¿I+D: 2% del PIB?

En todas las convocatorias electorales los partidos ofrecen grandes inversiones en investigación y desarrollo. El resultado no puede ser más decepcionante

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Muchas han sido las convocatorias electorales desde el principio de los 90; en todas ellas los programas de los partidos, en especial de los dos principales, ofrecían llegar al 2% del PIB como inversión en I+D. Tras más de 20 años, el resultado no puede ser más decepcionante, cabe reclamar cautela al cuantificar este objetivo. En la actualidad nuestro esfuerzo científico-técnico no pasa del 1,21% del PIB, sumando las aportaciones del sector público y el privado empresarial. Llegamos a alcanzar el 1,35% en 2008, el año en que se crea el Ministerio de Ciencia e Innovación, y también el año que marca el comienzo de una notable caída mantenida hasta hace poco.

El indicador de gasto en I+D es importante, pero no se debía señalar la cifra objetivo de forma arbitraria, sino comprometiendo las medidas y reformas que hacen falta y señalando cómo implementarlas. Las políticas científicas y de innovación suponen mucho para el futuro de nuestra sociedad . La emergencia de China como un actor fundamental, por el incremento astronómico de sus actividades de I+D, resultan muy reveladores de su creciente poder en el mundo. Ha sabido aprovechar lo mejor de su tradición científica y potenciar a sus recursos humanos formados en Occidente. El gigante asiático con economía capitalista y férreo poder político, alcanza escalas en su actividad innovadora que compiten con el bloque estadounidense.

Las políticas científicas y de innovación suponen mucho para el futuro de nuestra sociedad

Nuestras tareas científico-técnicas sólo tienen sentido si se insertan en el esfuerzo de la Unión Europea. Un ámbito, el europeo comunitario, que continúa formulando planes ambiciosos, complicados de elaborar, de ejecución excesivamente burocrática, con los que resulta difícil competir en el contexto internacional. En todo caso, el presupuesto comunitario supone la décima parte del gasto en I+D de la unión de estados. España necesita reformas profundas para aprovechar tanto el talento como nuestras oportunidades. Muchos de nuestros científicos emigran, sin que los investigadores extranjeros que recibimos compensen el drenaje de recursos humanos que nos afecta. Nuestras oportunidades deben propiciar el crecimiento de la tarea investigadora.

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