La muerte de una adolescente de 16 años ilumina la irresponsabilidad de los jóvenes franceses

Según Jérôme Salomon, director general de Salud francés, la joven fue víctima de una forma grave del virus «extremadamente raro» en los jóvenes

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Imagen de un miembro del Servicio de Ayuda Médica de Emergencia de París (SAMU) AFP

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La muerte de Julie A. (16 años), la víctima más joven del coronavirus, en Francia, ha sonado como un aldabonazo trágico para una juventud que se creía “libre” e “invencible”, y prolongó hasta muy última hora una vida callejera y nocturna que daba prueba de una “alegre” irresponsabilidad nocturna.

Julie A. vivía en el departamento del Essonne , al sur de París, una “banlieue” / suburbio de clase media poco o nada acomodada, con varios focos de “multiculturalismo” siempre problemáticos.

La víctima francesa más joven de la pandemia hacía una vida tranquila, “salía poco”. Una simple tos se degradó rápidamente . La noche del martes el miércoles fue internada de urgencia en un hospital de parisino, donde falleció en relativa soledad.

Emma Tubery (20 años), hermana de Julie, ha declarado a la Agencia France Presse (AFP): “Mi hermana y yo, nuestros amigos, nos decíamos que éramos jóvenes. Me sentía invencible. A nuestro modo de ver, solo los jóvenes tienen miedo a morir. La muerte de mi hermana me ha hecho reflexionar, he tomado conciencia de la gravedad. Y recomiendo a todos mis amigos que cumplan a rajatabla las recomendaciones del presidente Emmanuel Macron”.

El caso de Julie y su hermana Emma ilumina la tragedia de fondo de buena parte de la juventud francesa.

Las noches del 14, el 15 y el 16 de este mismo mes de marzo, en vísperas del estado de urgencia y confinamiento que entró en vigor el día 17, los barrios y bares nocturnos de París, Lyon, Marsella, entre otras grandes ciudades, conocieron una afluencia excepcional. Y se hizo célebre este brindis, entre amigos y amigas: “¡Una última caña antes del Apocalipsis..!”.

Por las mismas fechas, en el restaurante de lujo situado en las arcadas del Museo del Louvre, con vista excepcional a la entrada de la legendaria pirámide, en vidrio, era muy difícil conseguir mesa, para degustar el mejor champagne y los mejores vinos, para acompañar productos nacionales o jamón pata negra español, sardinas y vieiras gallegas.

Ese estado de ánimo debía terminar con la declaración del estado de urgencia y confinamiento. Según el ministerio del Interior, 225.000 personas han sido detenidas y multadas por no respetar las medidas de confinamiento decretadas por el gobierno.

La agravación de la crisis y el crecimiento inexorable de las víctimas, los muertos, han culminado con una todavía parcial toma de conciencia, entre la juventud. La muerte de Julie A., la víctima francesa más joven, está sirviendo de revelador.

Sin duda, la inmensa mayoría de los franceses respetan de manera bastante estricta el confinamiento. Pero las encuestas realizadas por la AFP, RTL y BFMTV, las primeras cadenas de radio y tv, sugieren una cierta irresponsabilidad juvenil, a geometría variable.

Titouan (16 años), que vive en Saint-Lunaire (Bretaña, al oeste), declara a la AFP: “Creo que no arriesgo gran cosa. Soy joven”. Come (18 años), natural de Rouen (al norte) añade: “No llego a sentirme amenazado. ¿Cómo sentirse afectado por una enfermedad cuando se tiene mi edad?”.

Christophe Castaner , ministro del Interior, sentencia: “Si la muerte de Julie hiciese reflexionar a los jóvenes podrían evitarse muchas muertes”.

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