Alemania reabre el debate de la pirotecnia tras la masacre en un zoo que se salda con 30 monos muertos
Los farolillos voladores causan el fuego en Krefeld en Nochevieja
Dos chimpancés con quemaduras leves han sobrevivido a la tragedia vivida en el zoo de Krefeld (en el land de Renania del Norte-Westfalia) durante la Nochevieja: su director, Wolfgang Dressen, lo ha calificado como un milagro al tiempo que detallaba el triste recuento de más de 30 animales muertos, entre ellos cinco orangutanes, dos gorilas y un chimpancé. La tragedia ha conmovido al país y a los vecinos que se han acercado a dejar flores poniendo nuevamente sobre la mesa el debate acerca de la pirotecnia que cada año es cercada por prohibiciones. En Aquisgrán, por ejemplo, una ciudad en la frontera entre Alemania, Holanda y Bélgica se han prohibido por primera vez esta pasada Nochevieja los fuegos artificiales que sean lanzados por encima de los dos metros de altura. La contaminación, el estrés que provoca en niños y animales, los accidentes y los recuerdos traumáticos de la guerra en los más ancianos; hacen que un negocio de 130 millones de euros se encuentre bajo constante revisión.
La causa más probable del incendio que consumió el recinto de los monos fueron los farolillos voladores: el jefe de la policía de investigación criminal de la ciudad, Gerd Hoppmann, indicó ayer que se ha abierto una investigación por incendio provocado por acción negligente después de que en la zona próxima al fuego se hallaran tres farolillos voladores de 34 centímetros de diámetro con mensajes en su interior escritos a mano con deseos para el nuevo año. Según Hoppmann, testigos dijeron haber visto en el aire a una altura muy baja este tipo de artículos cilíndricos –hechos de papel de seda, con una vela o una pasta combustible en su interior que al producir calor hacen que se eleve el farolillo– poco antes de que se declarara el incendio en el tejado del recinto de los monos. La policía recordó que desde 2009 está prohibido hacer volar estos farolillos tanto en este estado federado como en toda Alemania, a excepción de Mecklemburgo-Antepomerania.
El director de zoo de Krefeld, Wolfgang Dressen, por su parte, precisó que en el incendio murieron cinco ejemplares de orangután de Borneo, un chimpancé del oeste africano y dos gorilas occidentales de planicie, además de ejemplares de primates más pequeños, otros mamíferos y pájaros. Agradeció los esfuerzos de los bomberos que el fuego no se propagó a los colindantes jardín de los gorilas y el recinto para canguros.
Con evidente congoja Dressen se refirió en particular a la muerte de Massa, un gorila de 45 años, el más viejo en Europa, al que vió envejecer y del que dijo era un «hombre senil», pero digno. Dressen también se ha referido al enorme esfuerzo que supondrá procesar la tragedia, sobre todo para los cuidadores, a los que unía un «vínculo emocional» con los animales, y recordó que las tres familias de simios son especies amenazadas y subrayó la intención del zoo –pionero en toda Europa, dijo, con su recinto tropical para monos, inaugurado en 1975–, de seguir centrando su esfuerzos en contribuir a la protección de estos animales.
Tradición alemana en extinción
La llegada del nuevo año en Alemania se celebra con vino espumoso y fuegos artificiales, una actividad económica que genera millones de euros y cuyo proceso de prohibición es para muchos demasiado lenta en un país que se dice animalista y verde. Grandes capitales como Sidney, París, Dublín o Nueva York ya han prohibido hace años lanzar fuegos artificiales en la calle. Según una encuesta de YouGov, tres de cada cuatro encuestados están a favor de una prohibición completa o al menos limitada de los fuegos artificiales; el 33 por ciento está a favor incluso de una prohibición total. Otra encuesta –de la agencia DPA– en 53 ciudades y municipios alemanes ha demostrado que solo 23 municipios emitieron prohibiciones en ciertas áreas. Hasta ahora, una prohibición total de fuegos artificiales se aplica solo en el Mar del Norte, las islas de Föhr, Amrum y Sylt
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