Entre el insomnio y la pesadilla recurrente

Psicólogos especializados ayudan a alumnos y docentes a asimilar la muerte de un profesor a manos de un alumno

Entre el insomnio y la pesadilla recurrente EFE

esther armora

Se posan discretamente sobre el escenario de una tragedia como una lluvia fina, que no empapa pero alivia. Son profesionales en gestionar emociones y el refugio más cercano para los que topan con situaciones dramáticas y quedan noqueados por las circunstancias. Psicólogos y trabajadores sociales del Ayuntamiento de Barcelona formados para actuar en emergencias y catástrofes, alguno de los cuales asistió también a los afectados del accidente del avión de Germanwings estrellado en los Alpes franceses, han estado desde el primer momento al lado de los alumnos y profesores del instituto Joan Fuster de Barcelona, donde el pasado lunes un estudiante armado con una ballesta y un machete mató a un profesor y hirió a cuatro personas. Estos «bomberos» entrenados para gestionar emociones derivadas de situaciones extremas han ayudado y siguen ayudando a los afectados a asimilar la desgracia.

No quieren protagonismo, por lo que no han hecho ni –según avanzan a ABC–, van a hacer declaraciones sobre el trabajo hecho puertas adentro del instituto. Solo el Consistorio ha facilitado algunas de las pautas de trabajo que han seguido estos profesionales a la hora de acompañar a las víctimas del Joan Fuster en sus primeras 48 horas de sufrimiento .

Desde los Alpes

A los pocos minutos de trascender la noticia, a media mañana del lunes, un equipo de 13 psicólogos se dirigió hacia el escenario de la tragedia para, gracias a su experiencia, hacer «más llevaderas» a alumnos, profesores y familiares las primeras horas de dolor y bloqueo. Les mostraron sus recetas para reconducir esta complicada situación sin imponerles su apoyo.

«Estamos instruidos para mantenernos en un segundo plano, para no forzar a los afectados a que vuelquen su dolor. Nuestra obligación es estar ahí por si necesitan de nuestra ayuda», explica a ABC Anna Romeu, una de las psicólogas que atendió a los familiares de las víctimas del accidente aéreo.

Categoría de los afectados

Entre sus primeros cometidos tras aterrizar en el escenario de una tragedia figura el «hacer una categorización» de los afectados en función de su respuesta a los hechos. «Cada persona reacciona de forma diferente y no sirven las mismas armas para todos», señala la psicóloga.

En el caso del Joan Fuster, los expertos distinguieron entre alumnos y profesores. A los docentes, que en los próximos meses deberán hacer el esfuerzo de devolver la normalidad a las aulas, les proporcionaron las claves para que puedan desempeñar lo mejor posible su función de «parte actora esencial».

El dispositivo municipal atendió también «desordenadamente» a muchos de los alumnos del instituto, sobre todo a los que estaban solos porque sus padres estaban trabajando y no se habían enterado de la noticia. Hicieron todo lo posible para ayudar a los protagonistas del suceso a enfrentarse a algo que «muy probablemente va a acompañarles el resto de su vida», precisaron a ABC portavoces del Servicio de Emergencias Médicas, que coordina las actuaciones en este tipo de sucesos.

Reconstruir un mismo relato

Transcurridas 24 horas de los hechos, el segundo día, los alumnos regresaron al instituto y allí, a pie de aula y acompañados de su profesor, personal de orientación del centro y un profesional de Emergencias Sociales de Barcelona, intentaron, sin tanta presión, empezar a digerir lo ocurrido. Los psicólogos están instruidos para ayudar a los afectados a «canalizar y paliar todas las reacciones emocionales, fisiológicas y comportamentales derivadas de una experiencia traumática», según precisaron a este diario miembros del dispositivo de psicólogos expertos en emergencias.

«Los principales consejos o pautas que les estamos dando tanto a docentes como a alumnos son que traten de reconstruir una misma narrativa a partir de los relatos de los que han vivido la tragedia, de lo que han visto y escuchado», precisaron fuentes del dispositivo de psicólogos que actuó en el suceso del Joan Fuster.

En paralelo, estos expertos han ayudado y siguen ayudando a los afectados a normalizar «la sintomatología» derivada del acontecimiento, ya que tras un «shock» de estas características «es habitual tener insomnio, inapetencia y un recuerdo recurrente, unas situaciones que tienden a mejorar con el tiempo», reconoció Sánchez.

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