Apuñaló a su hijo porque quería seguir estudiando y en el juicio acaban abrazados

El forcejeo entre ambos acabó en un «baño de sangre» que casi causa la muerte del menor

S. S.

Saliu B., nacido en Guinea Bissau, se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial de Madrid acusado de un delito de tentativa de homicidio contra su propio hijo, Babakar B., en noviembre de 2016. Ese día, según el escrito de la acusación, el padre asestó varias puñaladas al joven que entonces tenía 18 años en el domicilio familiar situado en la calle Guacamayo del distrito de Latina, por negarse a trabajar y querer continuar sus estudios. Ayer, este hombre, que lleva más de veinte años en España, declaró que solo quiere «recuperar a su hijo».

El juicio, que finalmente celebró ayer la vista en la sala 17 de la Audiencia Provincial de Madrid, fue aplazado el pasado 29 de enero porque el procesado solicitó un intérprete para su derecho a la defensa. La Fiscalía mantuvo ayer su petición de condena de 14 años de prisión, además de una orden de alejamiento que le prohíbe acercarse a su hijo a menos de 500 metros de su domicilio o lugar de trabajo durante 15 años, aunque durante el juicio se vio a la víctima muy afectada y al finalizar la sesión se estrechó en un abrazo con su padre.

Según el escrito de acusación, los hechos se produjeron sobre las 12.30 horas del 7 de noviembre de 2016, cuando el acusado se dirigió al dormitorio de su hijo con el que mantenía «desavenencias ante la negativa de éste a no dejar los estudios y dedicarse en exclusiva a la vida laboral, como le exigía el progenitor». Ya en el interior del dormitorio, Saliu B. clavó un cuchillo de forma reiterada en la zona del abdomen de su hijo «sin que éste pudiese realizar acto defensivo alguno al hallarse tumbado en la cama y en situación de somnolencia».

Durante la vista, el acusado sostuvo ayer que apuñaló a su hijo «por accidente». Su versión es que el chico llevaba un cuchillo de unos 25 centímetros y tenía intención de herirle. Por ello, el procesado trató de arrebatarle el arma blanca a la fuerza y durante el forcejeo él se lesionó las manos y el hijo resultó herido de gravedad. Saliu B. declaró que cuando se dio cuenta de lo sucedido, él mismo llamó rápidamente a la Policía y a los servicios de emergencia: «Si quisiera haber matado a mi hijo, no habría llamado a nadie».

El letrado pidió al Tribunal la «libre absolución» de su defendido , puesto que apuñaló a la víctima para «defender su propia vida» que mediante el ataque de su hijo «podía perder».

Preguntado por su abogado, afirmó que se sentía maltratado por su hijo, que el joven solía pegarle e insultarle y que, a pesar de que este no fuma ni consume drogas, tiene un «carácter fuerte» que hace que no quiera «hablar con nadie» cuando se enfada. Asimismo, en el turno de última palabra, defendió que pese al conflicto lo único que quiere es «recuperar» a su hijo y «vivir» con él. «No estoy loco, nunca le haría daño», ha añadido.

Por su parte, la víctima no ha querido contestar a las preguntas ni del Ministerio Público ni de la defensa. Los médicos forenses que prestaron declaración en calidad de testigos coincidieron en que las lesiones del hijo resultaron de «riesgo vital» y que el chico «habría muerto» sin intervención quirúrgica urgente. Testificaron también varios policías nacionales que acudieron al lugar de los hechos y manifestaron que, dentro del«estado de nerviosismo» en el que se encontraba el padre, se mostró «colaborador» y parecía «exteriorizar» arrepentimiento por lo que describieron como un «baño de sangre».

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