Un centro pionero para acoger animales víctimas del tráfico ilegal
La fundación Banco Santander colabora en Toledo con un centro pionero de recogida de especies
Los alijos de droga interceptados por los cuerpos de seguridad o las armas incautadas en una operación contra la delincuencia terminan en grandes almacenes a la espera de un proceso judicial que determine qué hay que hacer con ellos. ¿Pero qué pasa con los animales procedentes del comercio o del tráfico ilegal de especies? En España hay muchos centros de acogida de animales o zoológicos que pueden acoger especímenes procedentes de estas operaciones, pero no en grandes cantidades. Era necesario, por tanto, que hubiera un centro donde llevar a los animales procedentes de grandes incautaciones.
Es el caso de más de 71 halcones gerifalte, peregrino y sacre –todos en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenanazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) que prohíbe su comercio internacional , a no ser que sean criados en cautividad y cuenten con sus correspondientes permisos–recuperados por el Seprona de la Guardia Civil el año pasado en el marco de la operación Caperuza. A algunos los vemos con su porte erguido en las jaulas del centro de rescate y acogida que la Fundación para la Investigación en Etología y Biodiversidad (FIEB) ha creado en Casarrubios del Monte (Toledo), en colaboración con la Autoridad Española CITES y con el apoyo de la Fundación Banco Santander.
«Aquí pasan la cuarentena para descartar la presencia de enfermedades y reciben tratamiento en caso de que lo necesiten, y posteriormente se desarrolla un programa para la reubicación definitiva de cada ejemplar con el objetivo de garantizar su bienestar a largo plazo», explica Alejandro Fernández, presidente de FIEB. «Hay muy pocos casos en que se devuelve un animal a su medio natural», añade, aunque en todo caso es una decisión de la autoridad CITES. Dependiendo de la especie y de su estado el animal puede incorporarse a un proyecto de cría en cautividad o de educación ambiental, a un zoológico, etc.
La posición estratégica de España como puerta de acceso a Europa desde África y puente comercial y cultural con Iberoamérica facilita su peso específico en este lucrativo contrabando , que ocupa el tercer lugar del tráfico ilegal por detrás del de armas o drogas, según la Guardia Civil. Actualmente, el tráfico ilegal de especies es considerado la segunda mayor amenaza a escala mundial para la vida salvaje, después de la destrucción del hábitat. Se calcula que el tráfico ilegal mueve, al menos, 8.000 millones de euros anuales en todo el planeta.
Aunque las cifras del contrabando son difíciles de cuantificar, el Seprona y las asociaciones ecologistas calculan que entre el 15 y el 30 por ciento del tráfico mundial de animales pasa por España. En especímenes vivos, tanto en frontera como en el mercado interior, la autoridad CITES se incautó en 2014 de 9 leones, 5 tigres, 1 puma, 1 oso pardo, 1 elefante asiático, 46 loros, 34 serpientes, 79 tortugas terrestres, 8 rapaces, 4 cocodrilos, 6 primates, 18 guacamayos, 10.000 cactus... Todo ello con un valor estimado en 500.000 euros. Pero es complicado establecer el valor de las especies, dice Alicia Sánchez, subdirectora general de CITES en España.
Por ejemplo, de los 71 halcones recuperados en la operación Caperuza 28 de ellos han sido valorados en 355.000 euros. Y es que las rapaces son muy preciadas, y son destinadas en su mayoría a los mercados asiáticos, principalmente a los países árabes donde existe una gran tradición en la cetrería. Uno de los puntos de origen de ese comercio es España. «A veces solo nos fijamos en lo que llega a nuestro país, pero el comercio es bidireccional», explica el capitán Vivas, jefe de la Unidad Central Operativa de Medio Ambiente (Ucoma) del Seprona. «Y el problema es que s olo descubrimos la punta del iceberg» , añade Vivas.
Medio millar de animales
En la actualidad, en este centro de acogida están alojados 421 animales de 47 especies diferentes de todos los continentes menos la Antártida. La mayoría de ellas son aves, tanto loros como rapaces, aunque también se han recibido especies de reptiles, principalmente tortugas. El censo actual consume cada año 860 kilos de frutas, 740 kilos de pienso, 1.730 kilos de carne, que incluyen conejo, trucha, pollito, codorniz, ratón, rata, etc. Las instalaciones están adaptadas a las necesidades de cada especie y se encuentran dotadas de avanzadas tecnologías para el control de las condiciones meteorológicas y de los parámetros de temperatura y humedad. «Esto no es un almacén de animales , es un centro abierto a veterinarios, biólogos, etc, con una visión pluridisciplinar, con el objetivo de ser referencia en el bienestar animal en especies no convencionales», explica Alejandro Fernández.
«Antes de que existiera este centro -explica a ABC un agente de la Ucoma- a veces dejábamos a los animales procedentes de una incautación en las mismas malas condiciones que como los habíamos encontrado , sobre todo en el caso de grandes incautaciones, por falta de espacio». El Centro de Rescate FIEB cuenta con 300 instalaciones, cuya superficie unitaria varía entre 15 y 200 metros cuadrados, todas ellas equipadas con zonas cubiertas, calefacción, posaderos y nidos adaptados a las necesidades de cada especie. Por ejemplo, para las tortugas se han creado más de 200 metros cuadrados de áreas naturalizadas, en las que se mantienen en condiciones de semi-libertad. Para cada grupo de especies existe también un área de cuarentena y un área de hospitalización específica
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