Los activistas del clima se disponen a ocupar la mina de Garzweiler
Maána tendrá lugar la acción principal: ingresar como sea al ámbito casi lunar de la mina, eludir a los miles de policías que custodiarán ese espacio y ocupar el sitio para interrumpir el suministro por ferrocarril a las calderas vecinas
Ataviados con monos blancos, gorros y mascarillas, miles de activistas alemanes por la protección del clima comenzaron a llegar desde la pasada madrugada a la mina de lignito de Garzweiler, en la cuenca minera del Ruhr. Ayer comenzaban las vacaciones escolares y el plan es quedarse allí acampados al menos hasta el lunes, ocupando la atención mediática y forzando al gobierno de gran coalición a acometer objetivos climáticos más ambiciosos que los suscritos hasta ahora. «Durante todo el curso he ido a las manifestaciones de los viernes del movimiento Fridays for Future y ahora apoyaré esta ocupación para aportar mi granito de arena, para llamar definitivamente la atención de los políticos, sacarlos de su burbuja y obligarlos a tomar decisiones de las que depende directamente nuestro futuro», dice Lara, estudiante de 16 años que se traslada desde Berlín para participar en la protesta.
El modelo que siguen es la ocupación de la mina a cielo abierto de Hambach en octubre de 2018 por parte del movimiento «Ende Gelände». Utilizando tácticas que ya ni siquiera apoya abiertamente el partido político Los Verdes, que se está civilizando para su más que previsible entrada en el próximo gobierno de Alemania, esta convocatoria suma a los jóvenes y adolescentes de Fridays for Future y a los ecologistas que llevan décadas luchando por el abandono de la energía procedente del carbón en Alemania. «Están planeadas acciones pacíficas de desobediencia civil», adelantan fuentes de la organización, que aseguran que el objetivo último es «la salida inmediata de la gran coalición del gobierno de Alemania y provocar un cambio fundamental en el sistema».
«Ende Gelände» es una plataforma civil informal, que se auto-organiza a través de internet y a la que sus seguidores se suman de manera espontánea y gratuita, aunque según la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, los servicios de inteligencia de Interior, durante mucho tiempo ha sido apoyada por grupos de la escena extremista de izquierda. Como se anunció a principios de junio, numerosos organizadores han firmado una declaración de solidaridad con las acciones que se llven a cabo y sobre las que no se han dado detalles. «Podría entenderse, en vista de la amenaza de una catástrofe climática, si ahora la gente se ve obligada a la desobediencia civil a la minería del carbón», dice el texto. Las protestas llevan además una dirección de colisión con una empresa muy concreta. El lignito es un carbón marrón barato y altamente contaminante utilizado en gran escala por el conglomerado industrial alemán RWE.
Los organizadores cuentan con que acudirán también activistas y jóvenes de toda Europa . Desde el lunes se construyen carpas y hamacas en Viersen, cerca de la ubicación de la mina, para acomodar y alimentar con platos veganos a unas 6.000 personas llegadas de Madrid, París o Varsovia en autobús o en viaje compartido. El viernes está previsto que tenga lugar la acción principal : ingresar como sea al ámbito casi lunar de la mina, eludir a los miles de policías que custodiarán ese espacio y ocupar el sitio para interrumpir el suministro por ferrocarril a las calderas vecinas. «El lignito es el más sucio de los combustibles fósiles, debemos dejar de quemarlo, bloquear con nuestros propios cuerpos los pozos y sus diabólicas máquinas mineras», ha defendido Tadzio Müller, uno líderes del movimiento «Ende Gelaende».
En 2018 y aliado con otras organizaciones, este grupo de especialistas en la «lucha contra los actores del calentamiento global» logró detener la expansión de otra mina de RWE que amenazaba el bosque de Hambach, ocupado por activistas. Solo por parte del movimiento Fridays for Future se espera a unos 20.000 estudiantes para una «manifestación europea» convocada para el viernes en la cercana ciudad de Aquisgrán. Seguidamente está prevista una acción de «apoyo» a los ocupantes de la mina, fruto de una decisión adoptada por voto electrónico por una mayoría de miembros del movimiento estudiantil. En opinión de los organizadores, el acercamiento entre Ende Gelände y Fridays for Future debería permitir a estos nuevos defensores del clima acelerar sus acciones, después de meses de movilizaciones en ciudades europeas. «Todavía nos ven de forma paternal; no nos sentimos tomados en serio, las personas están impacientes» y se sienten tentadas por «la acción», calcula Helena Marschall, copresidente de Fridays for Future en Frankfurt. «Si no hay una reacción de llos partidos (...), entonces se la frustración se ampliará», advierte. En las filas de «Ende Gelaende», compuesta por treinteañeros más habituados con el activismo, dicen que «tienden la mano a los jóvenes» pero sin llamarlos a una acción potencialmente peligrosa. La idea no es que un menor de edad «termine bajo custodia» policial, ha defendido Marschall, «hay muchas maneras de participar, como cocinar o ayudar en el campamento, y eso es igualmente importante».
La policía alemana, por su parte, lleva a cabo desde hace semanas campañas para tratar de evitar que los menores de edad se sumen a los activistas más radicales . Incluso ha enviado mensajes mensajes de advertencia a las escuelas secundarias y a las asociaciones de padres de la región, donde ha logrado un nivel de concienciación bastante apreciable. La convocatoria, sin embargo, está dirigida a un área geográfica que incluye toda Europa y a la que estos mensajes policiales no han podido llegar. Ante la magnitud de la movilización, la policía reconoce su impotencia. «Haremos todo lo que sea posible para evitar la entrada a la mina, pero hay algunos puntos que no podremos cubrir», ha admitido el jefe de la policía en Aquisgrán, Dirk Weinspach.
Noticias relacionadas