La Cumbre de cambio climático busca un acuerdo universal y vinculante
Los países trabajan desde este lunes en Lima para allanar el camino que lleve a alcanzar un acuerdo de reducción de emisiones en París a final de 2015
Se busca un acuerdo universal y vinculante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que permita contener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados, límite considerado seguro por los científicos. Estos compromisos de reducción deben empezar a ponerse negro sobre blanco en la Cumbre de la Convención de Cambio Climático que comienza este lunes en Lima (Perú), y durará hasta el próximo día 12.
El objetivo de reducir en un 40% los gases de efecto invernadero acordado por los dirigentes de la UE en octubre, junto con el posterior anuncio de los EE.UU. (reducir entre un 26-28% sus emisiones en 2025 sobre 2005) y China (limitar sus emisiones en 2030, aunque sin decir cifra, y generar en esa fecha el 20% de su energía de fuentes renovables) sobre sus objetivos futuros, ponen de manifiesto la determinación mundial.
Sin embargo, es necesario que se sumen más países y con objetivos ambiciosos de reducción de emisiones. Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención de la ONU de Cambio Climático, destaca la importancia de la cita de Lima para llegar a “un borrador equilibrado, bien estructurado y coherente de camino a la Conferencia de París de 2015, en la que las naciones se han comprometido a llegar a un nuevo acuerdo universal sobre el cambio climático”.
Acuerdo vinculante
En este camino a París ya nadie habla de protocolo o tratado internacional, sino de acuerdos jurídicamente vinculantes. Se trata de evitar el largo proceso de ratificación que conlleva un tratado internacional, y abortar así cualquier baja en el camino como ocurrió con el Protocolo de Kioto. Desde que en 1997 se firmara en esa ciudad japonesa, el protocolo fue perdiendo adeptos y actualmente está vigente un segundo periodo de cumplimiento, que se extiende hasta 2020, pero ese compromiso solo vincula a la Unión Europea, Noruega, Australia y Croacia, cuyas emisiones solo representan el 15% del global. Ni Estados Unidos -primer emisor per cápita y segundo tras China en cifras absolutas- que nunco ratificó el protocolo de Kioto, ni Japón, Canadá y Rusia, que acabaron abandonando el acuerdo, están obligados a reducir emisiones antes de 2020, cuando se quiere que empiece a funcionar el nuevo acuerdo que ya englobaría además a los grandes emergentes: China, India y Brasil.
Esta vez los políticos tienen un mandato claro de los científicos, que en la quinta Evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) han instado a tomar acciones urgentes para evitar impactos “graves, generalizados e irreversibles a nivel mundial” . Para evitar un aumento de temperatura de 2ºC sobre el nivel preindustrial el informe del IPCC recomienda llegar a un nivel cero de emisiones cerca de 2100, para lo que habría que reducirlas entre un 40 y un 70% en 2050 y desterrar definitivamente los combustibles fósiles de nuestra vida.
Para Mar Asunción, responsable del Programa de Cambio Climático de WWF España, “la ciencia es clara, la población cada vez es más consciente y además existen oportunidades para la transición hacia un modelo de desarrollo bajo en carbono. El escenario está preparado para que los representantes de los países que acuden a esta cumbre estén a la altura y allanen el camino que nos conduzca a un acuerdo climático global en 2015 con la ambición y la equidad necesarias”.
Por su parte el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, quien representará a la UE junto a Gian Luca Galletti, ministro de Medio Ambiente de Italia, que ostenta la presidencia del Consejo de la UE, explica que «Lima es un paso esencial hacia París, donde tenemos una oportunidad histórica para abordar el mayor reto al que se enfrenta nuestro planeta en la actualidad. El acuerdo definitivo que se alcance en París debe reflejar la realidad económica actual. Eso significa que necesitamos que cada una de las grandes economía desempeñe el papel que le corresponde. Europa tomó la delantera anunciando su propio objetivo. China y los EE.UU. no tardaron en responder. Ahora esperamos que los demás grandes emisores se unan a nosotros. El tiempo apremia: hay que pasar a la acción».
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