El milagro del niño Jesús, un bebé rescatado del terremoto de México en 1985
Aún nadie se explica cómo Jesús Francisco Santamaría resistió decenas de horas sin comer ni beber bajo los escombros, junto a cuerpos en estado de descomposición
![El milagro del niño Jesús, un bebé rescatado del terremoto de México en 1985](https://s3.abcstatics.com/Media/201509/14/milagro-jesus--644x362.jpg)
Cuatro días después de ver a su alrededor la alegría de quienes encontraron vivos a los suyos, Graciela Rodríguez abandonó los rezos y celebró su gran momento de dicha en el terremoto de 1985 : ver salir de los escombros a su sobrino recién nacido, al que horas más tarde adoptaría como su hijo.
Había llegado al Hospital General poco después de que el seísmo del jueves 19 de septiembre derribara en su casa una jaula de pájaros que salieron volando como aves de mal agüero y desde entonces no había dejado de orar por la vida de los demás y también por Fidelina, la mujer de su hermano, enterrada en los escombros junto a su niño recién nacido.
«Cada vez las esperanzas eran menos. Sacaban camiones en los que colgaban brazos, piernas y cabezas, todo empezaba a oler mal. El domingo vinieron personas a informarnos que iban a demolerlo todo porque ya ahí no podía quedar nadie con vida; por supuesto no lo permitimos», cuenta en una entrevista con Efe Rodríguez.
A esas horas, vencido por el cansancio, el doctor Luis Arturo Chávez se acostó a dormir un poco en el Auditorio del nosocomio derrumbado. A las tres de la madrugada del lunes 23, lo despertaron para decirle que alguien lloraba debajo de la mole de piedra rota y aunque no lo creyó posible, fue a comprobar.
Chávez encontró una especie de túnel y dentro de él, al lado del cadáver de una mujer, estaba un niño aprisionado entre las paredes y los barrotes de su cuna . Tenía múltiples fracturas, varillas enterradas, hipotermia, secuelas del ambiente infectado y grietas en su piel, pero estaba vivo.
Vestida de negro, Graciela se sacude las gotas que salpican sus ojos, trata de calmarse y entonces termina de contar el momento más hermoso de su vida, cuando vio la pulsera de identificación del bebé y gritó en medio de un ataque de llanto: «¡Ese es el mío!» .
« Tuvo muchas secuelas , lo único limpio era la cara. Me dijeron que no me hiciera ilusiones, que si creía en Dios lo encomendara porque quizás con la medicina no bastara. Yo no tenía hijos y mi esposo y yo nos hicimos cargo porque su mamá había fallecido y mi hermano no podía», recuerda la madre adoptiva de Jesús Francisco Santamaría , uno de los llamados «niños milagro»del terremoto.
¿Cómo resistió?
Treinta años después ni siquiera los médicos se ponen de acuerdo al tratar de explicar cómo aquel bebé resistió decenas de horas sin comer ni beber, debajo de los escombros , al lado de cuerpos en estado de descomposición.
Alguien aseguró que se alimentó del pecho de la madre muerta, algunos médicos se refirieron a la «grasa parda», que tienen los recién nacidos para situaciones de emergencia y Graciela jura que el niño permaneció con el puño cerrado con una medalla de la virgen María y gracias a eso recibió sus favores.
Después de más de 10 operaciones, el chico comenzó a llevar una vida cercana a lo normal, con la única secuela de una cojera crónica, y hoy es un hombre de 30 años, estudiante de derecho, casado, con una hija, y que se reconoce como hincha de las Chivas de Guadalajara y del delantero Javier «Chicharito» Hernández.
«Vivo en Coapa, a unas cuadras del club América, o sea tengo el enemigo cerca», dice con un tono del mexicano común que es, celebra su cumpleaños el 15 de septiembre mientras en el país se festeja el grito de Independencia, y lo vuelve a conmemorar la semana siguiente, en el aniversario del día que lo rescataron.
Los primeros ocho días de la vida de Jesús Francisco, al que Chávez llama cariñosamente Chuchín y del que es padrino de bautizo, son material para una novela o al menos un relato largo con gran carga de humanismo, pero lo acontecido después fue mucho más fuerte.
«Cuando tenía ocho años le sacaron una costilla y la usaron para arreglarle la mandíbula, entonces le colábamos el mole y el chicharrón y se lo tomaba licuado con un popote (pajita)"» recuerda Graciela.
Por entonces se acostumbró a dar entrevistas a la prensa cada mes de septiembre en los aniversarios del terremoto y si pudo asimilar su vida diferente fue porque sus padres adoptivos le contaron todo con detalles y le enseñaron a jamás comportarse como víctima porque por encima de todo él era un afortunado.
«Además de las entrevistas, de niño me resultaba raro tener dos papás y seis abuelos, entonces ellos me explicaron que eran mis tíos y me habían adoptado, aunque está claro que son mis verdaderos padres», explica el joven.
Además de Jesús Francisco, hubo otros niños milagros salvados por el doctor Chávez y sus colaboradores, entre ellos Jesús Antonio, Crisanta y María Milagros , que acabados de nacer mostraron una monumental capacidad de resistencia y sobrevivieron, aunque en el caso de la última falleció.
«Hay quienes dicen que cuando se deshidrataron, la piel se volvió absorbente y captó la humedad, es lo que pudo haber sucedido con Chuchín», cuenta el médico sobre su antiguo paciente sin entender todavía las causas del extraño milagro, mientras asegura que lo hermoso ha sido presenciarlo durante 30 años.