Luis de Lezama | Fundador del colegio Santa María la Blanca
«Anteponer la marca a la persona destruye la vocación»
Luis de Lezama responde a las preguntas de ABC en la serie Colegios de España

¿Qué es el Santa María la Blanca?
Empezó siendo una necesidad en un barrio nuevo, satélite, a 25 kilómetros de la Puerta del Sol. Cuando viví en los Estados Unidos, al cargo de la diócesis de Arlington, había visto que la parroquia tenía como centro de operaciones un colegio. Era una forma de trabajar pastoralmente y un gran servicio a la comunidad.
Nace de su labor empresarial.
Y del análisis de las fortalezas y debilidades de los colegios católicos. Vi que la educación era clamorosamente distinta del mercado laboral.
Es lo que a usted le pasó cuando estudió en los Jesuitas.
Un desfase entre la realidad y una educación magisterial trasnochada.
La tremenda distancia.
Entre cómo se enseña y lo que el niño necesita.
El descubrimiento de sí mismo.
La evolución del maestro que no baja de la tarima al profesor que descubre las habilidades de cada niño.
Los profesores se preocupan de lo que explican, no de los niños.
Si no descubres las habilidades del niño no entras en su conocimiento.
La educación personalizada no destruye la jerarquía.
La sobreeleva. Los alumnos quieren y respetan más a sus profesores.
Entrevista con Ernest Maragall.
Cuando estuve en el colegio Montserrat, aprendiendo de ellos, porque fueron los precursores de este sistema educativo en España, el entonces consejero de Educación de la Generalitat me pidió una entrevista. «Usted ha acertado y me gustaría incorporar su sistema a las escuelas públicas catalanas, pero no se haga ilusiones porque cuando los políticos empezamos a ser eficaces, nos quitan de en medio». Y así fue.
Su sistema educativo.
Elegir el itinerario del aprendizaje es clave. Los niños vienen contentos.
La ley de educativa.
Las leyes van detrás. El desgaste en España es terrible. No creamos sistemas. Hay profes ocurrentes pero hoy están aquí y mañana allí y no se crean equipos ni se sistematiza el método.
Extraescolares.
Aquí lo tenemos todo integrado: deportes, música, baile, ajedrez; en estas actividades se descubren muchas veces las habilidades del niño.
La politización de la enseñanza.
Isabel Celaá es de mi pueblo. La conocí en el Sagrado Corazón de Bilbao. Ella es lo que es gracias a las monjas. Mezclar política y educación es tan peligroso como imponer la fe en la enseñanza.
César Coll de Barcelona.
Él es el pionero en el trabajo de la educación personalizada, de la pedagogía que tiene como objetivo llegar al encuentro de la persona.
Y no sólo de la persona.
Bueno, es que lo siguiente de encontrar a la persona es encontrar a Dios. La educación es un encuentro con la persona y la fe un encuentro con Dios.
Para ser felices.
¿Es que no podemos ser felices? Ahora resultará que Jesús vino al mundo para que no fuéramos felices.
Facilitar este encuentro.
Y no monopolizarlo. Algunos directores espirituales de san Ignacio todavía quieren imponer un modo de relacionarte con Dios. La falta de vocación se explica por el afán marquista. Anteponer la marca a la persona destruye la vocación.
También en los colegios.
El St. Peter. El St. Paul. El Ramiro de Maeztu. Los padres se sacrifican por la marca, o por los compañeros vip que se supone que su hijo tendrá, y esto ya no vale. El niño descubre dónde le aman y dónde no.
Hay coles que no aman a los niños.
Cierran a las 5 de la tarde, no invierten en las extraescolares, buscan la rentabilidad pero se les va a venir el negocio abajo.
La concertación.
Es fundamental porque resuelve una necesidad social. Y la libertad.
Niñes.
Nuestro departamento de orientación hace años que trabaja en ello y funciona con naturalidad. No hemos tenido ningún problema.
A veces hay problemas.
Los casos te sobrepasan si no hay prevención, si no hay constancia presencial de un claustro asiduo. Aquí estamos todos y siempre. La desvinculación personal aleja mucho la solución inmediata. Si no estás y no les conoces, no hay manera.
Propaganda.
Es verdad que hay mucha gente que trata de manipular problemas antes de que existan.