Restaurante Patría (Vejer)

Un sabroso lugar en el mundo

Ante un imponente paisaje se encierra una cocina exótica, polifacética, fresca, sana, ecológica y llena de color

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Huele a jaramago y a sal. Cerramos los cristales. El polvo que levantan las ruedas del coche en continuo ascenso nos atora la garganta. El sol sigue bajando a la par que nosotros subimos. Se adivina una preciosa puesta en un mar en calma.

Huele a jaramago y a sal, a romero, a tomillo y ahora también a jengibre, queso e hinojo cocinado. Aromas, estos últimos, que nos trasladan lejos de nuestras fronteras. Es esa sensación de haber aterrizado de pronto en un país extranjero. La construcción también es extraña, un chozo de playa rodeado de una gran y elegante cristalera que mira al mar de frente, sin barreras, como esa gente que no tiene miedo a la vida.

Una chica rubia viene a recibirnos, por su acento se adivina de otros lares.

Parece que efectivamente hemos viajado lejos. Sin embargo, el atardecer sigue erigiéndose magnífico sobre El Palmar, y a lo lejos, las luces de Conil empiezan a encenderse. Conforman algo tan nuestro como una verbena. Nadie en su sano juicio quisiera estar en ese momento en cualquier otro lugar del mundo por muy exótico que fuera.

Tomamos una copa de vino. El mérito no es que esté exquisito, que lo está, sino el que alguien haya sido capaz de meter todo ese paisaje que nos rodea en una botella. Se une ahora el jaramago, el romero, el tomillo y la lavanda con la salinidad que, en lo alto, la eterna brisa me sigue trayendo del mar. Preguntamos quién elabora el vino. «Una chica alemana -nos dicen- que tiene una bodega aquí al ladito. Ella se llama Ute y su bodega, en un precioso anagrama, Etú. Se vino de su país buscando un sueño».

Es curioso cómo una tierra marcada por el exilio y la emigración se convierte en el paraíso soñado de gente foránea donde la luz, el mar, el vino y el paisaje con alma se hacen forma de vida. A menudo vivimos ajenos a ello.

En este rincón, llamado restaurante Patría, se encierra una cocina exótica, polifacética, fresca, sana, moderna, ecológica, llena de color, con muchos vegetales. Una auténtica relajación para los sentidos colmatados y aburridos de lo mismo. El artífice de esto es Thomas Donso que, con su mujer Anso, ha sido capaz de darnos a modo de pinceladas esa nueva cocina danesa que tanto éxito está teniendo en el mundo, fusionada con toques mediterráneos y sudamericanos.

Y todo ejecutado con materias primas del entorno, La Janda, que se serenan ante la elegancia de una cocción justa y una combinación diferente de ingredientes y especias, creando armonía. De entrada, una ensalada verde con humus de hinojo, muy fresca y aromática o una brandada de coliflor con pulpo ahumado, perfumado con tomillo silvestre de Patría, junto a un pan casero recién horneado, transportan tus sentidos a lugares inhabitados por la memoria. Los emplatados, muy pintorescos y primaverales, denotan la frescura de los ingredientes, muchos de ellos de kilómetro cero. Maridamos ahora con un Sauvignon blanc de Etú que aporta frescura, acidez y toques salinos.

Luego, magnífico, el lomo de cerdo alimentado con castañas, con una salsa de reducción de jugo de zanahoria y manzanilla, acompañado de curiosa guarnición con espinacas, malta, colinabo y mojama, que marida perfectamente con el Son de Etú, un vino tinto de coupage con algo de Tintilla de Rota y boca redonda, intensa.

Para finalizar, algo muy original: un ceviche de postre, un exquisito ceviche de fresas que Thomas ha creado elaborado a la manera genuina de Sudamérica, es decir con limón y chile, añadiendo algunas notas de menta fresca y pistacho que descansan en una maravillosa crema inglesa.

Cayó el sol. La noche se levanta en este sabroso lugar del mundo.

Restaurante Patría

Patría 48, La Muela, 11150 Vejer

956 448 463-600 934 532

restaurantepatria.com

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