Una ola de 19 metros en el Atlántico Norte, nuevo récord mundial de altura

Fue registrada por una boya entre Islandia y el Reino Unido, el 4 de febrero de 2013

Fuerte oleaje en las costa inglesa AFP

Unos diecinueve metros, casi tanto como un inmueble de siete pisos, fue la altura récord alcanzada por una gigantesca ola que se encrespó en el Atlántico Norte, en febrero de 2013, entre Reino Unido e Islandia, según confirmaron, en Ginebra, un comité de expertos de la Organización Metereológica Mundial (OMM).

Este inmenso movimiento de agua se produjo tras un episodio de viento muy frío, con velocidades de casi 44 nudos , explicó este organismo que calificó de «extraordinario» este inusual evento. El récord anterior de un fenómeno del mismo tipo ocurrió en 2007, la altura alcanzada entonces fue de dieciocho metros, también en el Atlántico Norte.

La OMM precisó, a través de un comunicado, que gracias a una boya de observación científica se ha podido, por primera vez, medir una ola de esta altura y destacó la importancia de continuar este tipo de observaciones para asegurar la seguridad de la industria marítima mundial y proteger las vidas de las tripulaciones y pasajeros que viajan por rutas marítimas.

Wenjian Zhang , asistente del secretario general de la OMM, subrayó la importancia de los registros metereológicos « para poder comprender las interacciones entre el clima y los océanos y destacó la importancia de las boyas marinas de observación científica que juegan un papel tan importante como los satélites en el espacio ».

La altura de una ola se determina calculando la distancia que existe entre la cresta y el valle o depresión que se forma entre esa misma ola y la siguiente. Para poder llegar a la conclusión de que «una ola tiene una altura significativa» se hace un promedio entre las más altas que un observador puede ver durante un período continúo de unos diez minutos. [Mira el récord de las olas en España ]

Aunque corrientemente se identifica al Pacífico Sur con olas espectaculares, las más altas se levantan en el Atlántico Norte debido precisamente a los fuertes vientos y a las importantes presiones atmosféricas registradas durante el invierno en esta zona las cuales llegan a provocar tormentas extra tropicales también conocidas como «bombas».

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