han declarado que son seropositivos, según la Fiscalía. El cura declaró que había mantenido relaciones sexuales protegidas. Esta afirmación habría sido desmentida por algunos de los 15 testigos escuchados hasta ahora por los magistrados.

El presbítero Spagnesi, según la Fiscalía, habría importado desde el año 2019, mediante canales clandestinos de internet, desde Holanda, miles de dosis de GBL, conocida como «la droga de las violaciones» , un potente narcótico que usan algunos violadores para neutralizar a sus víctimas. Esta droga fue usada durante los festines, junto a la cocaína y el alcohol, que se celebraban «cada siete o diez días», según la policía.

Dilapidaba dinero a manos llenas

Buena parte de los fondos que utilizaba el expárroco procedían de la donación de una feligresa, fallecida hace un par de años, que generó ingresos superiores a los 200.000 euros . El sacerdote dilapidaba dinero a manos llenas. Ante la alarma surgida en la curia diocesana, por el ritmo del gasto de Francesco Spagnesi (en dos meses retiró de la cuenta 40.000 euros e hizo pagos con la tarjeta de crédito por valor de 75.000 euros), el obispo de Prato, Giovanni Nerbini, le retiró la validez de su firma en la cuenta bancaria de la parroquia, que se alimentaba de las colectas y donativos de los fieles. Pero Spagnesi no se dio por vencido.

Para soportar su costoso estilo de vida y pagar la droga, el sacerdote contactaba directamente con numerosos parroquianos, que desconocían por completo su doble vida. Los feligreses han declarado ahora a los medios italianos que eran contactados con «inusitada frecuencia» por el sacerdote: «Nos pedía cada vez más sumas de dinero para ayudar a familias en dificultades. Nos duele saber que ha abusado de nuestra confianza y ha utilizado el dinero para acciones delictivas », han confesado algunos feligreses.

Ante un escándalo que ha tenido gran repercusión nacional, la consternación ha sido enorme entre los fieles, al comprobar que desde el púlpito su párroco reprendía a los pecadores, mientras él pasaba las noches entre festines, sexo y droga. El obispo de Prato, Giovanni Nerbini, acudió a celebrar la misa dominical en la parroquia de la Anunciación de Castellina, donde durante 12 años Spagnesi fue un párroco estimado por su comunidad : «Os pido perdón –dijo el obispo– porque no habéis sido suficientemente protegidos. Soy consciente de que vuestro sufrimiento es muy grande y el daño moral que habéis sufrido es incluso superior al daño material, es inconmensurable».

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