La masiva construcción de carreteras podría llevar a rodear la Tierra más de 600 veces

Los científicos advierten de los peligros de la «expansión explosiva» de infraestructuras. Piden a los líderes del G-20 que frenen este «tsunami» constructor que puede conducir a una catástrofe ambiental global

La masiva construcción de carreteras podría llevar a rodear la Tierra más de 600 veces WWF-Malaysia/Lau Ching Fong

a. acosta

Nuestro mundo se está desarrollando a un ritmo sin precedentes, y la increíble expansión de las infraestructuras asociadas a este progreso se produce no sin coste para los ecosistemas y la vida salvaje. Se calcula que en la Amazonía, por ejemplo, el 95 por ciento de toda la deforestación se produce dentro de los 5 kilómetros alrededor de una carretera. Las infraestructuras se convierten, por tanto, en la vía de entrada para otras amenazas. Así lo advierten un grupo de relevantes científicos en la revista « Current Biology », entre los que se encuentran el ecólogo Thomas Lovejoy y el biólogo William Laurance, que reclaman un nuevo enfoque para proteger los ecosistemas vulnerables.

«Estamos viviendo en la era más explosiva de expansión de las infraestructuras en la historia humana», dice William Laurance, profesor de investigación de la Universidad James Cook (Australia) y autor principal del estudio. Este «boom» de infraestructuras pasa por que, a mediados de siglo, se espera que haya 25 millones de kilómetros de nuevas carreteras pavimentadas a nivel mundial, lo suficiente como para rodear la Tierra más de 600 veces. El 90 por ciento de estas nuevas vías estarán en los países en desarrollo, que albergan muchos de los ecosistemas biológicamente más ricos e importantes para el medio ambiente del planeta.

Este estudio forma parte de una campaña en la que participan científicos, ecologistas y algunas celebridades, para presionar a los líderes del G-20, después de que en noviembre pasado anunciaran sus planes para invertir entre 60.000 y 70.000 millones de dólares en nuevas infraestructuras a nivel mundial para el año 2030. Una cifra que supone más del doble de la inversión mundial en nuevas carreteras, presas, líneas eléctricas, conducciones de gas y otras infraestructuras. «Si no se maneja con un cuidado extremo, sería una catástrofe ambiental global», advierte el profesor Laurance.

Para Randy Hayes, director de la Fundación Tierra en Washington, «esperamos que este estudio tenga impacto en los círculos políticos», aunque reconoce que «la lucha por un mundo mejor no va a ser fácil, pero este análisis nos da acciones y estrategias concretas para reducir el impacto de este tsunami mundial de nuevas infraestructuras».

Abrir la caja de Pandora

Los investigadores hacen hincapié en que la amenaza sobre lugares salvajes es aún más grave cuando las actividades de desarrollo son ilegales, y que se suman a las autorizadas. En la Amazonía brasileña, por ejemplo, hay tres veces más caminos ilegales que legales. «Las carreteras que penetran en los espacios naturales a menudo tienen efectos particularmente graves abriendo una caja de Pandora de otros problemas ambientales, como la fragmentación del hábitat, la caza furtiva, la minería ilegal, los incendios forestales, y la especulación de la tierra», dicen los investigadores.

Proyectos como presas hidroeléctricas y minas traen consigo sus propios problemas inherentes y, por lo general, también nuevas carreteras o caminos, los cuales presentan desafíos para la vida silvestre. En este momento, en la cuenca del Amazonas se han planificado o están en construcción más de 150 grandes represas hidroeléctricas. En el sudeste de Asia, se están planeando una docena de grandes proyectos hidroeléctricos en la cuenca del Mekong. África está experimentando un frenesí de inversión extranjera para la explotación de minerales, unas inversiones son el impulso económico para la construcción de 29 corredores de desarrollo que cruzarán el África subsahariana, abriendo vastas extensiones de tierra a la explotación económica.

Para hacer frente a estos retos, los investigadores plantean algunos puntos para que los líderes del G-20 tomen nota: las áreas salvajes deben estar libres de carreteras, de acuerdo a la máxima de «evitar el primer corte»; los caminos pavimentados facilitan el acceso y la circulación a mayor velocidad poniendo en riesgo la vida silvestre; los efectos secundarios de algunos proyectos son a veces peor que el proyecto mismo, por lo que las evaluaciones de impacto ambiental deben incluir los efectos directos e indirectos; y hay que poner mayor énfasis en los proyectos frente a la costa, que no requieren la construcción de nuevas redes de carreteras.

La masiva construcción de carreteras podría llevar a rodear la Tierra más de 600 veces

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