Las carreras de tres años supondrán un ahorro de 150 millones a las familias
El Gobierno aprueba una reforma que permite a las universidades reducir los grados y alargar los másteres
El Consejo de Ministros dará luz verde hoy a la mayor transformación en el sistema universitario español desde la incorporación de España al proceso de Bolonia. Un decreto impulsado por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, permitirá a las universidades ofrecer a partir del curso que viene títulos de grado de tres años (180 créditos), y no sólo de cuatro (240 créditos), como se decidió en 2007, con la adaptación del sistema universitario español al Espacio Europeo de Educación Superior.
El Ministerio de Educación defiende este cambio en la necesidad de que España se equipare a la mayor parte de los países europeos, donde el sistema 3+2 (tres años de grado y dos de máster) es dominante.
Pero enfrente va a tener a buena parte de los rectores, que consideran que la existencia de una misma titulación que en una universidad se ofrezca con tres años y en otra con cuatro generará una enorme «confusión».
Se oponen también asociaciones de padres y de estudiantes y de sindicatos, que ayer comenzaron a concentrarse frente a los rectorados y que creen que la medida elevará el coste de los estudios, ya que consideran que, para ser competitivos, no basta con estudiar el grado, sino también un máster que especialice la formación.
El Ministerio lo niega tajantemente. La secretaria de Estado de Educación, Universidades y Formación Profesional, Monserrat Gomendio , recordó ayer, en una entrevista en la cadena Cope, que, en el llamado proceso de Bolonia, España optó por un «sistema rígido» para implantar de forma obligatoria grados de cuatro años y másteres de uno, mientras que los países más avanzados escogieron otro más flexible con grados de tres, cuatro o cinco años y los másteres de uno o dos años. He aquí las claves de la reforma:
Los grados de tres años no son obligatorios
Con el nuevo decreto, las universidades podrán reducir la duración de algunos grados de cuatro a tres años y de implantar másteres de uno y dos. ahora bien, según recalcó, se trata de modificaciones voluntarias, que podrán adoptar si quieren y cuando quieran.
Ahorro para las familias
Frente a las críticas que alertan de un encarecimiento de las carreras, Gomendio defendió que la medida supone, en cambio, un ahorro para las familias. En la actualidad, se obliga a los estudiantes españoles a cursar en un año más la misma titulación que sus homólogos europeos, por lo que, en caso de que todas las universidades fueran a este sistema, en tasas universitarias los estudiantes se ahorrarían unos 150 millones de euros. El alojamiento y el mantenimiento no se considera en ese cálculo.
Diferencia con Europa
La secretaria de Estado también destacó los numerosos problemas que ocasiona el modelo ahora existente a la hora de homologar los títulos de España en otros países y viceversa.
Con la reforma, y de forma general, será cada universidad la que opte por un sistema de tres años de grado y dos de máster (3+2) para según qué titulaciones o de cuatro años de grados y uno de máster (4+1).
Quedan fuera ingenierías y arquitectura
No obstante, Gomendio ha asegurado que no en todos los casos en los que los grados se reduzcan a tres años los másteres tendrán que ser aumentados a dos. Quedan fuera de este sistema las carreras reguladas como ingenierías, arquitectura o ciencias de la salud «que tienen su propia normativa», ha recordado.
La número dos de Educación ha asegurado que en los másteres obligatorios –que habilitan las profesiones reguladas– «las tasas son las mismas que para los grados», que sólo los cursan el 10 % de los estudiantes y que «no hay diferencia con las tasas que puedan implantar las universidades».
«Sólo un 20% de los estudiantes cursan másteres que no son obligatorios para poder ejercer su profesión, una proporción que ha calificado de «muy pequeña» y ha negado que éstos tengan que incrementarse a dos años.
Otras reformas pendientes
Tras este decreto queda pendiente para completar la reforma la modificación de los requisitos para acreditarse como profesor titular o catedrático, para lo que se implantarán unos estándares equivalentes a los internacionales y establecer los requisitos para crear universidades, apuntó Gomendio.
Con el rechazo de los rectores
El presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas ( CRUE ), Manuel López, valora el trabajo realizado con el Ministerio desde el pasado julio para discutir esta reforma, con «sugerencias hasta el último momento». Según explicó a ABC, los rectores consideran que «hubiera sido mejor esperar un poco, tenerlo más maduro, pero el Ministerio siempre ha tenido interés en sacarlo pronto». En este sentido, le pidieron que, si pretendía aprobar ya el decreto, aplicara una moratoria de dos años. «Imagínese que una universidad pone un grado de tres años y otra al lado, de cuatro. Esto produciría mucha confusión», asegura Manuel López.
A su juicio, «se pueden obtener las mismas competencias con menos tiempo y dinero». Para evitar este tipo de problemas, señaló, los rectores siempre han planteado «que haya tiempo suficiente» y que se vea «qué títulos van a tres o a cuatro, que se tenga en cuenta que las comunidades autónomas tienen capacidad normativa y hay que actuar para que no existan diferencias entre comunidades u otras». «Que no se pierda homogeneidad –pidió–. Parece lógico que un titulo tuviera misma duración en todo el territorio».
Para el presidente de los rectores, «no es cuestión de que cada universidad pueda hacer lo que quiera». «Parece razonable que sea de tres o de cuatro años en todo el territorio nacional. Me parece que puede haber de tres o de cuatro, pero no que uno mismo sea de tres o de cuatro, incluso en la misma ciudad».
El próximo lunes está convocada una reunión de la CRUE para adoptar una posición conjunta y actuaciones coordinadas «para evitar esa confusión», señaló López. Según dijo, los estudiantes también «piden mayoritariamente que se haga así».
El presidente de la CRUE abogó por la «libre competencia», pero «no a base de confundir en algo en lo que España tiene una tradición, que la titulación tiene una duración determinada».
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