Los «ángeles de la guarda» que protegen a las mujeres maltratadas las 24 horas del día
Empatía, cercanía y vocación son los valores más importantes que tienen los 1.763 agentes de las Unidades de Atención a la Familia y la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional que escoltan a más de 60.000 víctimas en estos momentos
Más de 60.000 casos de violencia de género están activos hoy en el país. ¿Qué supone? Desde el mismo momento en que los nombres de estas mujeres se inscriben en el sistema de valoración de riesgo de seguimiento integral de Violencia de Género o sistema VioGén de la Secretaría de Estado de Seguridad, se les asigna un agente protector y un teléfono , que pueden marcar las 24 horas del día cuando advierten un peligro. Ese protocolo del Ministerio del Interior atañe a la Policía Nacional, en coordinación con el resto de policías locales y Guardia Civil (sobre todo en los pueblos más pequeños), y distingue cinco niveles de riesgo donde encuadra a las más de 570.000 mujeres víctimas de maltrato que hay en España actualmente: no apreciado, bajo, medio, alto y extremo. Si se da el quinto nivel, esa «escolta» entraña tener un coche camuflado, sin distintivos policiales, de vigilancia frente al domicilio de la mujer y el colegio de sus hijos; los agentes la acompañan a todas sus diligencias, incluida una entrevista de trabajo o una gestión médica, ya que pueden ser asesinadas en cualquier instante .
Empatía, cercanía y vocación son los valores más importantes que tienen los 1.763 agentes de las Unidades de Atención a la Familia y la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional que velan por esta protección . Así lo remarcan inspectores jefe de alguna de las 173 unidades repartidas por todo el territorio nacional, como la madrileña Beatriz Castaño, destinada en Valencia hace 17 años. También lo subrayan las víctimas protegidas que, como Eva, llaman a esos custodios con placa «ángeles de la guarda» , porque ante el mínimo ruido en casa, confiesa esta mujer, les puedes telefonear.
A Estrella, pese a ser amiga de la inspectora Castaño, le costó un poco más dar el paso. «Normalmente a estas mujeres les cuesta mucho abrir los ojos e identificarse como mujeres agredidas », dice la inspectora, de 51 años. Como le ocurría a Estrella, «cuando una víctima se halla en medio de uno de esos perniciosos bucles, máxime si son de maltrato más invisible, el psicológico, hay que decirle: "No estás dándote cuenta pero tú lo estás siendo, eres una mujer maltratada "». Castaño firma un libro que se titula «Historia de una mujer cualquiera: Estrella» (Editorial Círculo Rojo) y que acaba de ser publicado en el que novela la historia real de su íntima.
Confidentes y psicólogos
La inspectora subraya, lo mismo que Alejandro, otro agente que ofrece amparo a estas mujeres, que es difícil que este trabajo de control máximo y «full time» se quede en el felpudo. « No duermes, piensas en si le podrá pasar algo » a esa mujer a la que están dando una cobertura personalizada. «Los festivos son horribles, son días de mayor amenaza todavía», reconoce él. Además, muchas de las mujeres que tienen nivel bajo de riesgo en VioGén son las que repentinamente se cruzan con su agresor en una escalera o el punto de encuentro familiar , y ahí saltan todos los resortes del miedo. «Viven, a veces, en un estado de alerta permanente. Y, cuando nos llaman, tal vez lo único que quieren es tomar un café. Muchas tampoco lo han confesado en su entorno, así que necesitan hablar», dice Alejandro, que trabaja en un distrito del sur de Madrid. Como subyace, trabajan como agentes del orden, pero en realidad son amigos, confidentes, escoltas y psicólogos . De ahí la necesidad de empatizar con la víctima.
«Lo más difícil es el momento de interrogar al maltratador —completa otra agente, Ana, en Valencia—. A ellas las acompañamos en los trámites, también a poner la denuncia, pero ese momento es terrible», dice. «Te quita horas de sueño».
La UFAM se creó en 2015. En coordinación con el resto de policías, judicatura, servicios sociales y fiscalía integran el sistema VioGén, donde se monitorizan todos los expedientes de denuncia abiertos . Sindicatos policiales como SUP vienen denunciando que el ratio de mujeres maltratadas por agente fluctúa de manera considerable entre ciudades y autonomías: por ejemplo, el promedio este año es de unos veinte casos por agente . Un policía en Oviedo tiene en su agenda telefónica a una docena de víctimas, mientras en Cataluña la cifra es el doble que en el resto del Estado. Ha llegado a estar por encima de 100-120 mujeres por policía, censuró SUP.
La inspectora Castaño, con 30 años a sus espaldas en la UFAM, desdeña la polémica: «En los tres pueblos que cubrimos en mi unidad -Xirivella, Aldaia y Alaquàs (Valencia)- hay más de cien víctimas. El protocolo firmado con las policías locales y los ayuntamientos nos permite velar por ellas sin un exceso de carga por agente . Estamos suficientemente preparados» para la triple labor de la que se encarga las UFAM, la de prevención, atención e investigación de la violencia de género, además, no hay que olvidar, de otros dos delitos, la violencia doméstica (en el ámbito familiar, de madre a hijo, por ejemplo) y la sexual (incluyendo acoso, abuso, agresión y exhibicionismo).
Estos tres delitos, en conjunto y por separado, han crecido más de un 10% en los primeros diez meses de 2019 respecto al mismo periodo del año anterior. Tal y como resaltaron ayer los altos mandos en un acto en el complejo policial de Canillas, en Madrid, en lo que va de año la UFAM ha protegido a más de 35.000 mujeres , pero, en coordinación con el resto de las policías, se ha identificado a 54.860 «nuevas» víctimas de los tres delitos. En total, en 2019, dentro del ámbito competencial de las UFAM, se cometieron 62.762 delitos . Hubo casi 41.000 arrestos, 27.733 de los cuales lo fueron a hombres que habían agredido a su pareja o expareja, lo que representa un 7,68% más que en 2018. Dos de cada diez detenidos —el 20,1%— lo son por delitos cometidos contra la familia y la mujer.
Elena Palacios, inspectora jefa de la unidad central de las UFAM, achacó que la razón principal del a uge del maltrato y los arrestos machistas se deben a que la mujer «se atreve a denunciar» más, porque «siente que tiene apoyos tanto profesionales como personales». « La Policía no somos la panacea, ni vamos a resolver los problemas del mundo , pero lo que no se denuncia no existe y si no existe, es difícil que los recursos asistenciales del Estado lleguen», dijo.
Por su parte, Ana Botella , secretaria de Estado de Seguridad, convino en que la lucha es «titánica» y ninguna falta de consenso político puede echar abajo los pilares de este sistema creado tras la ley de género, de la que se cumplen ya quince años.
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