Los perros, «doctores» de cuatro patas que detectan el cáncer y la epilepsia
Gracias a su potente olfato, los perros saben cómo huelen algunas enfermedades
Hay personas que tardan años en saber que están marcadas por el cáncer. «Black», un perro adiestrado en el centro «Argus Dog» de Barcelona, dedicado al adiestramiento de canes para la detección de enfermedades, es capaz de tener esta información en solo minutos.
Con un olfato hasta diez mil veces superior al de los humanos, los perros pueden descubrir si una persona padece un tumor maligno, si va a sufrir un brote epiléptico, migrañas o algún episodio de alergia. Saben perfectamente cómo huelen estas enfermedades.
Diversas investigaciones, entre ellas un estudio de «The Lancet» de 1989, han confirmado que estos animales, considerados los mejores amigos del hombre, pueden identificar a personas afectadas por tumores en la vejiga, ovarios, piel y pulmón. Revelan, asimismo, que las células cancerígenas producen una basura metabólica diferente a la de las células sanas. Entre esos marcadores hay algunos compuestos volátiles que los animales pueden detectar con precisión en las heces, la orina o el aliento del enfermo.
Eficaces detectores de patologías
Desde el centro «Argus Dog» de Barcelona, que dirige Ingrid Ramon, se adiestra a canes para convertirlos en eficaces detectores de patologías. «Los preparamos para que sean una alerta ambulante, que acompañen a las personas para que puedan advertirles de un posible brote de epilepsia, de una bajada de azúcar...», explica Ramón, que ha colaborado con el cuerpo policial de Estados Unidos formando a perros para la detección de explosivos. Después de seis meses de entrenamiento, sus perros están capacitados para saber si una persona padece un cáncer, sufrirá un brote epiléptico o tendrá una bajada de azúcar. «Formamos a perros para que se anticipen y avisen de la aparición de un episodio médico», explica Ingrid Ramón.
Actualmente, «Argus Dog» trabaja en un proyecto de educación de perros para la detección de hipoglucemias de diabetes tipo 1. El proyecto, denominado «Amicus Canis», consta de dos fases. Una científica, liderada por el doctor Ramón Gomis, y otra que dirige Ingrid Ramón desde la Universidad Autónoma de Barcelona.
Esta última fase, de adiestramiento de canes, está en marcha, aunque la primera, dirigida a crear una nariz artificial capaz de detectar las sustancias volátiles que emiten los pacientes cuando van a sufrir hipoglucemia, se ha paralizado por falta de financiación.
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