El Vaticano abrirá museos y Capilla Sixtina para 150 indigentes

El limosnero del Papa, Konrad Krajewskiel, ha tenido la iniciativa de invitar este jueves a los «sin techo» a apreciar obras clásicas y a cenar

El Vaticano abrirá museos y Capilla Sixtina para 150 indigentes EFE

JUan Vicente Boo

Un grupo de 150 «sin techos» podrá apreciar este jueves «El Juicio Final» del pintor Miguel Ángel y otras obras clásicas expuestas en la Capilla Sixtina y en los Museos Vaticanos. La iniciativa ha sido del limosnero del Papa, Konrad Krajewskiel, quien se ha encargado de invitar a «los sin techo» a los históricos sitios.

El recorrido comenzará en los Jardines Vaticanos. Los mendigos serán divididos en tres grupos, que contarán con sus respectivos guías. El paseo concluirá en la Capilla Sixtina, luego que se hayan ido los turistas. La visita prevé una breve oración en el mismo lugar donde lo hicieron los cardenales durante el último cónclave.

Ninguno de los 150 visitantes tiene casa, pero todos son invitados especiales del Papa y, al terminar la visita cultural, se les ofrecerá una cena en la cafetería de los empleados. Es un nuevo gesto para subrayar su dignidad como personas que, como todas las demás, no sólo viven de pan sino también de belleza y de cultura. Entre ellos hay titulados superiores.

El domingo pasado, 400 vagabundos se encargaron de repartir, en la plaza de San Pedro, los Evangelios de bolsillo que el Papa regaló por sorpresa a 50 mil peregrinos en vísperas de la Semana Santa. Al terminar el Ángelus, Francisco les dijo desde la ventana: «Os los van a distribuir gratuitamente a algunas personas sin domicilio fijo que viven en Roma».

Era un nuevo gesto –el cuarto o el quinto- en su línea de realzar la dignidad de unas personas con las que mucha gente evita incluso el contacto visual.

Había comenzado a sorprender el 17 de diciembre de 2013 -el día de su primer cumpleaños en el Vaticano-, invitando a tres vagabundos a desayunar en Casa Santa Marta. Uno de ellos traía su perro en brazos, y el Papa le ha preguntado el nombre: «Marley, Santidad. Como Bob Marley».

Francisco tiene una debilidad por la gente con problemas en la vida, y no le da igual que algunas personas pasen hambre y frio en los alrededores del Vaticano. A las pocas semanas había multiplicado el sistema de reparto nocturno de paquetes-cena a cargo de voluntarios, muchos de ellos de la Guardia Suiza, que hablan varios idiomas.

Después ha ido saludando a grupos de vagabundos al final de algunas audiencias generales. Nunca les llama «vagabundos» ni «sin techo», pues la mayor parte viven en Roma y tienen refugios en los que dormir. Pero algunos no se adaptar a estar con demasiada gente o a los horarios. Prefieren vivir en la calle y Francisco les llama “personas sin domicilio fijo”.

Al saber que un problema práctico es el mal olor por las dificultades para lavarse, el Papa hizo instalar algunas duchas junto a la columnata de la plaza de San Pedro. Hay siempre voluntarios para repartir el jabón, las toallas y la ropa interior limpia.

Como otro problema concreto es el corte de pelo, al cabo de unas semanas se organizó un turno gratuito los lunes, el día de reposo de los peluqueros, a cargo de voluntarios que lo hacen encantados.

En los días más fríos del invierno, el limosnero pontifico ha organizado el reparto de 400 sacos de dormir a quienes se empeñaban en seguir haciéndolo en algún porche, que por la noche consideran como suyo, en lugar de ir a un refugio.

El limosnero del Papa

Cuando llegaron las lluvias de la primavera, Krajewakiel se hizo con 300 paraguas olvidados por los turistas en los Museos Vaticanos, y sus voluntarios los fueron distribuyendo a las «personas sin domicilio fijo» que se mojaban por la calle.

Todo el material procede de donativos. Las duchas de la Columnata de Bernini y las instaladas en media docena de iglesias de Roma en zonas concurridas por personas sin hogar tampoco han costado nada a la diócesis. Las ha pagado un constructor del norte de Italia en cuanto se enteró del proyecto.

Y, al final del día, los más satisfechos no son los usuarios. Son los voluntarios que atienden el servicio.

El limosnero también ha repartido a un grupo de mendigos cien sobres con dinero en abril de 2014. Solo cumple con las peticiones del Sumo Pontífice.

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