Peregrinación franciscana en Brooklyn
Los manuscritos más importantes relacionados con San Francisco de Asís salen por primera vez de Italia para exponerse en Nueva York
«A todas las autoridades y cónsules, jueces y gobernantes de todos los lugares, y a todo aquel que reciba esta carta, el hermano Francisco, vuestro siervo en Dios, pequeño y humilde, a todos os desea salud y paz». El arranque de la carta de San Francisco de Asís «a los gobernantes de los pueblos» encaja a la perfección con el desembarco del patrón italiano en Nueva York, centro de poder financiero, político y cultural del mundo.
Desde mediados de noviembre, los documentos más antiguos e importantes que se conservan relacionados con San Francisco de Asís están en la Gran Manzana. Primero pasaron dos semanas en la sede de Naciones Unidas y la semana que viene se abrirán por fin al público en una exposición en el Borough Hall de Brooklyn. Este edificio de estilo neoclásico fue la sede del ayuntamiento de Brooklyn hasta que la ciudad se fusionó con Nueva York en 1898, y pasó a ser un distrito (‘borough’).
Es un grupo de 19 manuscritos y piezas de los siglos XIII y XIV, custodiados en el Convento de San Francisco, en Asís. No es habitual que estos tesoros viajen muy lejos. De hecho, es la primera vez que salen de Italia, con lo que la peregrinación hasta este edificio administrativo de Brooklyn ha causado expectación.
El arzobispo Bernardito Auza, nuncio del Vaticano ante Naciones Unidas, aseguró en la llegada de los manuscritos a Nueva York que el proceso, difícil y costoso, de llevar estos «invaluables documentos» hasta esta orilla del Atlántico «vale la pena, porque creemos que los valores que San Francisco practicó y predicó son también los valores fundamentales de Naciones Unidas, esto es, paz, el desarrollo armonioso y en hermandad de los pueblos y el amor a la naturaleza».
Algunos de los manuscritos fueron sometidos a trabajos de restauración que se alargaron hasta cinco meses, dirigidos por el padre Pierangelo Massetti en la abadía de Praglia, cerca de Papua.
Entre las piezas de la exposición, destaca el Código 338, fechado entre 1224 y 1226 (el año en que murió Francisco de Asís). Entre otros escritos, contiene el «Cántico de las Criaturas», considerado el primer poema en lengua italiana y una obra maestra de espiritualidad. En sus versos, el santo de los pobres y los olvidados agradece a Dios la creación del «hermano sol» o la «hermana agua». El Código –en el que se detecta la mano de al menos nueve escribanos- incluye otros escritos de gran importancia, como la redacción de la Regla de los Frailes Menores. Todo indica que la mano de San Francisco no escribió estos textos, que probablemente dictó. Pero sí que su mano tocó las bulas papales de Honorio III y Gregorio IX que también están en la muestra.
Otro de los tesoros es un pergamino con el relato más antiguo de la vida de San Francisco, encargado cuando se aprobó la canonización del santo, en 1228. Se expone también otra biografía, más extensa, escrita por el padre Tomás de Celano en la década de 1240.
La muestra, que estará abierta hasta el 14 de enero, precede la llegada de otro Francisco a tierras estadounidenses. El mes pasado, el Papa anunció que visitará Filadelfia el próximo año, en septiembre, durante el Encuentro Mundial de las Familias . Con mucha probabilidad, el Papa Francisco visitará Washington y Nueva York, donde podría coincidir con la Asamblea General de Naciones Unidas.