Ese «pequeño» problema
Que un perro o un gato aprenda a hacer sus necesidades en un lugar determinado es simplemente una cuestión de costumbre y un poquito de paciencia
![Ese «pequeño» problema](https://s1.abcstatics.com/Media/201505/14/gatoarena--644x362.jpg)
«Si pudiera, lo haría yo mismo», así era el acertado eslogan de la campaña del Ayuntamiento de Madrid hace unos años para concienciar a los dueños de mascotas sobre la recogida de excrementos en calles y parques.
Partiendo de que no hay perro «guarrete»; sino amo irresponsable y maleducado, los propietarios tenemos que tratar de enseñar a nuestro perro a hacer todo de la manera más correcta posible. ¿De qué manera? La más sencilla: desde el primer día que salgamos a la calle con él, hay que ir provistos de la pertinente bolsita, y si se nos olvida, en casi todas las papeleras de la ciudad hay disponibles. Una vez recogido el excremento (la bolsa hace las veces de guante), se anuda y se arroja a una de las papeleras. Hasta llegar a esta fase, está la del aprendizaje.
No es sencillo; pero tan poco hace falta un máster; sino simplemente tener grandes dosis de paciencia. Sobre todo en los perros ya que los gatos al no salir a la cale y tener que hacerlo en un cajón de arena su aprendizaje para ese momento íntimo de ir al baño resulta menos complicado.
«Los hábitos higiénicos del perro» (como enseñar a tu perro a ser limpio en casa), se trata de un instructivo libro de Willy Nijsen (ediciones Escuela Canina Maya) en el que muestra de manera fácil cómo conseguirlo. Al margen de la ya mencionada paciencia, hay que seguir tres puntos: práctica, comprensión y observación. César Millán, el famoso y televisivo encantador de perros da el siguiente consejo: «los perros amaestrados están en el circo, pero todos deben adaptarse al mundo humano de manera agradable».
Momentos clave
En el caso de los perros , en la etapa de cachorros hay que sacarlos después de dormir, comer y beber. Si le ve por casa corriendo, olfateando el suelo, levántelo (no de manera brusca para no asustarle) y póngalo en el lugar que haya destinado (hasta que tras las vacunas salga a la calle). En la zona en cuestión puede colocar unos periódico viejos (cruel destino de nuestro trabajo).
Si lo hace de manera correcta, acariciele; si hay un «escape» no le grite ni le maltrate simplemente llévelo al lugar, pero por nada del mundo sumerja su trufa en la orina o excrementos. Con esta actitud lo único que consigue es que se asuste y no aprenda. Si entra en una habitación y encuentra lo inevitable, no le reprenda, no entenderá el porqué de su enfado. De ahí el seguimiento y la observación las primeras semanas. Cuanto más suaves se dan las órdenes, más atención y más progresos se consiguen.
Nunca debe olvidar alabar cuando se hacen bien las cosas, una simple caricia es más que suficiente. Un consejo: NO emplee lejía para limpiar los «escapes» porque la lejía, al entrar en contacto con la orina, se descompone y uno de los elementos que se forman es amoníaco, algo que también se encuentra en la orina de forma natural. Al oler el amoníaco el «infractor» podrá reconocer el olor de pipí y volver a hacerse en el mismo lugar. Es mejor usar limpiasuelos con aroma de limón, por ejemplo.
Cuando tenga edad de salir a la calle enséñele a hacerlo en los huecos de los árboles. Siempre vaya con bolsas y recoja «el cuerpo del delito». Es una labor de todos por la limpieza de nuestra ciudad. Por último no hay que olvidar que los machos aprenden antes que las hembras. ¿El motivo? Los perros son territoriales y entre los seis meses y el año los machos levantan la pata para hacer «pipí».
Cajones de arena, el W.C de los gatos
Siempre se ha dicho (y es cierto) que los gatos son animales muy limpios. Lo cierto es que, desde muy chiquitos, estos a diferencia de los perros, tratan de forma instintiva sus necesidades en un lugar determinado. Por ello, no hay que desperdiciar este don del que les dota la naturaleza.
Así desde que el gato llega a casa se le debe educar para que siga determinadas buenas, higiénicas y saludables costumbres. Ponerle un cajón con arena para sus necesidades es la más elemental de todas ellas. Tanto estos recipientes como su contenido puede adquirirse en cualquier tienda de mascotas, grandes superficies, o bien por Internet.
A los gatos les gusta hacer sus necesidades en la tierra o en la arena; pero en cuanto tengan su cajón, este se convertirá en su W.C particular. No es necesario que lo lleve y lo haga escarbar en la arena con esta aptitud lo único que conseguiría sería asustarle. Si es un gatito joven le recomendamos que al principio le ponga un cajón no muy grande y en un recinto pequeño hasta que se familiarice con el lugar (el más indicado es en el cuarto de baño, lejos de ruidos).
Por lo general, los gatos buscan su cajón para hacer sus necesidades media hora después de comer. Lo más aconsejable es llevarlo a la habitación en la que se encuentra el cajón y como un pequeño lince enseguida aprenderá. Los cajones de arena es aconsejable que sean de material resistente y en su interior debe haber una mezcla de sustancias absorbentes y desodorantes, o con serrín, tierra o arena (no perfumes), que hay que renovar a diario, pues los gatos difícilmente vuelven a hacer sus necesidades en un cajón sucio de excrementos y orina, un ejemplo más de lo pulcros y meticulosos que son con todo lo que gira entorno a su limpieza.
Kit de aprendizaje
En la actualidad, existen en el mercado distintos modelos de cajones higiénicos para gatos. Sus precios oscilan entre los 4 a los 15 Euros (los más sencillos). La arena se puede comprar en sacos las hay desde 4 hasta 15 Euros, incluso hay un producto (Husse) en el mercado totalmente ecológico, libre de polvo y hecho de serrín de pino y abetos. Además para los gatos recién llegados en algunos establecimientos disponen de kits de iniciación compuestos bien por gatera abierta y comedero y otros que incluyen un saquito de comida, otro de arena de sílice, bandeja, pala y comedero. Por último, Servicat ofrece un kit de aprendizaje para educar a nuestro minino a hacer sus necesidades en el inodoro en vez de la caja de arena habitual.
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