El alcalde de una isla francesa y su batalla para evitar que McDonald's llegue a su terreno
Grégory Gendre, antiguo trabajador de Greenpeace, lleva cuatro años luchando contra la multinacional
![Fotografía de una hamburguesa y un cartel de McDonald's](https://s3.abcstatics.com/media/sociedad/2018/08/29/macdonalds%20AFP-kNGH--1248x698@abc.jpg)
La isla D'óleron, la segunda más grande de Francia, se ha visto envuelta en una batalla legal sin cuartel contra la empresa McDonald's tras anunciar esta su deseo de establecer un restaurante en la isla. El alcalde de la localidad, Grégory Gendre, ha denegado ya los permisos de obras dos veces, pero McDonald's insiste en su deseo de construir un establecimiento y continúa su periplo por conseguir colocar la «M» dorada en D'óleron.
Desde hace cuatro años, Gendre ha desafiado a McDonald's para evitar la construcción de un restaurante en la isla. Tras denegar varias veces los permisos de obra a la compañía americana, un tribunal de Poitiers falló a favor de la empresa de comida rápida, alegando que, de no respetarse su decisión, Gendre asumiría multas de 300€ al día. La población de la isla ha llevado a cabo varias donaciones y ha lanzado una campaña de crowdfunding para poder costear las posibles multas, a falta de la resolución oficial que se dará en septiembre.
Gendre, antiguo trabajador de Greenpeace, asegura que hay diversos motivos por los que no quiere que se establezca un McDonald's en su isla. El primero, la contaminación y la apuesta por la alimentación ecológica: «No necesitamos a McDonald's en un lugar pionero en la alimentación orgánica local, el desarrollo sostenible, el desperdicio cero: formas de vida alternativas que no se basan en el consumo masivo», asegura el alcalde.
El alcalde considera esta batalla legal «un asunto de sentido común», ya que una población de 20.000 habitantes que asciende en verano a 300.000 no necesita, en su opinión, un establecimiento que rompa el ritmo de vida de habitantes y turistas. La intención de McDonald's es colocarse entre esos consumidores y sacar rentabilidad a la isla, a lo cual Gendre se opone por romper la oferta turística de D'óleron: evitar ser un lugar turístico de consumo masivo.