Un hogar de lujo para la última etapa de la vida
Las residencias de alto «standing» ofrecen gran variedad de tratamientos, actividades lúdicas y buena gastronomía
Celsa Isco , de 95 años, llegó a la residencia de ancianos Mutilva del grupo Amma (Navarra), junto con su hermana hace un año. Se trata de una de las muchas residencias de lujo que hay en España. En el centro de Mutilva ofrecen tratamientos de fisioterapia, psicología y terapia ocupacional, entre otros servicios muy apreciados por sus residentes.
«Hay una limpieza extraordinaria , el trato con nosotros me parece muy bueno», indica esta ama de casa que llegó a esta residencia después de quedarse viuda. Para Celsa, de todos los servicios con los que cuenta su nuevo hogar lo que más le gusta es la gran oferta de talleres ocupacionales. «Se preocupan de que estemos muy ocupados con trabajos manuales , como pintar o hacer punto», señala.
Para lograr una buena adaptación, el gran número de servicios ofrecidos por las residencias de lujo son de gran ayuda. «Se considera un valor añadido de la residencia disponer de un médico personal las 24 horas al día», explica Carlos Escribano , médico y director gerente de la residencia para mayores Villademar (Murcia). El responsable de este centro internacional añade que prestan además especial atención a la comida , «uno de los pequeños placeres de los mayores». También realizan con los ancianos diferentes actividades lúdicas , como salir a la playa o al teatro.
Las personas que acuden a estas residencias suelen ser de dos tipos. «Los que vienen a gusto y los reticentes, que lo ven como un asilo y un abandono de sus familiares», explica el médico. Para los segundos, el primer día en una residencia puede ser complicado. Sin embargo, como apunta María Loperena , directora de la residencia de ancianos Mutilva de Navarra, «aunque el abandono del hogar es duro, al final se convierte en su casa ». La clave para lograr la adaptación es cuidar «hasta el último detalle» para ser al final «como una gran familia », señala.
Es el caso de Ángel Palacios , quien llegó como acompañante de su mujer, que ya no puede valerse por sí misma, junto con su hija, con síndrome de Down. «Estamos más cómodos que en casa porque allí tenía que hacerlo casi todo y aquí me lo dan todo hecho . Tenemos un médico que nos atiende y un hospital muy cerca», afirma. Para la directora del centro de Mutilva, los centros de mayores permiten a los residentes sentir que no están solos y que vuelven a ser útiles .
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