Paz, amor y caos en «Being one», el congreso de gurús más chapucero de Europa
Suspensión de charlas, frío, retrasos, pago de dinerales por asientos preferentes que no fueron tal... y denuncias en la comisaría. En la convención de maestros espirituales en Leganés también hubo benevolencia y serenidad

Robin Sharma parecía un profeta ante las puertas candadas de la plaza de toros de Leganés. Rodeado de miles de personas, el autor de «El monje que vendió su Ferrari» se subió a un taburete, puso la mano sobre su corazón y miró en derredor para que nadie se quedara sin su «os amo» simbólico. No hay pelo en su cabeza, que irradia un ligero brillo por el moreno. El estadounidense ha vendido más de cuarenta millones de libros de autoayuda en otros tantos idiomas, es un crack mundial del «coaching» y desprende cierto halo de perfección y control. Cuando un tipo así se sube sobre un taburete mientras le rodea una multitud, vemos casi a Buda... aunque vaya elegantemente vestido de negro (¿de la orden de los Sith?). Ocurre que Sharma tuvo que subirse a un taburete rodeado por una multitud porque no podía entrar a dar su charla en «Being one», el mayor congreso de gurús de toda Europa . Tras horas de desinformación, en la que el propio escritor no sabía qué demonios pasaba y por qué las puertas de La Cubierta estaban cerradas, se corrió la voz de que el evento se había cancelado . Esto era el sábado por la mañana.
A Antonio Moll , «el visionario», se le ocurrió montar este ambicioso tinglado en una madrugada de agosto. «Aquella noche, de forma inesperada, imaginé una experiencia: miles de personas reunidas en Madrid escuchando y dialogando libremente acerca de qué o quiénes somos y nuestra relación con el universo», dice. Empresario desde los 21 años en el sector de las TIC (nuevas tecnologías), Moll, que ahora tiene 37, sintió que su ocupación ya no le llenaba. Vendió su empresa en Valencia, con 70 empleados, y se trasladó a Madrid, deprimido, con intención de dar un giro a su vida. Un buen día compró en una librería capitalina «El poder del ahora» , de Eckhart Tolle . Esta «guía para la iluminación espiritual» le cabreó y fascinó a partes iguales. En definitiva, le trastocó. Y comenzó a devorar obras de autoayuda, entre 100 y 200 en ocho meses, según le contó a Mercedes Milá . «Allí empecé a experimentar una especie de paz interior que jamás había experimentado. ¿Esto qué es? Esto es maravilloso». Ese replanteamiento de su existencia culminó con la organización de ese sueño de una noche de verano, un congreso con 16 estrellas del género entre el 12 y 14 de mayo en Leganés. Tolle no pudo estar porque le coincidía con una gira por Australia. «Pero le traeremos al segundo Being One, que probablemente será en Italia», dijo Moll en marzo. Después de lo sucedido, no está nada claro que esto ocurra.
Gurumad
La primera jornada de «Being one» comenzó fatal. El irónico lugar de celebración, la plaza de toros de Leganés, donde también se anunciaban peleas de boxeo con gigantescos carteles, estaba muy lejos de ser el sitio idóneo para un congreso de estas características. El frío y la incomodidad del graderío no invitaban a pasar tres días en La Cubierta (que, paradójicamente, tenía goteras). Además, existía un grave problema con el sonido (nada baladí si se trata de un ciclo de conferencias) que se intentaba resolver de manera exprés ante la estupefacción general. La gente se quejaba con vehemencia por haber pegado dinerales por un abono privilegiado que no cumplía lo prometido . Tampoco había traductores simultáneos como se dijo... En seguida, también, se percataron de que no estaban los tres espacios publicitados. En el escenario, la presentadora Alicia Sánchez se esforzaba en el papelón de amortiguar el cabreo inicial del público, unas tres mil personas que habían pagado entre los 70 euros de la entrada más barata y los 990 euros del abono Centaurus . Al segundo día, Sánchez se bajó de este Titanic de la superación personal. «Ni siquiera sé si lo que decidí fue un error o un acierto. Solo sé que es lo que sentí que era correcto en ese momento. Nada más», escribió en su Facebook el lunes 16 de mayo «aún haciendo la digestión». Mientras entraba y salía Sánchez a escena en este dubitativo comienzo del Congreso, un pianista interpretaba letanías líquidas para amenizar la espera. Y por fin, tres horas después de lo previsto, salió a escena el primer conferenciante, Sergi Torres , junto a su cara de pillo. Es «impulsor de nueva conciencia». Y lo petó.
