El Papa invita a Blázquez y los nuevos cardenales a «no aceptar la injusticia, aunque beneficie a la Iglesia»
Benedicto XVI asistió a la entrega de birretas a 20 nuevos purpurados
Después de saludar a su predecesor Benedicto XVI con un afectuoso abrazo, el Papa Francisco impuso la birreta de color púrpura a los 15 nuevos cardenales electores, incluido el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española, y a cuatro de los cinco cardenales octogenarios puesto que uno de ellos no pudo viajar desde Colombia.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, encabezó la delegación española, de la que formaban parte los ministros de Asuntos Exteriores, Jose Manuel García Margallo, y de Interior, Jorge Fernandez Díaz, así como el embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutierrez Sáenz de Buruaga.
Antes de imponer a cada uno la birreta y el anillo, el Papa recordó que un cardenal «debe tener un fuerte sentido de la justicia, de modo que no acepte ninguna injusticia, ni siquiera la que podría ser beneficiosa para él o la Iglesia».
Francisco invitó a los nuevos cardenales a «saber amar sin límites», pero no de modo teórico sino manifestándolo en «gestos concretos». Les exhortó a «saber amar con gestos de bondad».
Al mismo tiempo, les advirtió de un peligro: «Tendemos a la envidia y al orgullo a causa de nuestra naturaleza herida por el pecado, y tampoco las dignidades eclesiásticas están inmunes a esta tentación». El egoísmo lleva, a veces, a disfrazar el interés personal con «nobles apariencias».
15 nuevos cardenales
Reconociendo que a un pastor «no le faltan ocasiones para enojarse», Francisco subrayó que la caridad lleva a mantener la calma y «sobre todo, nos libra del peligro mortal de la ira acumulada, "alimentada" dentro de ti que te hace llevar cuenta del mal recibido». Todo lo más, según el Papa, «se puede entender un enfado momentáneo que pasa rápido, pero no así el rencor».
Los 15 nuevos cardenales electores elevan a 31 el número de cardenales nombrados por el Papa Francisco entre los 125 con derecho a participar en el Conclave.
La proporción es ya un cuarto del total, y el año que viene subirá a un tercio, fijando un Cónclave con una mayoría de pastores caracterizados por la humanidad y procedentes, sobre todo, de lugares lejanos de Roma como Hanói, Bangkok, Wellington (Nueva Zelanda), Panamá o Montevideo.
Entre los quince nuevos cardenales electores hay sólo un miembro de la Curia, el francés Dominique Mamberti, presidente del Tribunal de la Signatura, que debe recibir la púrpura por el cargo.
Entre los otros catorce hay muchos presidentes de conferencias episcopales, como el español Ricardo Blázquez, por lo que el Papa está escogiendo a obispos que han recibido de antemano la confianza de sus compañeros.
Hay también cardenales de países que nunca han tenido un purpurado como Cabo Verde, Myanmar o Tonga, pero que contaban con obispos de gran talla humana, muy aptos para enriquecer el colegio cardenalicio.
A pesar este avance en internacionalización, el peso de Europa sigue siendo muy alto -57 de los 125 cardenales electores- debido a una llamativa anomalía: la presencia de 26 cardenales italianos. El segundo país, Estados Unidos cuenta con 11, y los siguientes, España, Francia e India, con 5.
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