El abecedario del maltrato habitual, según el Supremo
Subyugación psicológica, dominación, miedo a denunciar, incapacidad para salir del círculo y, sobre todo, culpabilidad
Los jueces destapan el patrón de conducta de quien crea un «ambiente irrespirable de violencia» en su propio hogar
Una situación prolongada en el tiempo de dominio a través de actos vejatorios, amenazas, menosprecio, control absoluto, humillación... Y con un objetivo claro: anular la libertad de la víctima e impedir el libre desarrollo de su persona. Si alguien tenía dudas de qué es el maltrato habitual el Supremo las despeja todas en una relevante sentencia en la que, más allá de lo jurídico, humaniza el sentimiento de culpabilidad y anulación absoluta que es denominador común de la víctima de ese maltrato habitual. La sentencia en cuestión confirma una condena a 18 años de cárcel de la Audiencia Provincial de Coruña, ratificada a su vez por el TSJ de Galicia. Pero lo importante no es tanto el caso concreto que examina como el abecedario del maltrato que, partiendo de ella, desglosa . Un manual que contribuye a que quien se encuentre en una situación similar, pueda ponga nombre a lo que le está sucediendo, y que convierte al juez, y no al Gobierno, en el árbitro de cada historia familiar.
De la A a la Z estas son las 27 reglas del maltrato habitual que cita la sentencia del Supremo, de la que ha sido ponente el magistrado Vicente Magro.
A . Con el maltrato habitual el bien jurídico que directa y específicamente protege el artículo 173.2 del Código Penal es la pacífica convivencia entre personas vinculadas por los lazos familiares o por las estrechas relaciones de afecto o convivencia a las que el propio tipo se refiere.
B. En la mayoría de ocasiones, la única prueba con entidad suficiente para sustentar la condena del acusado será precisamente el testimonio de la víctima , por lo que no puede prescindirse de la misma, bajo pretexto de alegato de la duda de que la declaración de la víctima no puede operar como única prueba para sustentar una condena, como ya ha declarado esta Sala. La declaración de la víctima es prueba de cargo bastante a analizar «por el juez o tribunal que actúa desde su atalaya infranqueable de la inmediación».
C. Mediante el maltrato habitual se ejerce un clima de «insostenibilidad emocional» en la familia mediante el empleo de una violencia psicológica de dominación llevada a cabo desde la violencia física, verbal y sexual.
D. Mediante el maltrato habitual el autor de este delito ejerce y deja claro el mensaje que pretende trasladar a los miembros del núcleo familiar mediante una subyugación psicológica que pone de manifiesto mediante el ejercicio de la violencia.
E. El maltratador habitual desarrolla, así, con su familia un mensaje claro y diáfano de la que podríamos denominar jerarquización de la violencia familiar.
F . La perversidad del maltratador habitual se exterioriza por la reiteración de sus conductas .Hay habitualidad.
G. El maltrato habitual en la violencia doméstica es un delito autónomo cuyo bien jurídico protegido es la integridad moral de la víctima. Su forma de manifestación puede ser física, pero, también, psicológica, pudiendo causar, incluso en algunos casos, más daño a las víctimas el psicológico que el físico, por cuanto aquél puede que ni tan siquiera lleguen a percibir que están siendo víctimas, lo que agrava más el hecho de la no denuncia en muchos casos y la permanencia en el tiempo del maltrato psicológico que puede afectar, y de gravedad, a la psique.
H .- El delito de maltrato habitual es compatible con la sanción separada de los distintos hechos violentos ejercidos sobre la víctima, como sucede en esta sentencia, en la que se castigó también la agresión sexual y las amenazas continuadas.
I. El maltrato habitual se consuma cuando la actuación se manifiesta de manera habitual y determina la creación de una convivencia insoportable para la víctima, la cual vive y respira en una situación de miedo, depresión y ansiedad, temiendo, incluso, por su vida, todo lo cual implica un claro desconocimiento, por parte del acusado, de la dignidad personal de la mujer.
J. Se trata de una forma de actuar y de comportarse en la que la violencia está constantemente presente, creando una situación permanente de dominación sobre las víctimas, que las atemoriza impidiéndoles el libre desarrollo de su vida. Tal forma de actuar se traduce y se manifiesta en distintos actos agresivos.
K. En los casos de maltrato habitual que se prolonga a lo largo del tiempo puede haber concreción, o no, de fechas, y puede ser difícil que la víctima o víctimas las recuerden con detalle , ya que pueden referir el estado permanente del maltrato, pero en la mayoría de los casos se trata de una conducta repetitiva, lo que no provoca indefensión.
L. Que ese maltrato se considere habitual no es un problema aritmético de número mínimo de comportamientos individualizados que han de sumarse hasta alcanzar una determinada cifra. Menos aún puede exigirse un número concreto de denuncias. Responde más a un clima de dominación o intimidación, de imposición y desprecio sistemático.
LL. Lo determinante es crear una atmósfera general de esa naturaleza, que trasluzca un afianzado instrumento de superioridad y de dominio hacia la víctima.
M. La habitualidad consiste en actuar repetidamente en la misma dirección con o sin condenas previas, que de existir, hay prueba de aquella, aunque no la única vía para su acreditación.