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«¿Sabías que Joe Vitale vivió durante meses como un mendigo robando para comer? ¿Sabías que Emmanuel Dagher vivió 7 años escondido con su madre durante la guerra del Líbano dentro de un convento de monjas? ¿Sabías que Anita Moorjani entró en coma por un cáncer linfático con metástasis en varios órganos y al salir del coma, en semanas no encontraron ni rastro de cáncer?», posteaban en la red social dirigida por Mark Zuckerberg , principal canal utilizado por «Being one» para darse a conocer junto a los llamativos anuncios en las estaciones de metro del Madrid pijo. O Neale Donald Walsh , el favorito de Moll, que se quedó sin trabajo y en la calle justo antes de escribir el superventas «Conversaciones con Dios» . En teoría, la mayoría de los ponentes han vivido historias personales extraordinarias, en las que han rebotado desde el fondo del pozo hasta alcanzar las más altas cimas del autoconocimiento y la armonía. Los guías del desarrollo personal también suelen coincidir en otras dos cosas: en vivir en Los Ángeles y en que nunca olvidan poner en sus biografías que son «bestsellers» por la lista del «The New York Times». En «Conversaciones con yoguis», Ramiro A. Calle , uno de los pioneros del yoga en Occidente, le comentaba al líder espiritual Swami Chidananda : «En los últimos años, se ha producido un fenómeno no inesperado, el de la proliferación masiva de gurús. Lo más sorprendente no es la proliferación, sino el observar la egolatría de algunos…Usted me indicó que ya hay muy pocos gurús verdaderos. Y hay quien ha dicho que existe uno entre mil falsos».
Los gurús generan tanta veneración y fervor entre el público como las estrellas de pop. Con sobresaliente dominio escénico, sus conferencias van de ovación en ovación llegando a conmover en los momentos de clímax. Y aquí jugaban en casa, está claro, con 3.000 almas entregadas a la causa de la transformación interna. La metáfora del festival de rock encaja, de hecho. En lugar del Festimad , lo que sería es el Gurumad . Porque traer a Robin Sharma es parecido en nivel a tener en cartel a los Rolling Stones , el jamaicano Moogi ocuparía el papel de The Wailers y Neale Donald Waslch podría ser Judas Priest ... Algunos incluso habían sido músicos en el pasado, como Gregg Braden , un tipo de erizado y canoso pelamen, que podría rivalizar con Axl Rose en desenvoltura sobre el escenario. Hay más paralelismos. Gurús y estrellas del rock comparten altos cachés (en «Being one» se ha pagado desde 5.000 a más de 50.000 euros por los cabezas de cartel). Además los abonos, en este caso, costaban tanto como en Coachella … Pero, sobre todo, los guías espirituales ponen a la gente a dar saltos, a abrazarse, elevan los sentimientos a flor de piel... «¿Estáis dispuestos a creer que sois la perfección del universo?», conminó el libanés Dagher al público. «¡Sí!», replicó este al unísono. También dicen consignas esotérico-enardecedoras como las que podría decir un músico flipado: «¡Vamos a conectar con el mundo!». Y nos quieren mucho. Constantemente aluden a ello, con un nivel de recurrencia al nivel del Bisbal más zalamero. «¡Repetid conmigo: tenemos que ser nosotros mismos». Y todos ellos, siendo ellos mismos, repiten el mantra.
«New age», medicina alternativa, terapias holísticas, espiritualidad, iluminación, chamanismo, orientalismo, sanación, ciencias ocultas, etc. son algunos de los términos asociados al espíritu «Being one». En La Cubierta escuchamos explicar desconocidas teorías que aumentan la longevidad y el sistema inmunitario, de ocasiones en las que practicamos la telepatía sin saberlo o que «después del 11-S, miles de personas provocaron que el campo magnético terrestre aumentara durante tres días, en los que fuimos una familia que se miraba los unos a los otros». También realizamos conjuntamente trucos para chutarnos dosis de amor propio y, desde el escenario, se lanzaron consejos relativizando la medicina tradicional y apostando «por lo que te empodera». En su coloquio del sábado por la tarde, «El Universo y la Ley de Atracción», Joe Vitale defendió que «tú obtienes las cosas que piensas. Puedes tener, hacer o ser cualquier cosa que piensas». En su poco preparada ponencia, pues se dedicó a contestar preguntas, Vitale explicó esta teoría: «Algunos piensan que la Ley de la Atracción no funciona. Se equivocan, siempre funciona. No solamente en la experiencia consciente, funciona en la creencia subconsciente. Un ejemplo: quiero más dinero. Y se lo creen. Peero… en el subconsciente piensan que el dinero es algo malo. Entonces la atracción funciona en el subconsciente, que es donde hay que trabajar. La buena noticia es que tengo un programa de coaching, libros,…». Justo antes, demostró que sabe lo que dice: «La ley de atracción funciona, estoy aquí con dos bellas traductoras». Y estalló en carcajadas el «humanista, filántropo, maestro e inspirador de miles de personas» venido ex profeso desde Texas.
