Las ONG alertan de que el Covid-19 podría arrastrar a la exclusión a seis millones de españoles
Lanzan un S.O.S. porque las familias vulnerables y los trabajadores pobres «sufren para comer»
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La crisis económica desatada por la pandemia del coronavirus podría ser el tiro de gracia para muchas familias españolas que antes del confinamiento ya se encontraban en la cuerda floja. Un estudio presentado en junio del año pasado por la Fundación Foessa cifraba en seis millones de personas la población vulnerable que podía llegar a caer en la exclusión social de producirse un ligero empeoramiento de la economía. El peor de los pronósticos se ha cumplido.
Desde el inicio del confinamiento por la pandemia , esa «clase media precarizada» es la que ha disparado las demandas de ayuda a Cáritas hasta llegar a triplicarlas en las últimas semanas. «Hemos habilitado un teléfono de atención las 24 horas y no deja de sonar», asegura a ABC una voluntaria de Cáritas Madrid. La mayoría de las personas que piden ayuda —añade— son familias que viven al día, que no cuentan con ahorros. Muchos de ellos son trabajadores de la hostelería o empleadas de hogar que se han quedado en el paro.
Las estimaciones de Cáritas Española es que el número de desempleados escale hasta los 800.000 durante abril y mayo y que en menos de tres meses 300.000 trabajadores autónomos vean muy afectada su actividad económica . A ellos hay que sumar 3,5 millones de personas que están inmersos en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) a la espera de poder cobrar por parte del Estado el 70% de su antiguo salario.
Víctimas económicas del coronavirus
«Evidentemente una parte importante de la llamada “sociedad insegura” caerá en riesgo de exclusión social con esta crisis sanitaria pero aún es pronto para saber en qué porcentaje les va a afectar», señala Raúl Flores Martos, coordinador del Equipo Estudios de Cáritas Española. Según recuerda este experto, uno de los factores que influirá en el aumento de la tasa de pobreza y exclusión en España será «la duración de la crisis sanitaria» y el sistema de protección social que plantee el Gobierno.
«Hemos habilitado un teléfono de atención las 24 horas y no para de sonar», asegura una voluntaria de Cáritas Madrid.
Aunque la crisis sanitaria por el coronavirus podría arrastrar a estas familias de clase media precarizada a la exclusión social, no son las únicas víctimas económicas de la pandemia. En el primer escalón de la exclusión (la moderada) ya se encuentran 4,5 millones de personas, mientras que otras 4,1 millones sufren exclusión severa. En este último grupo, hay 2,2 millones de ciudadanos que además padecen privación material severa. Es decir, que son hogares con sus miembros en paro y en la mayoría de los casos sin ningún tipo ingresos. Además no pueden permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año, ni comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días, ni calefaccionar la casa o afrontar gastos imprevistos. Muchos de esos hogares tienen también pagos de servicios atrasados o deudas y no cuentan con coche, teléfono, televisor o lavadora.
La fotografía que hace para este diario el coordinador general de todo el dispositivo de Cruz Roja en España no es más halagüeña. Toni Bruel no quiere dejarse llevar por el alarmismo, pero las cifras de esta organización no hacen sino refrendar las de Cáritas. «Hemos desarrollado desde el inicio de la pandemia un millón de respuestas o intervenciones, hemos atendido a 826.000 personas y medio millón de ellas han requerido una repsuesta física, no solo a través de la consulta por telefóno o telemática», dice.
Esas familias son, en su mayoría, pertenecientes a «trabajadores pobres», los que más preocupan a Cruz Roja Española , porque «tenían una economía de supervivencia», vivían al día y han visto cómo en pocas semanas se agotaban sus fuentes de recursos e ingresos. Sirva un dato que aporta Bruel para contextualizar la situación límite en la que se encuentran las ONG de ayuda social: a las 200.000 familias que entregaba repartos de alimentos cada año Cruz Roja, estas semanas se han sumado 72.000 adicionales. Escenas en comedores de Valencia y Madrid absolutamente desbordados dan fe de lo que relata Bruel.
«Es una emergencia territorial que lleva la capacidad de respuesta al límite y acentúa la vulnerabilidad extrema», afirma Cruz Roja Española
Bruel dice que las personas vulnerables «están sufriendo para comer» y de hecho, ayer el Banco de Alimentos lanzaba un S.O.S. para pedir donaciones de kilos de alimentos a las personas con recursos. Lo recaudado en la campaña de Navidad se va a agotar. Entidades como el Banco de Alimentos de Madrid han activado la campaña « Operación kilo Covid-19 », ya que precisan en estos momentos de un millón de kilos de alimentos para atender a 180.000 familias en riesgo de pobreza, solo en esta Comunidad. Una situación que, extrapolada a todo el país, aboca al Estado a la mayor demanda de ayuda social de su historia reciente, relatan las ONG.
Desde la Guerra Civil
De hecho, Bruel, como jefe del gran operativo en Cruz Roja, está a los mandos del mayor despliegue de la ONG desde la Guerra Civil. «Esta crisis es un caso muy especial. Es una emergencia territorial, que afecta a todo el territorio y en todos los ámbitos donde ya actuábamos (inmigrantes, personas sin techo...). En tiempo real está llevando la capacidad de respuesta al límite y en paralelo hay un gran incremento de la vulnerabilidad», colige.
Bruel está especialmente preocupado por cuatro frentes: el que «le quita el sueño» son indigentes que han estado ingresados por coronavirus , y ahora están en los hoteles dispuestos para acogerles. «Cruz Roja asiste a 4.000 personas indomiciliadas en albergues, están confinadas, ¿pero cuál será su futuro tras la crisis, volverán a la calle?». Además, la brecha de desigualdad de oportunidades que ha cincelado el Covid-19 para los niños del futuro es «dramática», explica Bruel. «A una niña de Madrid le entregamos recientemente una tablet. Su padre está en tratamiento de cáncer, su madre se ha quedado sin trabajo. Le estás regalando la mayor joya de su vida, una oportunidad de futuro, pero en esta crisis estamos marcando cómo seremos después de una manera que no alcanzamos a ver». Los niños de hoy sin ordenador o medios digitales son los parados del mañana; la «tablet»es una metáfora, se duele Bruel.
«Lo que estamos viendo es una situación realmente grave –afirma el coordinador general de Cruz Roja Española–. Nadie tendría que tener que ir a buscar comida teniendo un trabajo. Además, se está levantando la alfombra para ver problemas que había pero que nadie quería ver: como la extremad soledad y vulnerabilidad de muchas personas; es un fallo del sistema. Se está cuestionando el modelo de sociedad que teníamos, aunque al mismo tiempo esta crisis provocada por el coronavirus tiene una lectura muy positiva: la solidaridad». No en vano, Cruz Roja ha sumado solo desde el 14 de abril 15.000 voluntarios y en un mes de pandemia ha atraído tantos voluntarios como en todo el año pasado.
El hambre acecha
Las ONG empiezan a ver cómo las familias se enfrentan al corte de suministros , pese al discurso del Gobierno de que nadie se quedará sin luz o agua, y también se están acreditando problemas para pagar la vivienda. La situación que viene es dramática, atestiguan, anticipándose a la crisis económica que vendrá acentuada por la sanitaria y social, que ya da síntomas.
La FAO alertó este martes de lo «que viene»: 135 millones personas de 55 países ya estaban a finales de 2019 en situación de hambre aguda... El hambre acecha y se va a acentuar con el coronavirus que duplicará el número de personas en situación de crisis alimentaria, según el Programa Mundial de Alimentos. Más de 250 millones de personas no tendrán qué llevarse a la boca.