La Universidad sigue esperando su gran reforma
Pese al revuelo generado por el decreto que permite grados de tres años, los expertos reclaman una transformación profunda en la enseñanza superior
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La comunidad universitaria se ha agitado en las últimas semanas a raíz del decreto que permitirá reducir la duración de las carreras de cuatro a tres años. Con esta medida, el Gobierno pretende que España se homologue a los principales países europeos y mejore las posibilidades de los estudiantes de acceder al mercado laboral, al tiempo que, sostiene, conseguir un ahorro para las familias.
Sin embargo, por importante que sea este cambio, la tarea de transformar en profundidad la universidad española sigue pendiente. El propio ministro de Educación, José Ignacio Wert, admitía hace unos días en una entrevista con ABC que aún no ha podido acometer la reforma que necesitaría la enseñanza superior y que tendrá que llevarse a cabo en la siguiente legislatura. «Se ha hecho una reforma muy importante, pero puede haber gente que piense, y yo no se lo negaré, que se podía haber hecho una reforma más profunda», reconocía.
El informe de la comisión de expertos que el propio Wert designó para estudiar la reforma incidía en una serie de males crónicos en los que otros expertos vienen coincidiendo. Estos son algunos de los que se señalan de forma recurrente.
Politización
El sistema de gobernanza favorece que la dirección de las universidades tengan un importante sesgo ideológico. De hecho, las elecciones a rector se asemejan a los comicios que se celebran para designar a los representantes políticos. En ellas, el peso del personal administrativo y de servicios (PAS) hace este colectivo condicione en buena medida la gestión del elegido. Los expertos de la comisión para la reforma advertían en su informe de que los procesos de decisión están teñidos con frecuencia de «corporativismo» y señalaban que el actual gobierno de las universidades favorece que los colectivos que las integran, parte interesada y decisoria a la vez, pugnen por sus intereses inmediatos y no por la excelencia académica». También Wert aseguraba a ABC que «el sistema de gobernanza de las universidades es susceptible de una mejora significativa».
Endogamia
La falta de apertura en la selección del profesorado y de los rectores es una de las deficiencias que mayor consenso concita. Datos del Ministerio de Educación sitúan en el 73% el nivel de endogamia, es decir, la incorporación al cuadro académico de candidatos formados en la propia institución. Según César Nombela, rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), con la actual normativa «la endogamia es la característica que define los procesos de acceso al profesorado universitario». En este sentido, «la opción para incorporar o promover al candidato de casa supone la vía más habitual», señala en el último número de «Nueva Revista», la publicación de la Universidad Internacional de La Rioja, dedicado de manera monográfica a las «reformas pendientes» en la universidad española y coordinado por Rafael Puyol.
Falta de transparencia
La opacidad y las deficiencias en la rendición de cuentas figuran también entre los males universitarios de los que se alerta desde distintos frentes. Al final de la pasada legislatura, el anterior gobierno impulsó un acuerdo con las universidades para implantar un sistema común de contabilidad analítica que permita un seguimiento de cada euro de ingreso y de gasto y comparar la gestión de sus fondos. Sin embargo, aún no está en funcionamiento, pese a que se ha superado el calendario fijado inicialmente. El presidente de la CRUE, Manuel López, señala en un artículo titulado «Virreyes cautivos» en la citada «Nueva Revista», señala que el análsis del cumplimiento de la misión y visión de la universidad no sólo debe estar basado en sus cuentas, sino «también en el análisis de parámetros e indicadores rigurosos y homologables que permitan la evaluación objetiva de su actividad».
Financiación
Uno de los problemas crónicos de la universidad es su financiación . Pese a la queja permanente de los rectores de la falta de recursos, los expertos advierten de la necesidad de diversificar las fuentes de las que los obtienen. En este sentido, un informe de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades, en colaboración con la Red Española de Fundaciones Universidad-Empresa, advertía de lo poco que se aprovechaban las investigaciones para obtener fondos para la universidad. En 2011 sólo hubo 212 contratos de licencia y los ingresos por esta vía fueron de 2,4 millones, mientras que las universidades europeas obtuvieron 201 millones y las de Estados Unidos 1.900 millones.
Escasa internacionalización
Ser el destino predilecto de los estudiantes europeos en el programa Erasmus no es suficiente. La internacionalización pasa por atraer al mejor profesorado extranjero y por lograr una mayor proyección en el exterior. En los principales ránkings internacionales de calidad, las instituciones españolas no logran franquear la barrera de las cien más destacadas. El comité de expertos recomendaba reservar un cupo de la plantilla de profesores contratados permanentes a extranjeros de reconocido prestigio, por ejemplo un 1% del total del personal docente e investigador.
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