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Pero volvamos atrás, volvamos a los primeros culos congelados. Si después de haber pagado esos dinerales, te duele el culo… te acaba doliendo el alma. Los asientos de cemento de la grada eran fríos y duros. Y la solución de alquilar almohadillas a 1,5 euros tocó un poco la moral. Pilar hacía hincapié en este detalle mientras escribía una hoja de reclamación, que durante todo el congreso fluían. Alba, por su parte, quería que le devolvieran el dinero porque había venido a «Being one» por un ejercicio de meditación que no iba realizarse. Se sentía timada. ¿Se acuerdan de que había planificados tres espacios? Vamos ya a explicar el germen del desastre organizativo que fue este evento, y que acabaría provocando un sinfín de contratiempos derivados de este hecho previo aparte de un enorme conflicto a los asistentes, que debían debatirse sobre qué hacer ante la gymcana de adversidades que les iba sobreviniendo. En resumen, «Being one» se iba a celebrar en el Madrid Arena, pero tan solo dos días antes se anunció su traslado a Leganés. ¿Cuál fue el motivo? Problemas financieros . Madrid Destino, la gestora del Madrid Arena, quería todo el dinero por adelantado, no solo una parte. Así que se marcharon a Leganés que era mucho más económico. Posteriormente, habría más problemas de impagos y hasta se habilitaron unas fundamentales urnas para depositar donativos. «Si tú tienes fe, el dinero sale por algún lado» , le dijo Moll a una embelesada Milá en marzo. «Ha dicho uno de la organización que enfrentarse a estos inconvenientes también es crecimiento personal» , comentaba Alba con una sonrisa irónica.
Difusión de ideas oscurantistas
Paseando por el centro del ruedo de la plaza de toros estaba el mercadillo, ingrediente típico también de los festivales de rock. En un stand vendían botellas de agua solarizadas (que las han puesto al sol) de la marca Om Water . Diseñadas según la proporción áurea derivada de la sucesión de Fibonacci , en ellas caben 1,2 litros de líquido… Aunque aquí no acaba la intríngulis de la botella de agua, por supuesto. El tapón es de corcho, que es «más respetuoso con la respiración del agua». Y en la base pone «gracias» en seis idiomas, porque «la gratitud se unifica en esta botella para para elevar positivamente la vibración del agua y quienes la usan». Cuesta 15 euros. En otros puestos se vendían libros, o se vendía publicarte tus libros, y también había stands de terapias alternativas o carpas habilitadas para las firmas y fotos de los autores. La ponente Mabel Katz tenía su propio tenderete, en el que ofertaba, con descuentos si te apuntabas durante «Being one», sus seminarios « El camino más fácil a la abundancia, la paz y la felicidad » y el de « Ho´oponopono » (un método antiguo de sanación hawaiano «puesto al día»). Y en los asientos de los vip habían dejado un montón de flyers, como el que vendía una escapada a Visoko y Sarajevo en pack de tours y conferencias llamado « La energía sanadora de las pirámides de Bosnia », que se celebraría aprovechando el redentor solsticio de verano.

Hay negocio, y ramificado: mercadería, viajes, libros, conferencias... Eso dice también la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, que el pasado 26 de abril mandó una carta pública a Manuela Carmena denunciando la cesión de un espacio público (el Madrid Arena) para la «divulgación de terapias o temas de salud no demostrados, que pueden causar unos daños irreparables en la calidad de vida de las personas». El texto de de ARP-SAPC definía a «Being one» como «un congreso de dimensiones mastodónticas que reúne al elenco más famoso y de mayor calibre internacional de gurús, pseudocientíficos e intrusos profesionales de primera división ». Precisamente, en este listado de conferenciantes llamaba la atención la presencia de Sonia Fernández Vidal , física cuántica, divulgadora científica, extrabajadora del CERN y una de las 100 personas más creativas del mundo, según Forbes. Y ABC fue a por ella:
- ¿Se planteó rechazar la invitación?
- Me cuestioné mi presencia, sí. Hay cosas, sobre todo terapias, que se están apoderando de nociones científicas para algo que no tiene nada que ver con la ciencia. He venido porque pienso que este es el público que más necesita escuchar qué es ciencia y qué no es, sin entrar en si estas terapias funcionan o no
- Qué le parece la petición de la ARP-SAPC?
