El Papa escribe una carta de Navidad a los cristianos perseguidos en Oriente Medio
Asegura que «el diálogo interreligioso es el mejor antídoto contra la tentación del fundamentalismo»
Con el recuerdo vivo de sus encuentros con refugiados en Jordania y Palestina el pasado mes de mayo, el Papa Francisco ha escrito una carta de Navidad a los cristianos perseguidos de Medio Oriente «a sabiendas de que para muchos de vosotros las notas de los villancicos estarán mezcladas con lágrimas».
El Papa les confirma que «sigo cada día las noticias con inmenso sufrimiento» por una situación «agravada en los últimos meses» a causa de «la actividad de una reciente y preocupante organización terrorista de unas dimensiones nunca antes vistas, que comete todo tipo de abusos y practicas inhumanas». Siguiendo la costumbre diplomática de la Santa Sede, el texto no menciona por su nombre al Estado Islámico , pero la referencia no puede ser más clara.
Francisco recuerda igualmente a «otros grupos religiosos y étnicos que sufren también la persecución», mencionando específicamente a los yasidíes. Manifiesta su veneración por los cristianos «a los que en los últimos tiempos se les ha pedido el sacrificio de la vida», y reza por la liberación de «las personas secuestradas, entre las que se cuentan algunos obispos ortodoxos y sacerdotes de diversos ritos».
Pero incluso en ese cuadro dantesco, el Papa invita a los cristianos a «dar siempre testimonio de Jesús en medio de las dificultades», intentando favorecer la paz entre los ciudadanos y países.
El Santo Padre les confirma que «vuestros intentos por colaborar con personas de otras religiones, con judíos y musulmanes, es otro signo del Reino de Dios. El diálogo interreligioso es tanto más necesario cuanto más difícil es la situación. No hay otro camino».
Aun consciente de los riesgos, el Papa insiste en que «el diálogo basado en una actitud de apertura, en la verdad y el amor, es también el mejor antídoto contra la tentación del fundamentalismo religioso».
Por eso les recuerda que «podéis ayudar a vuestros conciudadanos musulmanes a presentar con discernimiento una imagen más auténtica del Islam, como quieren muchos de ellos, que repiten que el Islam es una religión de paz».
Al mismo tiempo, como hizo el pasado mes de noviembre en su encuentro con líderes musulmanes en Turquía, el Papa insiste en que la escalada de violencia en nombre del Islam «exige por parte de todos los líderes religiosos una postura clara y valiente, para condenar unánimemente y sin rodeos esos crímenes, y denunciar la práctica de invocar la religión para justificarlos».
El Papa envía consejos específicos a los jóvenes y a los ancianos, y termina urgiendo a la Comunidad internacional «para que venga en ayuda de vuestras necesidades», promueva la paz y ataje la violencia.
En su despedida menciona implícitamente a su deseo de viajar a Irak pues reitera su esperanza de poder «ir en persona a visitaros y confortaros».