Vivir con fobia a hablar

Sabrina Branwood tiene 35 años y sufre mutismo selectivo, un trastorno de ansiedad que afecta principalmente a niños

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El mutismo selectivo –mejor descrito como una «fobia a hablar»– es un trastorno de ansiedad que afecta a miles de niños. Pero los pocos adultos que también lo sufren permanecen en el olvido.

«Podría hablar toda mi vida con mi abuela, pero cuando sufrió un derrame cerebral estaba tan ansiosa que dejé de ser capaz de hablar con ella», afirma a BBC Mundo Sabrina Branwood , de Rochdale, quien ha tenido desde la infancia este trastorno de ansiedad que le impide hablar en situaciones sociales y con ciertas personas.

Antes de que su abuela falleciese, Sabrina fue incapaz de decirle directamente cómo la amaba. Hoy Sabrina depende de su familia y de una aplicación en su tableta para comunicarse.

El sistema británico de salud, NHS ( National Health Service ), define el mutismo selectivo como algo que afecta a niños, pero Sabrina tiene ahora 35 años de edad.

«Cuando las personas me hacen preguntas, mi ansiedad hace que me sea difícil pensar», explica a través de su aplicación. «No estoy en silencio porque no quiera hablar. Me gustaría hacerlo libremente, pero es muy complicado».

«Vivir en una caja»

«Sufrir mutismo selectivo te hace sentir como si estuvieras viviendo tu vida en una caja . Puedes ver y escuchar a través de la caja pero no la puedes abandonar. Da igual lo que te esfuerces», constata Sabrina. «Puedes gritar dentro de la caja pero nadie puede oírte. No pueden oírte llorar cuando estás herido o asustado», añade.

La comunicación puede ser especialmente difícil para Sabrina cuando la gente se muestra impaciente y no comprende su situación viéndola con frecuencia como una persona grosera o terca .

Pero incluso hablar con sus padres y hermanos puede llegar a ser difícil cuando está preocupada o molesta. En algunas ocasiones, cuando se siente presionada por extraños, sufre ataques de pánico .

A veces siente que se está volviendo loca. «Me he perdido muchísimas cosas, como tener muchos amigos y visitar un montón de lugares sin necesidad de que mi familia me llevara». Con el tiempo, le ha sido más difícil manejar su su mutismo selectivo.

«Cuando eres un niño tus padres pueden hacer mucho más para ayudar y hablar en tu nombre. De adulto se espera que hagas esas cosas por ti, pero yo no puedo».

Alison Wintgens , asesora nacional de mutismo selectivo en el Real Colegio de Terapeutas del Habla y del Idioma en el Reino Unido, dice que la condición en adultos ha sido poco investigada y hay una verdadera deficiencia de los servicios de ayuda ya que muchas veces pasa desaparcibida.

La experta explica que normalmente la condición deriva de la infancia: «Algo lo activa, un evento bastante cotidiano –en general alrededor de la edad de dos o tres años– y se convierte en un patrón aprendido y reenforzado ».

Sabrina cuenta que no recibió ningún apoyo en una escuela que «ignoró» su probema. Su madre, Dianne, dice que le costó darse cuenta del problema ya que Sabrina se comunicaba plenamente con la familia. «Me hace sentir que fallé como madre ... porque no detecté las señales. Pero yo nunca había oído hablar de la enfermedad».

Confusión

Según Wintgens, confundir mutismo selectivo con timidez es un error común, pero psicológicamente la diferencia puede ser muy grande.

La experta explicó que a las personas tímidas les cuesta ponerse a hablar pero que luego participan en conversaciones y situaciones. Por el contrario, las personas con mutismo selectivo «tienen un patrón consistente y predecible en la imposibilidad de hablar con las mismas personas y en los mismos lugares».

Si no se recibe tratamiento, según Carl Sutton , fundador del grupo de apoyo iSpeak, «puede provocar otros trastornos de ansiedad como la agorafobia ».

Sabrina estuvo recibiendo tratamiento de un psicólogo durante tres años, hasta 2011. Sin embargo, después de que su caso fue reevaluado fue dada de alta y no ha vuelto a ser referida a ningún especialista . Desde entonces, el único cuidado que el sistema de salud le ha ofrecido ha sido terapia a corto plazo.

Su madre dice que la posibilidad de que Sabrina consiga trabajo es nula, a pesar de que vive de manera independiente en su propia casa.

Una investigación de Sutton –que analizó a 83 personas que tienen, o han tenido, mutismo selectivo en la edad adulta– sugiere que el « punto de inflexión» promedio en el camino a la superación de la condición es a los 22 años .

Pese a que Sabrina sobrepasa esa edad, aún mantiene la esperanza de recuperarse . «Quiero trabajar con otros enfermos», explica. Actualmente está estudiando para obtener un título en Psicología en la universidad a distancia.

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