El pulso del planeta
Un árbol sintético para combatir la polución
Una empresa berlinesa lleva a ciudades de todo el mundo el «City Tree», un ingenio para depurar los malos aires
Mantener a raya los índices de polución en las ciudades no solo supone un quebradero de cabeza para sus regidores, sino que atiza el encendido debate entre quienes las habitan. ¿Restricciones a la circulación?, ¿prohibición a la hora de aparcar?, ¿reducción de la velocidad?, ¿alternancia de matrículas pares e impares?... Las propuestas son múltiples y nunca satisfacen a todos. Pero hay iniciativas que han conseguido romper este fastidioso bucle. Por ejemplo, la que desde Berlín se está asentando en otros núcleos urbanos del planeta, como Oslo, Hong Kong, Glasgow o Módena: el «CityTree» o «árbol de la ciudad» , un ingenio diseñado por la startup berlinesa Green City.
Los objetivos del artilugio -una estructura móvil con musgo sintético, de forma cuadrada y plana, y que además viene con un cómodo banco- no son menores : absorber tanto dióxido de nitrógeno como sea posible . Cada CityTree posee la capacidad de filtrar partículas aéreas como si fuera 275 árboles naturales. Es decir, 250 gramos de dióxido de nitrógeno por día. Sus dimensiones son 4 metros de alto por 3 de largo y casi 2 metros de ancho. Este filtro de aire vegetal, que ocupa un 99% menos espacio que los 275 árboles cuya función sustituye, permite mejorar la calidad del aire en un radio de 50 metros.
Ya son 25 las urbes que cuentan con este invento berlinés. Aquí no hay truco ni manipulaciones a lo «dieselgate»: « El musgo puede acumular todas las partículas contaminantes y transformarlas en nutrientes », explica a ABC Liang Wu, cofundador de Green City. Proveniente de una granja especializada en la ciudad de Dresden, en Sajonia, se ha seleccionado la especie de musgo que más contaminantes absorbe y que se adapta mejor a cada clima y ambiente.
Instalar estos «árboles» es relativamente sencillo, pues no se tarda más de seis horas; además, su mantenimiento es simple. En su «copa» se despliegan paneles solares , que proporcionan energía, así como un sistema para recolectar agua de lluvia para dosificar el riego. También tiene incorporados sensores que controlan la humedad del suelo, además de la temperatura y calidad del aire y del agua. También evalúa su propia eficiencia. Toda esta maravillosa complejidad también tiene su precio: 24.000 euros cuesta cada árbol ya instalado, operativo y con mobiliario urbano incluido.
Si bien es cierto que este tipo de dispositivos no pueden reemplazar a otras medidas, a la compañía berlinesa no dejan de llegar pedidos. Los últimos, desde India y algunos lugares de Italia.
Según la Organización de Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es una de las causas de muerte prematura más frecuente del planeta , con siete millones de fallecimientos anuales. Además, para 2050, dos tercios de la población mundial vivirán en las ciudades. Una cifra escalofriante frente a la que algunos ya han empezado a discurrir.