David Samadi: «La cirugía robótica de próstata aumenta la función sexual del 50 al 80%»

El pionero en esta técnica afirma que «el riesgo de dañar el esfínter es mínimo»

David Samadi: «La cirugía robótica de próstata aumenta la función sexual del 50 al 80%» isabel permuy

antonio villarreal

Cuando tenía 16 años, David Samadi huyó de su Irán natal coincidiendo con la llegada del ayatolá Jomeini. Tras recalar en Francia y Estados Unidos, donde ha acabado trabajando en prestigiosos centros como el Monte Sinaí o el Sloan Kettering, este urólogo es hoy jefe de Cirugía Robótica del Hospital Lennox Hill de Nueva York y una de las principales autoridades mundiales en cáncer de próstata. Aprovechando una visita del doctor al CNIC en Madrid, ABC se sienta a charlar con él.

-Ha practicado usted más de 5.600 cirugías robóticas, ¿recuerda aún cómo lo hacía antes?

-Mi historia es bastante única, porque en campo del cáncer de próstata tienes tres técnicas: cirugía abierta, laparoscópica o robótica, y cada cual dice que su técnica es la mejor. Yo he hecho las tres. Hice cirugía abierta en el Sloan Kettering, el problema con esto es la sangre que se acumula alrededor de la próstata, no te deja ver. Y dado que la próstata está oculta bajo el hueso púbico, usar tus dedos puede causar daños. Luego hice laparoscopias en Francia, y fue un cambio revolucionario, porque metiendo gas CO2 en el abdomen evitaba el sangrado y te permitía ver muy bien la anatomía, los nervios o el esfínter. El problema con esto era que perdías capacidad de movimiento y que sólo tenías una cámara, por lo que perdías profundidad.

-Entiendo que la cirugía robótica soluciona todo eso.

-En efecto, conservamos los beneficios de las otras técnicas pero ahora tenemos visión 3D y no 2D, y un ángulo mayor de movimientos. Además, en los últimos 4 años vengo usando una técnica creada por mí y que llamo 'cirugía inteligente'. En lugar de atravesar la próstata, hago la cirugía entrando desde arriba, por la vejiga. Básicamente vamos rodeándola, dejando los nervios sin tocar. Usamos muchas imágenes de resonancia que nos dan la situación del cáncer y la proximidad a los nervios. Actuamos como un sastre, hacemos el corte exacto y le ahorramos al paciente, entre otras cosas, mucha radioterapia. El tiempo de intervención es más corto, la cirugía es mínimamente invasiva y el día siguiente el paciente está en su casa.

-Estadísticamente, ¿qué mejoras han logrado desde que usan estos robots Da Vinci?

-La continencia es ahora del 97%, la función sexual ha aumentado del 50 al 80% y el riesgo de dañar el esfínter es mínimo. También le diré que los cirujanos robóticos que sólo saben de robótica pueden ser técnicos excelentes, pero no buenos cirujanos. Otra de las ventajas del robot es que puedes hacer zoom en un tejido en particular para estudiar si es sospechoso o no.

-¿Y cómo ha afectado a las tasas de supervivencia, etcétera?

-Antes, el riesgo de dejar restos de tejido tumoral era del 9% y ahora se ha reducido a la mitad. Por tanto, hemos dividido el número de personas que necesitaban radiación tras la operación. Y el problema de la quimio es que puede afectar a muchos otros tejidos, incluso a veces hemos visto otros tipos de cáncer estimulados por la radiación.

-¿Cómo prepara a las próximas generaciones de cirujanos robóticos?

-Estamos entrenando a los residentes con simuladores. Para estas cosas no los podemos meter en el quirófano. Es lo mismo que ocurre con los pilotos, no los envías a un 747. En el quirófano no se aprende, se practica.

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