«Con una dosis única de radiación contra el tumor reducimos la toxicidad al 1%»
Entrevista con Carlos Cordón-Cardó, experto en Oncología Molecular y asesor científico de la Fundación Champalimaud
Carlos Cordón-Cardó, natural de la localidad barcelonesa de Calella, ha labrado su gran prestigio en Estados Unidos como especialista en mejorar y agilizar los métodos para diagnosticar cáncer, llave para que los tratamientos eleven la calidad de vida del paciente. Exdirector del Memorial Sloan Kettering Cancer Center , reparte ahora su laureada tarea entre el hospital Mount Sinai de Nueva York y la Fundación Champalimaud de Lisboa, donde se acaba de celebrar un congreso sobre investigación oncológica en colaboración con Philips.
Cordón-Cardó conoce de primera mano el sufrimiento que causa el cáncer . Superó un tumor de colon y vio cómo su esposa hacía lo propio en su pecho, antes de sucumbir a una enfermedad pulmonar poco conocida. Por eso, focaliza su trabajo en el paciente.
-Lleva muchos años investigando en Estados Unidos. ¿Cree que hay suficiente conexión entre los científicos que trabajan allí y los europeos?
-Esa conexión es cada vez mayor. Y este centro [la Fundación Champalimaud de Lisboa] es un ejemplo de ello. Lleva tres años colaborando con el Mount Sinai y muchos más con otros muy importantes. Por aquí ha pasado gente visionaria. Han entendido muy bien que una institución de este tipo debe abrirse a universidades y empresas.
-El problema para este tipo de instituciones es la financiación.
-Aquí hay fondos públicos europeos y fondos norteamericanos, tanto públicos como privados. Sólo así es posible que tenga un extraordinario programa de becas.
-¿En qué consiste su labor en la Fundación Champalimaud?
-Como miembro del comité científico, me ocupo de traer la mejor tecnología para mejorar el diagnóstico sobre el cáncer. Cuanto más rápido y preciso sea el diagóstico, más personalizado podrá ser el tratamiento. Porque el objetivo es educar al paciente, que se sienta un miembro más del equipo. Es decir, que sea un paciente activo, no pasivo. Lo que tenemos que gestionar mejor no es la enfermedad, es la salud.
-¿Se puede reducir el grado de toxicidad de la radioterapia?
-Sí, se ha logrado con el Varian Medical System, una máquina de última generación que hace posible lo que llamamos «dosis única», es decir, una radioterapia en una sola sesión. Ahí se concentra toda la intervención, que es mucho más precisa y se reduce la toxicidad a un 1% o 2%, nada más.
-¿La tecnología es clave en el avance de la investigación?
-Por supuesto. Pero no sirve de nada comprar las mejores máquinas si no disponemos de un buen equipo de científicos. Eso es algo que debe comprender el Gobierno español.
-¿En qué se concreta el principal reto?
-Tenemos que convertir todas esas imágenes del tumor que obtenemos cada vez con más precisión en información, en conocimiento. Mire, yo siempre me he fijado mucho en lo que hacen los astrónomos. Precisamente, se acaban de cumplir 25 años del telescopio espacial Hubble. Y yo digo que, si somos capaces de fotografiar galaxias que se encuentran a miles de años luz de la Tierra, cómo no va a ser posible retratar con gran precisión el interior del cuerpo humano.
-Después de tantos años fuera de España, ¿le gustaría volver algún día?
-No lo sé. En Nueva York y en Lisboa me han dado todas las facilidades para investigar.
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