«En el 2050 habrá más plástico que peces en los océanos»

El divulgador vizcaíno advierte de que los residuos sólidos están acabando con la biodiversidad marina

Adrián Mateos

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Ocho millones de toneladas de basura acaban cada año en el océano. El 80% de estos residuos son botellas y bolsas de plástico, que constituyen la principal amenaza para la flora y la fauna marinas. Una lacra que el doctor en Biología Alberto Santolaria aborda en «Salvar la vida marina» , espacio con el que trata de sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de cambiar de hábitos para preservar la naturaleza. El centro comercial Max Center de Baracaldo (Vizcaya) es la sede de la exposición, que permanecerá abierta hasta el 23 de junio.

¿Qué diagnóstico extrae de la situación actual de los océanos?

El mayor problema es la pérdida de biodiversidad. Las especies desaparecen a un ritmo más rápido de lo normal, hasta el punto de que los expertos comienzan a hablar de la sexta gran extinción en masa. Siempre ha habido modificaciones en el clima, pero ahora se están produciendo tan deprisa que los animales y las plantas no tienen tiempo de adaptarse.

¿Qué otros factores intervienen en el mal estado de los océanos?

Principalmente la contaminación, la sobrepesca y el vertido de plásticos. El plástico no es un contaminante en sí, sino un material que ahoga a los peces. Se les llena el estómago y se mueren por inanición, porque la comida que ingieren no llega a entrar. Esto para la humanidad también es terrible, porque vive de la naturaleza.

¿Afectaría también a los humanos a la hora de comer pescado?

El plástico que comamos nosotros acabará seguramente en el tracto digestivo. Lo que importa es conocer qué efecto tienen los contaminantes químicos que se quedan pegados a las micropartículas de plástico. Es como la arena que queda adherida a una pelota mojada. Pequeñas partículas de mercurio y metales pesados que podrían desprenderse y entrar en nuestro torrente sanguíneo. Pero esto todavía está por estudiar, hay muy pocos análisis que hayan hecho balance. Sabemos que el veneno mata, pero no sabemos qué efecto tiene cuando lo tomamos constantemente en una cantidad muy pequeña.

¿Qué consecuencias tiene el cambio climático y el vertido de plástico para las aguas del País Vasco?

Precisamente realicé un documental del tema, «¿Qué le ha pasado al Gelidium?». Un alga roja que forma praderas marinas de entre tres y 15 metros y que constituye un hogar para muchas especies. Antes podías bucear por encima del Gelidium, pero ahora solo se ve roca porque ya no está. Especies como moluscos y crustáceos ya no pueden vivir ahí, y no tienen dónde guarecerse ni dónde reproducirse. Es un problema al que hay que dar solución. A nosotros puede que no nos afecte, pero las próximas generaciones lo van a tener muy difícil.

De seguir a este ritmo, ¿cuál será el futuro de los océanos?

Las imágenes que se ven en televisión son muy elocuentes. El plástico será un elemento más de las playas y los ríos , aunque las administraciones se encargarán de que la gente no lo vea. En Vizcaya tenemos un sistema de recogida de playas muy eficiente, de manera que si llegas a las nueve de la mañana no ves ni un solo plástico. Pero si vas a las seis de la mañana, se te cae el alma a los pies.

¿Considera que la sociedad está concienciada del problema?

Al menos, el tema está en la calle. Se han conseguido algunos hitos que invitan a la esperanza.

¿Como cuáles?

Creo que todo comenzó en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), donde se presentó un estudio que advertía de que, si seguimos así, para el 2050 habrá más plástico que peces en los océanos. Eso supuso punto de inflexión, provocó un cambio en la sociedad. A veces, un eslogan es capaz de cambiar la perspectiva.

¿Qué hay de las grandes corporaciones y comunidades políticas?

También se han producido avances. Por ejemplo, China ha dicho que dejará de recibir los plásticos de otros países, por lo que Europa deberá gestionar sus propios residuos. Esta misma semana, Bruselas ha declarado la guerra al plástico. Esto significa que las propias petroleras admiten que la situación no se puede sostener.

¿Qué hay de las grandes corporaciones y comunidades políticas?

También se han producido avances. Por ejemplo, China ha dicho que dejará de recibir los plásticos de otros países, por lo que Europa deberá gestionar sus propios residuos. Esta misma semana, Bruselas ha declarado la guerra al plástico. Esto significa que las propias petroleras admiten que la situación no se puede sostener.

¿Está satisfecho con las medidas que se están tomando?

A mí me parecen bien todas las políticas de reducción de residuos que se establezcan. Bruselas, por ejemplo, ha propuesto medidas como alcanzar una tasa de reciclaje del 70%, aunque ahora mismo no llegamos al 30%. Lo único que deseo es que el proceso sea más rápido y que se impongan sanciones para las personas que no cumplan.

¿Qué debe hacer la ciudadanía para cambiar de hábitos?

En realidad, es un aspecto biológico. Nuestro cerebro actúa de modo automático para ahorrar energía. Cuando una persona tiene un hábito, el que sea, difícilmente lo va a cambiar. Por eso es importante crear consciencia y pensar las cosas antes de hacerlas. Tirar un plástico a la basura normal o a un cubo separado no requiere más energía, pero sí supone un esfuerzo mental.

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