San Isidoro de Sevilla y la razón de llevar la alianza «en el cuarto dedo»

El erudito español (556-636) decía que el anillo debía colocarse en el anular de la mano izquierda porque una vena comunicaba directamente con el corazón

San Isidoro de Sevilla y la razón de llevar la alianza «en el cuarto dedo» wikimedia

m.a.

Cuenta una leyenda que el senador romano Paulo usaba en su dedo anular un camafeo con el perfil del emperador Tiberio Augusto y que cierto día durante una comida se vio obligado a ausentarse unos minutos por una necesidad fisiológica inaplazable. Al ágape asistía un tal Macrón, un delator famoso que vigilaba cualquier falta de lealtad hacia el emperador, y que vio en esta ausencia la oportunidad de acusar al senador de haber llevado el anillo con el retrato de Tiberio Augusto a un lugar inmundo. Ya iban a desfilar los comensales a dar parte al emperador, cuando un esclavo de Paulo que había tenido la precaución de retirar el anillo a su amo, lo mostró a la concurrencia, poniendo a salvo la vida y los bienes del senador romano.

La historia, que recogía la revista « Alrededor del Mundo » en 1906, muestra cómo en la antigüedad el anillo parecía ser una prolongación de la personalidad. «Dar el anillo era como darse en persona, y de ahí nació el uso de las sortijas de matrimonio», afirmaba la publicación que describía cómo las primeras fueron dobles, con dos chatones o dos piedras idénticas y unidas por un enlace de oro o una sencilla soldadura y «de ahí surgieron más tarde las sortijas llamadas "alianzas", que se llevan comúnmente en el cuarto dedo».

En «La boda por poderes de María de Médicis y Enrique IV» de Pedro Pablo Rubens o de Jacobo Chimenti se muestra al representante del monarca francés en el momento que ponía la alianza a la segunda esposa de Enrique IV en el dedo anular de la mano. Pero, ¿por qué en este dedo?

El « Averiguador Universal » ya respondió hace más de un siglo a esta pregunta que aún hoy se plantean muchos novios antes de casarse. Agustín Granada citaba en 1905 a San Isidoro , que «dice que el anillo nupcial debe llevarse en el cuarto dedo de la mano izquierda, cuya costumbre se observa en muchos puntos de España».

En sus «Etimologías», el arzobispo de Sevilla (556-636) señalaba que «el anillo se pone en el cuarto dedo de la mano porque, como se dice, hay en él una vena, que de allí lleva la sangre al corazón».

También Joaquín Escriche aludía al ilustre sabio andaluz al reseñar esta costumbre en su « Diccionario razonado de legislación y jurisprudencia ». El jurista y político español describía que «los cristianos solían grabar en él el signo de la fe, que se tenía por símbolo de mutuo amor y concordia, y de ahí se creía que vino también el ponerle (sic) y llevarle (sic) en el dedo más inmediato al meñique de la mano izquierda por haber en dicho dedo una vena que llega al corazón, según decía San Isidoro».

Ésa era la creencia heredada de los egipcios y recogida por los griegos, que los romanos, y después los cristianos, adoptaron a la hora de colocar el anillo (los hebreos, sin embargo, se los colocaban en el índice y en India, en el pulgar).

Según la Enciclopedia Católica , los anillos de boda «parecen haber sido tolerados entre los cristianos bajo el Imperio Romano desde un período bastante temprano» y cita como anillo de boda cristiano, por ejemplo, uno encontrado cerca de Arles, del siglo IV o V, con la inscripción «Tecla vivat Deo cum marito seo [suo]».

Durante los siglos XV y XVI, fue muy común que las sortijas nupciales llevaran un lema grabado. En el anillo de Ana de Cleveris , cuarta esposa de Enrique VIII, se leía: «Que Dios me guarde». Curiosa es la inscripción de un anillo inglés conservado en el British Museum : «Te seré tan fiel como la muerte me lo será a mí» y sobre algunas sortijas de los siglos XV y XVI aparece el mensaje «Sin desviarse».

Hoy es más común grabar los nombres junto a la fecha de la boda. También está en desuso el antiguo ritual de boda cristiano, según el cual el novio colocaba primero el anillo en el dedo pulgar de la novia y lo pasaba al dedo índice y corazón invocando a la Santísima Trinidad antes de finalizar con un amén al dejarlo en el dedo anular.

¿Mano izquierda o derecha?

La tradición de colocar el anillo de matrimonio en el dedo anular de la mano izquierda, que un edicto del rey de Inglaterra Eduardo VI convirtió en ley en el siglo XVI, se mantiene en el Reino Unido, Estados Unidos, Irlanda, Canadá, Australia, México, Brasil, Chile, Italia, Francia o Suecia, entre otros.

En España también es más común llevarlo en la mano izquierda en Cataluña y en la Comunidad Valenciana, pero en el resto del país es costumbre que los casados luzcan su alianza en la mano derecha y así se suele llevar también en Alemania, Grecia, Rusia, India, Colombia, Venezuela Argentina, Uruguay o Polonia.

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