La agonía de los ancianos de Fürth a la espera de la vacuna

De los 79 ancianos residentes, 22 han muerto y «el miedo durante las 24 horas del día hace tanto daño como el virus»

Efe

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«Es como una pesadilla», describe un empleado de la residencia de ancianos municipal de Fürth , «una pesadilla que comenzó cuando todavía pensábamos que podríamos celebrar la Navidad y de la que todavía no hemos podido despertar». El brote en este asilo surgió a mediados de diciembre. De los 79 ancianos residentes, 22 han muerto . Actualmente, cuatro están siendo atendidos en el hospital local y otros cuatro han sido trasladados a otras instalaciones menos saturadas.

«Además de la crisis estrictamente sanitaria, está el estrés de los ancianos, familiares y trabajadores. El miedo durante las 24 horas del día hace tanto daño como el virus », dice. De los 49 que permanecen viviendo en la casa, 33 se han infectado en las últimas dos semanas. «Después de la experiencia del año pasado, creíamos que sabíamos cómo mantener la situación bajo control, sobre todo porque ya tenemos la vacuna, pero las dosis no llegan a la velocidad que estamos necesitando y mutaciones del virus están resultando mucho más infecciosas, de manera que nos hemos visto envueltos en una espiral muy agresiva». La opinión en Fürth es bastante generalizada: la Unión Europea ha sido demasiado lenta en la compra y distribución de las vacunas.

El repunte de infecciones la ha convertido en «hotspot», uno de los puntos negros en el mapa alemán

Fürth es una ciudad de cuento de Baviera, a pocos kilómetros de Núremberg y con unos 130.000 habitantes. A pesar de unas restricciones muy severas que han ido aumentando desde noviembre, incluso el toque de queda a partir de las 21:00 horas, el repunte de infecciones la ha convertido en «hotspot», uno de los puntos negros en el mapa alemán del coronavirus, con una incidencia de 165,8 nuevos casos por cada cien mil habitantes en siete días y 141 muertos desde el inicio de la pandemia.

Con una cifra de casi 700 nuevas infecciones en un día y más de 260 personas en cuarentena, por haber estado en contacto con infectados, el ayuntamiento ha solicitado ayuda del ejército alemán para la supervisión de las cuarentenas, administración de vacunas y ayuda a las residencias. «En esta residencia han realizado trabajos de limpieza y de atención médica, pero lo que más nos ha sorprendido es la humanidad que muestran con los ancianos en momentos en los que ningún familiar puede venir a visitarlos».

Debido a que muchos empleados también han resultado infectados o están cumpliendo cuarentena, les falta personal y el ejército suple temporalmente ese déficit . «Tenemos grandes problemas para cumplir con la cuota de trabajadores calificados por número de residentes. Tenemos que concentrarnos en la atención básica». Y aunque la administración de la residencia y el equipo de sanitarios y cuidadores han estado trabajando durante semanas en turnos de doce horas, siguen necesitando ayuda externa.

Desde principios de noviembre, al igual que en el resto de Alemania, en Fürth está cerrada a cal y canto la gastronomía, junto el ocio, la cultura y el deporte . En diciembre comenzaron a cerrar colegios y guarderías que no volverán a abrir al menos hasta mediados de febrero y rige el toque de queda. El comercio está cerrado, excepto alimentación y farmacias, a las que hay que acudir, igual que al transporte público, con mascarillas profesionales. «El resultado es una ciudad fantasma », dice Marie, que despacha pan en un obrador local, «los clientes, que normalmente saludan, sonríen, charlan… ahora llegan, piden desde el exterior sin apenas cruzar palabra y se marchan corriendo encogidos, como huyendo», describe el día a día.

Hace cuatro días que la incidencia se situó por debajo de 200 y por lo tanto vuelve a estar permitida la movilidad más allá de un radio de 15 kilómetros. «Pero seguimos en estado de emergencia porque todavía no es posible lograr la estabilidad», informa Elisabeth Reichert desde el ayuntamiento, donde también falta mucho personal por estar cumpliendo cuarentenas por resultados positivos en los test de control.

En vías de solución

Según el asesor legal Mathias Kreitinger, la situación general de las instalaciones para personas mayores en Fürth está en vías de solución. En nueve de los 14 hogares de ancianos del área de la ciudad, los residentes y el personal están «completamente vacunados». A finales de enero, asegura Kreitinger, las segundas vacunas deberían estar ya cerca de completar la campaña . De las 4.714 vacunaciones realizadas hasta el momento en la ciudad y en el distrito de Fürth, 2.414 se realizaron en las residencias. «Estamos en el camino correcto con el grupo más vulnerable», expresa su alivio.

Las alrededor de 15.000 personas de más de 80 años que viven en la ciudad recibieron la primera semana de enero una carta en la que se les daba instrucciones para recibir la primera dosis. Kreitinger reconoce que la mayoría pidió cita por teléfono para acudir al centro de vacunación y que hubo momentos de cierto cao s. «Aunque hemos incrementado las capacidades, tanto de vacunaciones al día como de atención telefónica, todavía hay personas llamando por teléfono y que no obtienen respuesta», pero también señala que la situación está encauzada. Y si la campaña no avanza con más rapidez, es por falta de vacunas. Especialmente en términos de proteger a los ciudadanos mayores, esto es «devastador», ha declarado el alcalde Thomas Jung, que considera un «fracaso europeo que ahora debe pagarse con amargura».

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