Repostar gasolina y sexo en Madrid
El negocio de los «sex shops» se reinventa con máquinas expendedoras de productos eróticos en gasolineras
A plena luz del día y mientras se llena el depósito de combustible. La vieja estampa de la cortina en el local de luz tenue pasó a mejor vida, ahora las gasolineras se han convertido en el nuevo escenario para comprar juguetes eróticos. La alta tendencia de consumo de pornografía por Internet ha hecho «polvo» a los «sex shops» que han visto disminuido el volumen de negocio a marchas forzadas teniendo que llegar a cerrar muchos de ellos. Según nos cuenta Margarita Antón Sastre, represantante legal de la Asociación Española de Comerciantes de Artículos de «Sex Shop», desde 2010 han cerrado el 45% de estos establecimientos en toda España. «Actualmente ya nadie compra películas ni revistas de este tipo en tiendas especializadas, a no ser que sea algo muy específico, directamente acceden a este contenido por Internet , lo mismo pasa al comprar productos eróticos». Competir con el anonimato que ofrece la red resulta muy complicado para un sector que ha tenido que disparar la imaginación tratando de conseguir clientes en los sitios más insospechados. El problema de este tipo de máquinas, según nos cuenta la abogada, es que muchas veces «exponen el producto de silicona a unas condiciones que pueden mermar su calidad poniendo en riesgo la salud del consumidor».
Accede al vídeo para ver de primera mano uno de estos establecimientos en una gasolinera de Madrid.
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