Nahú Beach

Descalzos por el parque

Nahú Beach (Cádiz) Si el clima acompaña, la cena es una experiencia sensorial más allá de los platos y la mesa

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Antes hubo intentonas pero yo diría que fue el primer proyecto serio de llevar un restaurante fino a la playa. De ponerlo en la arena. Tiene años ya esta iniciativa. Nació de pie y triunfa un verano tras otro por ofrecer la posibilidad de comer muy bien sin calzado, con los pies hundidos en la arena de una playa prodigiosa y desaprovechada del litoral gaditano, la de Cortadura, a las puertas de un parque natural por reivindicar, entre dunas.

Su decoración, su ambientación está al servicio del entorno, se mimetiza. Otro detalle digno de agradecer. Este verano luce esas bombillas desnudas, unidas por el cable, tan sesenteras, tan de verbena y de isla mediterránea. Están muy de moda. Si el clima acompaña, la cena es una experiencia sensorial más allá de los platos y la mesa.

Este local pertenece al grupo de Raúl Cueto, uno de los más pujantes de los últimos años en la Bahía de Cádiz. Su joven propietario se caracteriza por seguir dos directrices básicas del negocio: el que tiene tienda que la atienda y viajar mucho para imitar lo que le gusta de por ahí.

El resultado es tan práctico y ecléctico como agradable. Tiene una carta muy amplia, de vocación internacional, especialmente asiática, pero cruzada con lo tradicional y lo provincial. Respetuosa con los abuelos pero vestida con bikini chico, atractiva e informal. La cocina (especialmente para la cena) cuida producto, elaboración y presentación. Pueden disfrutarse muchos platos sencillos, incluso típicos, en una versión muy aceptable, ejecutados con honestidad. Como el abanico enorme de pescado frito (sin diminutivo, por favor, que no es obligatorio) y a la plancha, la parrilla. Muy sabrosas, por frescas, las sardinitas. Rica la pata de pulpo asada, tan en boga.

La pizarra de sugerencias del día suele bíblica, como una tercera parte de la carta. Suele incluir como unas 20 propuestas de mercado. En esta última visita cayó un falso rissotto marca de la casa, es decir, sencillo, efectivo, rico. También un 'costillar' de atún (cuidan el atún) que me pareció original. Mucho más graso y especiado que los platos habituales en los últimos años, menos limpio y carnoso pero se agradece tanto sabor y buscar giros distintos al rey marinero de las mesas gaditanas. Guiños a los niños (y no tanto) con oferta como pizza, pasta, woks o la McManila Burger, cargada de retinto y atractiva sin recurrir salsas artificiales.

Lo del personal es curioso. Parece que han hecho un casting para un concurso de belleza. Pero criterios estéticos al margen, es de una amabilidad encomiable, eficaz y voluntarioso pese a estar desbordado en horas punta de las fechas veraniegas clave. La bodega es atrevida y curiosa en la carta, llamativa para estar en la playa, aunque los vinos que se sirven por copas podrían ser más y mejores, liberarse del acuerdo comercial con Torres para buscar otras referencias, o añadirlas

Se agradece el enorme abanico de servicios (cargadores de móviles, música a la carta.) y una amplia programación de actividades, música en directo, animación para niños, presentaciones, degustaciones. Pero eso afecta a otra faceta -bar de copas de gran horario, coctelería, cafetería- que no incumbe a esta supuesta crítica.

Conserva su sello: un clásico contemporáneo en el verano gaditano.

Nahú Beach Carretera Cádiz-SanFernando, km. 0,5. Tlf.: 653 804 015 Cádiz

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