EE.UU. aprueba el uso de un potente analgésico en niños a partir de 11 años
El fármaco, derivado de la oxicodona, es señalado como uno de los culpables de la epidemia de adicción a calmantes y del resurgimiento de la heroína
Cerca de 2,1 millones de estadounidenses sufren de adicción a calmantes de prescripción médica , según los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU. (NIH, en sus siglas en inglés). «El principal factor de riesgo para el consumo de heroína es un trastorno en el uso de opiáceos de prescripción médica», advirtió un estudio del pasado julio de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC).
En un país que vive una epidemia de abuso de opiáceos de receta y donde la heroína ha resurgido en los últimos años después de la plaga que fue en la década de los 80, una noticia ha despertado un fuerte debate: la Administración para los Fármacos y Alimentos (FDA) ha aprobado el uso de OxyContin en niños de entre 11 y 16 años.
OxyContin es un opiáceo derivado de la oxicodona que se obtiene por prescripción médica y que bloquea los receptores de dolor del sistema nervioso central. Es uno de los pocos analgésicos potentes que se liberan de forma sostenida: en lugar de ingerirlo cada 4 o 6 horas, el paciente realiza solo dos tomas por día y su efecto se prolonga en el tiempo.
Ahora, la FDA respalda su uso en menores con enfermedades crónicas o con dolencias acompañadas de fuerte dolor, como el cáncer. Hasta el momento, algunos médicos de EE.UU. lo recetaban «off label» para pacientes no adultos con fuertes dolores (la FDA no regula la práctica de la medicina y permite que los profesionales lo receten aunque no esté en las indicaciones del fármaco).
La autorización de la FDA es para niños a los que ya se les administra oxicodona y toleran dosis de 20 miligramos al día.
La decisión ha sido bien recibida por algunos sectores, que aseguran que muchas veces los médicos no tienen a su disposición suficientes fármacos para tratar el dolor extremo en pacientes menores. La aprobación llega después de que la FDA pidiera a Purdue Pharma –a farmacéutica que comercializa OxyContin– presentara estudios sobre la seguridad del fármaco en niños.
«Aunque por suerte es poco común, alg unos niños sufren periodos de dolor crónico agudo de dolencias como el cáncer», explicó a «The Huffington Post» Chris Feudtner, director del Departamento de Ética Médica del Children’s Hospital de Filadelfia. «Para estos pacientes, los analgésicos potentes son un gran alivio», explicó.
Otros se preguntan qué efectos tendrá la decisión en la dramática plaga de abuso de opiáceos y en el creciente consumo de heroína entre los jóvenes estadounidenses. OxyContin y otros opiáceos se han convertido en drogas recreativas que muchas veces acaban en adicción y en el uso de heroína . Cuatro de cada cinco nuevos consumidores de heroína estuvieron antes enganchados a fármacos opiáceos, según los datos de la agencia gubernamental de Salud del Comportamiento.
Consumo disparado en jóvenes adultos
El uso de heroína se había mantenido en niveles muy bajos y sin evolución en la franja de edad donde ahora la FDA aprueba la utilización de OxyContin: en menores de entre 12 y 17 años, se han observado menos de dos casos por cada mil habitantes durante la última década. Pero para los jóvenes adultos de entre 18 y 25 años, el consumo se ha disparado: en el periodo 2002-2004 se observaban 3,5 casos por cada mil habitantes, mientras que en el periodo 2011-2013 se duplicaron hasta 7,3.
La evidencia de que el OxyContin se había convertido en una droga para jóvenes la constató la propia farmacéutica. Purdue cambió en 2010 el formato de las pastillas para que fuera más difícil machacarlas y hacerlas polvo o disolverlas: los jóvenes las esnifaban o se las inyectaban.
El historial de Purdue con este fármaco no es tranquilizador. En 2007, la compañía tuvo que pagar una multa de 600 millones de dólares y tres de sus principales ejecutivos dimitieron por información engañosa. La farmacéutica realizó una campaña de promoción del fármaco a los médicos en la que aseguraba que, por su dosificación sostenida en el tiempo, OxyContin suponía una menor amenaza de abuso y adicción que otros opiáceos tradicionales.
Desde 1996 –cuando Purdue introdujo el fármaco en el mercado–hasta 2001 –la fecha en la que dejó de utilizar esa estrategia de márketing–, OxyContin fue un superventas farmacéutico, que reportó unos ingresos de 2.800 millones de dólares. El producto llegó a suponer el 90% de las ventas de la compañía.
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