El Papa pide a los padres que enseñen a sus hijos a rezar
Francisco celebra la audiencia general número 100 de su pontificado
Después de unas semanas en el Aula Pablo VI , la audiencia general de los miércoles ha vuelto a celebrarse al aire libre , en la plaza de San Pedro. El Santo Padre ha paseado más de 20 minutos en papamóvil entre los peregrinos que lo aclamaban desde la distancia. Como es habitual, se ha detenido a saludarlos, ha besado y bendecido bebés y ha recibido los regalos que cada miércoles le traen desde todos los rincones del planeta.
Francisco ha dedicado hoy la audiencia general número 100 de su pontificado a la oración y, en concreto, a la oración en familia. El Papa ha reconocido que los padres tienen que hacer auténticas virguerías para seguir el ritmo de los quehaceres cotidianos. Lo ha explicado de forma muy gráfica. Ha bromeado diciendo que los padres resuelven «una ecuación que ni los grandes matemáticos saben resolver: ¡Convertir 24 horas en el doble! Hay madres y padres que podrían ganar el Nobel por esto».
Sin embargo, el Santo Padre ha indicado a continuación que la oración da una dimensión nueva a las obligaciones diarias: «Permite encontrar la paz para las cosas necesarias, y descubrir el gozo de los dones inesperados del Señor, la belleza de la fiesta y la serenidad del trabajo». Pero, para lograr esta paz, el Papa ha recordado a los padres que son los responsables últimos de enseñar a sus hijos a rezar. ¿Cómo? Primero ha recomendado la lectura del Evangelio: «La oración brota de la escucha de Jesús, de la lectura y familiaridad con la Palabra de Dios». Por eso, ha vuelto a interpelar a los padres como ya ha hecho en otras ocasiones: «¿Tenemos un Evangelio en casa?, ¿lo abrimos para leerlo juntos alguna vez?, ¿lo meditamos rezando el Rosario? El Evangelio leído y meditado en familia es como un buen pan que alimenta el corazón de todos ». Y después ha sugerido fórmulas sencillas y asequibles: «Y por la mañana y por la tarde, cuando nos sentemos a la mesa, digamos juntos una oración con sencillez». Fuera de su discurso escrito, ha improvisado unas palabras confesando que hay una circunstancia que le preocupa: Que cada vez menos niños sepan hacer la señal de la Cruz. Ha dicho a los padres que ahí tienen una hermosa misión porque «es bonito cuando las madres enseñan a los hijos pequeños a mandarle un beso a Jesús o a la Virgen. En ese momento, el corazón de los niños se transforma en lugar de oración. Es un don del Espíritu Santo».
Por último, ha recordado que el próximo miércoles la Iglesia celebra la primera Jornada Mundial de Oración por el cuidado de la Creación cuyo acto central será una Liturgia de la Palabra presidida por él a las cinco de la tarde en la basílica de San Pedro. Se trata de una jornada en la que el Papa invita a reflexionar sobre «la conversión ecológica» que pide en su encíclica « Alabado seas ».
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