José Francisco Serrano Oceja
Adiós al cardenal Müller
La decisión ha sido con toda probabilidad una de las más complicadas y sensibles de este pontificado
La decisión del Papa de no renovar como Prefecto de Doctrina de la Fe al cardenal alemán Gerhard Müller ha sido, con toda probabilidad, una de las más complicadas y sensibles de este pontificado. La importancia de este cambio, con la colaboración de la denominada «Curia de Santa Marta», tiene una trascendencia vital para el futuro de la articulación doctrinal del pontificado. El cardenal Müller, al que no se le puede negar su ejemplar trayectoria académica, en recientes casos de compleja digestión doctrinal ha servido de dique de contención de actitudes implícitas o explícitas de oposición al pontificado. Un rol que le ha pasado factura y que no ha estado libre de ser instrumentalizado. En cierta medida, el cardenal Müller significa la herencia más cuidada del pontificado del Papa Benedicto, con quien, por cierto, el cardenal alemán sigue manteniendo una estrecha relación. Pero los tiempos han cambiado y en el pontificado de Francisco las formas son muy importantes, y los gestos, elocuentes.
Nos encontramos en un momento eje, cualitativo, en la época Francisco después de la «Amoris laetitia» y ante comisiones y temas abiertos. Con la designación de monseñor Luis Ladaria, el Papa modifica no tanto el contenido sino la forma de ejercer la función de salvaguarda de la doctrina en la Iglesia. No nos engañemos, por más que se empeñen algunos comentaristas, la teología del padre Ladaria no es precisamente la punta de lanza del progresismo de pandereta, ni de la aplicación pastoral del pensamiento teológico más avanzado. No hay más que repasar su bibliografía última en español para darnos cuenta de que su obra teológica, que bebe de fuentes múltiples, está muy alejada de frivolidades pastorales.
El cardenal Müller se despide de su servicio a la Iglesia universal con un último libro, de más de quinientas páginas en su edición alemanda, titulado «El Papa». Como nota curiosa, el único español citado en ese volumen es el hoy obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, por su tesis sobre el primado de Pedro en la historia. Una historia que nos deparará, sin duda, no pocas sorpresas.
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