Un sindicato británico denuncia que el aire en los aviones daña la salud
La Aviación Civil, British Airways, Boeing y Airbus responden que no hay pruebas de que sea nocivo

El aire que respiramos en las cabinas de los aviones podría ser a veces nocivo para la salud, según el sindicato británico Unite, con 20.000 afiliados en el sector de los tripulantes de cabina. La central sindical quiere llevar a los tribunales los casos de 17 trabajadores, unos en activo y otros ya jubilados, que en teoría sufrieron enfermedades achacables a haber inhalado humos con partículas de aceite de los motores y otros componentes químicos tóxicos.
El tema ha salido a la luz a raíz de un reportaje del programa de Victoria Derbyshire en la BBC, que se distingue por la búsqueda de titulares espectaculares. La respuesta de las empresas y la autoridad reguladoraha sido frontal y aseguran que no hay caso. British Airways explicó que «no operaríamos con un avión que creyésemos que pone en riesgo la salud de la tripulación o los pasajeros». Los constructores Airbus y Boeing también han asegurado que el aire a bordo es seguro. La Aviación Civil británica ha respondido que ese tipo de incidentes son «raros» y no hay prueba de que tengan efectos sobre la salud.
Según el espacio de la BBC, entre abril de 2014 y mayo de 2015 se registraron 21 casos, sin entrar en otros causados por averías en los baños o en el aire acondicionado. La explicación de los percances sería que en los aviones modernos la mitad del aire de la cabina pasa por el circuito de los motores. Si se produce algún fallo, entraría a bordo aire tóxico, con organofosfatos, que afecta al sistema nervioso central y al cerebro.
El programa ofrece el testimonio de un piloto que cuenta que en 2014, cuando se preparaba para aterrizar en Birmingham, él y su compañero se sintieron indispuestos y tuvieron que ponerse la mascarilla de oxígeno para recuperarse.
British Airways recuerda que en los últimos años ha habido numerosos estudios de la calidad del aire a bordo y que ninguno concluye que pueda ocasionar daños permanentes a la salud. Pero el programa saca a colación la muerte en 2012 del piloto Richard Westgate, de 43 años. Según su autopsia, que se hizo pública el pasado febrero, presentaba «síntomas consistentes de exposición a componentes de organofosfatos en el aire de la cabina».
También se investigará la muerte en enero de 2014 del azafato Matthew Bass, de 34 años. Su familia asegura que un estudio patológico halló en su cuerpo altos niveles de organofosfatos.
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