N. El maltrato habitual genera la existencia de un solo delito aun cuando ese clima habitual violento pueda afectar a varios de los sujetos pasivos. La pluralidad de sujetos afectados no transforma la naturaleza unitaria de ese delito en tantos delitos homogéneos como personas mencionadas en el tipo hayan soportado directamente el clima habitual de violencia creada por el autor.
Ñ. El maltrato habitual se aproxima a la categoría de los «delitos de estado» en los que se crea un resultado antijurídico que no aparece vinculado a una concreta identidad del sujeto pasivo, pues ese clima habitual de violencia, sujeción y dominación que se proyecta sobre todos los que, con independencia de su número, hayan quedado encerrados, valga la expresión, en dicho círculo.
O . Con el maltrato habitual se ejerce « un ambiente infernal e irrespirable que envolverá la convivencia« a partir de los actos de violencia o cosificación dirigidos en el tiempo «sobre el mismo o diferentes sujetos pasivos», resultando incluso indiferente que algunos de esos actos hubieren sido ya enjuiciados.
P . El número de personas directamente afectadas por dicho clima violento duradero, como la frecuencia con que se reiteren los actos de violencia, la naturaleza concreta de los comportamientos, o el daño que los actos de dominación puedan irradiar a los demás integrantes de la unidad familiar, servirán como parámetro para evaluar los indicadores de antijuridicidad de la acción y el alcance de la culpabilidad del responsable. Datos todos ellos que deberán ser tomados en cuenta para la individualización de la pena a imponer.
Q. El maltrato habitual se configura con unas características de especial crueldad en el autor que en el círculo de su propio hogar familiar ejerce un maltrato prolongado , y que aunque se desdobla en actos aislados de hechos que pueden conllevar, individualmente considerados, una penalidad reducida, la reiteración en esos hechos provoca un doble daño en la víctima, tanto físico (si se trata de agresiones causando lesión o sin causarlas), o psíquico como por el hecho de que el autor de las mismas no es un tercero ajeno a las víctimas, sino la propia pareja y progenitor.
R. El maltrato habitual produce un daño constante y continuado del que la víctima, o víctimas tienen la percepción de que no pueden salir de él y del acoso de quien perpetra estos actos. También miedo y la sensación de no poder denunciar.
S. En el maltrato habitual puede que el silencio haya sido prolongado en el tiempo hasta llegar a un punto en el que, ocurrido un hecho grave, se decide, finalmente, a denunciar por haber llegado a un límite a partir del que la víctima ya no puede aguantar más actos de maltrato hacia ella y, en ocasiones, también, hacia sus hijos.
T. El retraso en denunciar la víctima los actos de maltrato habitual no puede ser tenido en cuenta para minimizar la credibilidad de la declaración de la víctima por las propias características de este tipo penal en el que el silencio de las víctimas se manifiesta como una de las más relevantes , lo que agrava el resultado lesivo emocional y físico de las víctimas al final de este recorrido de maltrato.
U. Ello va unido a que cuando la víctima se decide a denunciar , o a querer romper su relación ante el carácter insoportable del que se ejerce sobre ella y sus hijos se incrementa el riesgo de que los actos de maltrato pasen a un escenario de «incremento grave del riesgo de la vida de la víctima», ya que si ésta decide comunicar la necesidad de una ruptura de la relación, o le denuncia por esos hechos, el sentimiento de no querer aceptar esa ruptura el autor de los mismos provoca que pueda llegar a cometer un acto de mayor gravedad, y que puede dar lugar, incluso, a actos de la denominada violencia vicaria.
V. En el maltrato habitual la inexistencia de denuncias previas no es entendible como una declaración no cierta o inexacta , o que la víctima falta a la verdad, ya que la existencia de denuncias previas no es un requisito sine qua non exigido en la valoración de la prueba de la víctima en el delito de malos tratos.
X. Que la víctima se decida, al final, a denunciar los malos tratos habituales tras un hecho de gravedad, no altera su credibilidad, y es obvio que la relación que mantengan no sea buena, y más aún cuando tras la convivencia, o durante ella, ha habido malos tratos. Pero ello no tiene por qué conllevar a que en la declaración de la víctima se entienda que siempre y en cualquier circunstancia existe una duda acerca de su credibilidad. No puede alegarse que ello es por resentimiento, y no quiere decir que la víctima mienta, sino que el resentimiento existe de cualquier modo , pero por esa existencia del maltrato, lo que no debe llevarnos a dudar de que lo que declara acerca de un hecho concreto sea incierto.
Y. La redacción del art. 173.2 CP que sanciona la mera conducta habitual del maltrato como tipo penal autónomo tiene una específica misión de impartir un mayor reproche penal a una conducta tan execrable como lo es el maltrato reiterado.
Z. La relación de «sometimiento psicológico» que provoca el maltrato, y que puede plasmarse en secuelas graves psíquicas, determina la paralización de tomar decisiones libres a la víctima, ya que la víctima no es consciente de que esté siendo victimizada , porque la dominación y subyugación del autor del delito de maltrato permite conseguir que la víctima no pueda salir del ciclo de la violencia habitual que ejerce el autor.