Semana Mundial de la Inmunización

Siete falsos mitos sobre las vacunas

En la Semana Mundial de la Inmunización conviene desterrar falsas creencias sobre las vacunas, la prevención más eficaz

Siete falsos mitos sobre las vacunas ABC

Pilar Quijada

En la Semana Mundial de la Inmunización conviene desterrar falsas creencias sobre las vacunas, la prevención más eficaz

Siete falsos mitos sobre las vacunas

1

Instalaciones de campo utilizadas en Barcelona en 1912 para aplicar la vacuna de la viruela ABC

La prevención más eficaz

Hasta los últimos días del siglo XVIII, en 1796, no había vacunas y las tasas de mortalidad infantil eran elevadas. Un médico rural de Inglaterra, Edward Jenner, tuvo la arriesgada idea de inyectar en el brazo de un niño de ocho años, James Phipps, una muestra de viruela vacuna obtenida de la mano de una granjera. El pequeño mostró síntomas de la infección de viruela vacuna tras la infección, pero se recuperó. Fue la primera vacuna. Después Pasteur puso a punto la de la rabia, una patología que de otra forma no tiene cura. Después vendrían muchas más, que evitaron sufrimientos y muertes.

Irónicamente, dos siglos después de aquel pinchazo milagroso de jenner, y ya en el umbral del XXI, en 1998, otro médico inglés, Andrew Wakefield, publicó un artículo en la revista «The Lancet» que desencadenó el rechazo a la vacuna triple vírica, al asociarla, sin evidencia científica, al autismo. Wakefield había falseado e inventado datos. «The Lancet» se retractó de la publicación. Sin embargo, desmentir un rumor es mucho más difícil que lanzarlo. Los movimientos antivacunas tomaron ese nefasto trabajo por bandera para emprender una cruzada, que aun continúa, en forma de falsos mitos que hoy no se sostienen...

2

Web de sistema internacional de vigilancia de efectos secundarios de las vacunas ABC

Pueden tener efectos secundarios graves

FALSO. En realidad, las vacunas están entre los medicamentos más controlados clínicamente, entre otras cosas porque se ponen en población sana. Hay un sistema internacional de vigilancia ( VAERS ) que obliga a declarar cualquier problema relacionado con las vacunas. A este sistema pueden acceder también los padres para comunicar cualquier efecto adverso.

3

Las causas exactas del autismo se desconocen. Probablemente sea una combinación de factores la que lo provoca ABC

Pueden provocar autismo

FALSO. El artículo que dio origen a este falso mito se basaba en muy pocos casos (12) y datos no demostrados. Su autor fue inhabilitado por el Colegio de Médicos británico. La revista que lo publicó, «The Lancet», se retractó públicamente.

Un trabajo publicado en JAMA esta semana, aporta datos concluyentes. Unos 95.000 niños con hermanos mayores que en algunos casos tenían un trastorno del espectro autista (TEA) sirvieron para comprobar si recibir la vacuna triple vírica contra sarampión-paperas-rubeola podía asociarse con un mayor riesgo. Los resultados, con una muestra tan amplia, no indican ninguna asociación perjudicial entre la recepción de la vacuna triple vírica y la aparición de TEA, ni siquiera entre los niños que tenían un mayor riesgo de TEA por padecerlo alguno de sus hermanos.

4

Foto de la exposición "Itinerarios contra el olvido. Poliomielitis y sí­ndrome postpolio en la Península Ibérica" ABC

En nuestro entorno son innecesarias

FALSO. Las mejores condiciones higiénicas y sanitarias sin duda han ayudado que algunas enfermedades sean menos visibles, pero la disminución de las tasas de mortalidad en la infancia y la erradicación de patologías como la viruela se debe a las vacunas.

Y la desaparción de nuestro entorno de patologías como la poliomielitis, que a principios de los 60 del pasado siglo, era un problema de salud importante en España, se debe a la introducción de la vacuna antipoliomielítica oral que produjo un cambio radical y el número de casos cayó en picado. Hoy muchos padres jóvenes puede que ni sospechen la amenaza que supuso esa enfermedad infecciosa. La exposición "Itinerios contra el olvido", nos deja una pequeña muestra.

El doctor Amós García, jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública de Canarias y presidente de la Asociación Española de Vacunología lo resume así: «Frente a las enfermedades transmisibles nunca, nunca, nunca -repite para enfatizar- se puede bajar la guardia. Tenemos que seguir vacunándonos aunque ya no las vemos en nuestro medio, para evitar el riesgo de que vuelvan».

5

Mucho más que granos. El virus del sarampión puede refugiarse en el sistema nervioso y causar complicaciones E. Peña

Previenen patologías banales

FALSO. Sarampión, paperas o rubeola (triple vírica) son enfermedades graves y pueden acarrear importantes complicaciones en niños y adultos, como neumonía, encefalitis, ceguera, diarrea, infecciones del oído, síndrome de rubéola congénita (si se contrae al principio del embarazo) y muerte. En España el último caso de muerte por sarampión, una mujer de 40 años, se registró en 2011 durante un brote epidémico en Sevilla. En Alemania, en febrero pasado murió un bebé durante un brote de esta enfermedad contagiosa.

6

En un mundo moderno no hay por qué pasar enfermedades que pueden dejar secuelas graves Fotolia

La inmunización natural es mejor

FALSO. Las vacunas producen una respuesta similar a la infección, sin causar la enfermedad ni las posibles complicaciones asociadas. El precio de la inmunización «natural» podría ser el retraso mental (Haemophilus influenzae), malformaciones congénitas (rubeola) cáncer del hígado (hepatitis B), muerte o encefalitis (sarampión).

7

Las vacunas se someten a muchos controles ABC

Contienen mercurio

FALSO. El mercurio se utilizaba como conservante de algunas vacunas. Se le atribuyeron diversos efectos adversos, aunque ningún estudio encontró relación causa-efecto. A pesar de ello, como principio de precaución, se retiró. Hoy en día ya no se utiliza.

8

Los adultos necesitan también protegerse, en especial si viajan o tienen enfermedades crónicas ABC

Son solo para niños

FALSO. Las vacunas no son solo cosa de niños. También están indicadas en la edad adulta. Los motivos para vacunarse en la edad adulta son muchos, explica el doctor Amós García: «Hay que recibir recuerdos de algunas administradas en la infancia. Además, como adultos, estamos más expuestos a determinados riesgo que se pueden prevenir, como la gripe. Y algunas patologías son más graves cuando se contraen de mayores, como la enfermedad neumocócica», que puede provocar meningitis o neumonía. En los ancianos los síntomas pueden ser atípicos y pasar inadvertidos (debilidad o confusión, aún sin fiebre). Otro motivo: «Los adultos viajamos a países con perfiles de riesgo y endemia de algunas enfermedades y tenemos que estar protegidos». Finalmente: «Si hay alguna enfermedad de base, las vacunas evitan complicaciones».

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