- Hablé con ellos, y fueron muy respetuosos. A mí hay cosas que me chirrían, pero a cerrar espacios de diálogo tampoco le veo exactamente el sentido. Creo que podemos aportar más valor viniendo y diciendo lo que no tiene nada que ver con la ciencia.
La asociación de escépticos, por su parte, era arrolladora: «Este acto, bajo la apariencia de una temática humanístico-filosófico-religiosa, va a difundir ideas y corrientes de pensamiento oscurantistas e irracionales que en la mayoría de casos tocan de lleno la manipulación sectaria, la supresión de la lógica y el pensamiento crítico». Les enervaba, sobre todas las cosas, la conferencia de Eric Corberá , al que retrataban como «el charlatán y estafador más peligroso de todo el elenco» cuyo método de sanación espiritual llamado Bioneuroemoción (que es un giro extremo de la Ley de la Atracción en el que paciente pide padecer su enfermedad al universo) «consigue que gente desesperada por motivos de salud abandone sus tratamientos médicos y acabe falleciendo alejados de sus familias y en el peor de los contextos». ¿Pero Corberá, al final, ya no sale, no? «No, pero igualmente iba a ser por videoconferencia desde Uruguay, que este tiene causas aquí», comentó un abono Lyra (640 euros) de una manera tan ligera como inefable.
Las pruebas que el universo nos pone
El viernes, Moll se movía tenso y vulnerable por su ruedo. Tenía mala cara debido a la falta de sueño. Pero si el primer día Moll «iba como un flan», el sábado por la mañana no supimos de él ni de nadie de la organización en varias horas. Justo durante la gran crisis, cuando «Being one» estuvo virtualmente cancelado . La causa fue otra vez un impago, en este caso al equipo de seguridad. La plaza de toros no abría. Los problemas de liquidez eran extremos, no había dinero para afrontar los pagos pendientes que se exigían de inmediato. La generosidad vía donativos en las urnas salvo la papeleta. Pero la situación se gestionó de manera irresponsable y el desconcierto cundió. La confusión era tal que Robin Sharma se presentó por allí sin saber el percal, como se ha narrado al inicio. Además, y a la vez, la página web se había caído (o apagado). Y la rumorología se desató. El ponente Álex Rovira también llegó y se alzó para realizar su conferencia rodeado de la gente, y por allí había otros conferenciantes como el sabio tolteca Don José Ruiz , que se hacía fotos amablemente con quien quisiera. Sorpresivamente, «Being one» reanudó por la tarde el chiringuito.
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Pero un enorme daño ya estaba hecho. Parte de los asistentes se había marchado… a sus ciudades. « Esto es un caos, qué le vamos a hacer. Pero nosotros somos luchadores », dijo un señor ya tranquilo cuando la situación se había recompuesto el sábado por la tarde. Los ponentes Joe Vitale y Anita Moorjani , que sí habían cobrado, consideraron en sus conferencias posteriores que el hecho de que todo hubiera sido tan difícil lo hacía mejor. Pero otra parte del público no opinaba lo mismo y se sentía estafado. Se interpusieron incluso denuncias en el juzgado número 3 de Leganés contra la organización. Marian, una abogada valenciana, sintentizaba la opinión general así: «Les ha sobrepasado. Es como si el primer concierto que organizas es el de Bruce Springsteen . Voy a ir por lo legal». Secundada por el propio Moll, que reconoce que «quisimos hacer todo a lo grande, a punto de morir de éxito por faltar a lo más importante: previsión y humildad». Dicho esto, hay que destacar que los asistentes sobrellevaron la situación con encomiable civismo y serenidad. Cuando todo parecía perdido tras varias horas de incertidumbre sobre sus pies, la frustración general se tornó en sentada meditativa con los cientos de personas que allí seguían. Una mujer abrió los brazos y canalizó la concentración de la gente cantando un hermoso mantra envuelto en un silencio masivo que solo rompía ligeramente el escaso tráfico de la calle colindante. «Aquí se va a demostrar nuestra capacidad de aprendizaje, el universo nos está poniendo una prueba », comentó una mujer con los ojos bien abiertos. La negrura era tal que otra señora intuyó que « hay energías que no quieren que esto salga ». « Es un desastre, vamos a intentar fluir... », dijo Pilar. Una amiga de Jorge se fue a Barajas en medio del caos reinante y volvió a Barcelona. La cara que puso cuando su amigo le llamó porque el congreso continuaba no la vimos nadie.