«La soledad también puede enfrentarse con relaciones sexuales esporádicas»
Después del «bombardeo» de San Valentín muchos se preguntan por qué no han tenido con quién festejar. El miedo a la soledad no solo responde a la presión social, sino también a la incapacidad para enfrentarnos a nosotros mismos
El día después de San Valentín es parecido al final de las navidades: estamos completamente saturados. De comida, regalos, y sobre todo, mensajes en los medios, programas especiales en la televisión, en comerciales publicitarios…Cualquier medio y cualquier cosa vale para vender destinos, obsequios, sorteos , consejos y claves para la, aparentemente, fiesta del año.
Con semejante «bombardeo» resulta inevitable preguntarnos si hemos conseguido pasar una buen día de San Valentín o si, por el contrario, pertenecemos a ese grupo que, por la razón que sea, se ha quedo «fuera» de la gran celebración.
No formar parte de ese día tan especial puede ser perfectamente asumido o, por el contrario, generar preocupación. No hay una sola causa para explicarlo, pero la realidad es que el miedo a la soledadse puede acentuar en San Valentín pero acompaña al ser humano desde que tiene memoria. «Somos seres sociales y necesitamos apoyo social. Cuando nace, el hombre está desvalido y necesita a sus padres, de lo contrario, no sería posible la supervivencia. Posteriormente, tenemos otras necesidades afectivas que inciden en lo mismo: necesitamos a los demás, querer y que nos quieran . Gran parte del sentido que le encontramos a la vida es a través de otros», explica el psicólogo Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés .
Soledad escogida
Haber nacido para relacionarnos, no implica, sin embargo, que no podamos estar solos: «la soledad es mala, somos seres sociales y hemos nacido para relacionarnos, pero primero tienes que fortalecerte a tí mismo. Dependiendo de la fortaleza individual se proyectará una imagen más saludable hacia los demás », señala la psicóloga Elena Borges. En este sentido, la experta distingue entre la soledad de aquellos que necesitan estar con alguien y la denominada «escogida o elegida». «La que elegimos es la mejor de las soledades porque te ayuda a construir tu propio ego, así como dinamizar tu interior».
Cuando no es escogida caemos en el miedo, que no siempre se debe a una cuestión biológica de necesidad de amor , sino más bien a cuestiones psicológicas. «la soledad asusta…asusta encontrarse con uno mismo. Cuando hacemos introspección, cuando miramos hacia dentro y hay tanto que reparar, la gente opta por solventarlo de otra forma y no enfrentarse a su propia persona».
«Si no tienes pareja es porque no puedes
Pero el miedo a la soledad como resultado del miedo a uno mismo es solo uno de los motivos por el que nos empeñamos en tener pareja. «Hay una imposición externa por la cual se vende la idea de que si no tienes pareja es porque no puedes, no porque no quieres. También se suma la tradición cultural: está muy vendida la idea del matrimonio heterosexual y con hijos», explica el psicólogo y sexólogo Roberto Sanz de la Fundación Sexpol . «Hay ciertas normas sociales no escritas por las que una mujer que llegaba a los 30 o 40 y no se había casado estaba mal vista. Hoy en dia, ha desaparecido pero han surgido otros prejuicios: Nos han hecho creer que si no tienes pareja eres un fracaso que no sabe ligar», apunta Cano
El miedo a la soledad, también se atribuye a una falta de aprendizaje. «Tenemos un modelos que nos han enseñado y que son los de nuestras familias. Es decir, a nivel individual todas las teorías del apego establecen la idea de la necesidad afectiva pero se trata de una necesidad donde entra en juego la educación, que es la que establece cómo debe ser ese amor», apunta Sanz. El sexólogo explica que han surgido otras formas como el poliamor , un sistema de relación diferente en el que hay más de dos integrantes y es totalmente sano y normal. «Pero debes tener un aprendizaje, un discurso hecho de defensa de cualquier cosa que no sea la línea tradicional más visible».
La soledad aumenta la muerte prematura
Pero el miedo injustificado puede dar lugar también a un miedo real, motivado por los problemas que para la salud puede provocar que no estemos acompañados. Un estudio de la Universidad de Chicago concluía que la soledad aumenta en un 14% la posibilidad de muerte prematura en las personas mayores, el doble que la obesidad. «Si una persona quiere estar sola pero cuenta con apoyo social no hay problema, pero si no lo tienes, evidentemente es malo para la salud. Quienes cuentan con apoyo social tienen menos probabilidad de deprimirse o desarrollar otros trastornos de salud», explica Antonio Cano.
Pero en esta lucha por no estar solos se presenta la contradicción con la sociedad cada vez más individualista en la que vivimos hoy. «Antes nuestros padres no viajaban, no gastaban dinero en sí mismos. Hoy en día eso ha cambiado, se trabaja para sí mimo, para ser feliz, y disfrutar. Las parejas no duran porque prima la felicidad individual sobre cualquier otro objetivo altruista de hacer feliz al otro. Hemos pasado de una época de sacrificio a otra de hedonismo e individualismo. Sin embargo, aún el que solo busca sexo o relaciones sin compromiso también está buscando afecto», señala Cano. «Ese individualismo existe pero es más bien en clave de éxito o competición, pero no hay una educación para la soledad, de estar bien contigo mismo. El ser humano necesita amar pero no hace falta volcarlo en una relación de pareja, se puede suplir con relaciones familiares o relaciones sexuales esporádicas», añade Sanz.
Sentirse solo incluso en Facebook
Resulta difícil entender por qué en un mundo invadido por las redes sociales, y donde se repiten hasta el hartazgo las palabras: «amistad», « pareja » o «sexo» sigamos sintiéndonos solos. Un estudio de la Universidad de Michigan, señaló que las redes, concretamente Facebook, tienen más bien el efecto contrario del que nos hacen creer: nos hacen sentir más solos y más infelices e incluso, menos sociables.
«La idea de los miles de amigos es publicidad engañosa, pero ahí está cada uno para poner sus límites. Vivimos en una sociedad en la que relacionarnos a través del cara a cara es menos usual. Se están reemplazado el café, las sobremesas... Las redes facilitan el contacto pero a saber si son contactos emocionales sanos o no», señala Borges. El uso de las redes también tiene que ver con el miedo a la soledad. «Pensamos que estar en pareja siempre es mejor que estar solo y aquí además podemos ponernos exigentes y rechazar aquellas cosas que sabemos que van a hacer que la relación fracase: descarto al fumador, al fanático del fútbol, etc», señala Sanz.
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