El sarampión mata a un niño en Alemania y reabre el debate sobre la vacunación

Berlín vive bajo los efectos de una infección con origen en Bosnia-Herzegovina. Sus efectos ponen en cuestión la extendida costumbre de muchos padres alemanes de no vacunar a sus hijos.

El sarampión mata a un niño en Alemania y reabre el debate sobre la vacunación EFE

andreu jerez

Lo confirmó anteayer el hospital universitario berlinés de la Charité: un niño de año y medio de edad murió debido a una enfermedad que no habría padecido de no haber estado infectado con el sarampión . El menor llevaba ingresado desde el pasado 13 de febrero. Falleció el pasado miércoles. No estaba vacunado contra el sarampión porque sus padres así lo decidieron.

La muerte del menor coincide con una ola de sarampión en la capital alemana: actualmente hay más de 500 casos, según informa el Senado de Berlín; una cifra que supera ya la cantidad de infectados por esa enfermedad registrados en Alemania durante todo 2014. La trágica muerte del niño y los numerosos casos de sarampión han reabierto el debate sobre la política sanitaria en un país donde la vacunación no es obligatoria, a menos que el Gobierno así lo decida en caso de aparición de una epidemia peligrosa.

Muchos se preguntan cómo se han podido dar tantos casos de sarampión en la capital de un país rico y desarrollado como Alemania. La prensa local berlinesa ofrece la siguiente explicación: el sarampión que ahora se extiende por Berlín tiene su origen en Bosnia-Herzegovina y en los peticionarios de asilo que fueron acogidos en la capital alemana durante la guerra civil que asoló a los Balcanes en la década de 1990.

Contra la vacunación masiva

Precisamente esa guerra impidió que alrededor de la mitad de los niños bosnios pudiera ser vacunados entre 1992 y 1995. Los primeros brotes de sarampión en Berlín surgieron en centros de acogida para asilados. Unos brotes que, entretanto, ya se han extendido al resto de la población la capital alemana.

Paralelamente, se da la circunstancia de que muchos alemanes nacidos en la década de los setenta del siglo XX no fueron fueron vacunados contra el sarampión. Muchos padres de aquella época se mostraban en contra de una política de vacunación masiva. Fundamentalmente, porque estaban preocupados por los posibles efectos secundarios y también porque se oponían a la vacunación obligatoria por cuestiones ideológicas.

«La vacuna contra el sarampión contiene una dosis de un virus debilitado que puede provocar complicaciones. De cada millón de personas que recibe la vacuna, una sufre una encefalitis», asegura la doctora Annette Mankertz en declaraciones a la prensa local.

Así las cosas, se ha vuelto a instalar en la política alemana la discusión de si es necesaria la introducción de una vacunación obligatoria en Alemania. El partido de la canciller Merkel , la CDU, considera que ese debate ha dejado de ser «un tabú». Algunos miembros de su principal socio del Gobierno de Gran Coalición, los socialdemócratas del SPD , también se muestran partidarios de la obligatoriedad de la vacunación. Por su parte, los partidos de la oposición, Los Verdes y La Izquierda, se oponen.

La idea de la vacunación obligatoria no es nueva: era una realidad en algunos Estados federados de la Alemania occidental durante la década de los 50, y también en la desaparecida República Democrática Alemana (el Estado socialista germanooriental ) hasta principio de la década de los 80.

Debate de corte ético

Es evidente que la inexistencia de una vacunación obligatoria y universal en Alemania no se debe a la falta de recursos, pues se trata de un país industrializado con medios suficientes para poder introducir la medida. En este caso, se trata de un debate sobre libertades individuales.

«Hay argumentos éticos que contradicen la introducción legal de la vacunación obligatoria», asegura al diario «Süddeutsche Zeitung» Georg Marckmann, del Instituto para la Ética, la Historia y la Teoría de la Medicina de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich. Para Marckmann, habría que agotar todas las vías posibles antes de obligar a toda la población a vacunarse. Más y mejor información sobre las diferentes vacunas podría ser una de las medidas, en su opinión.

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